Estos días incluso planchar a cambiado de significado. Hasta hace sólo un par de semanas la meta era dejar la ropa lisa. De hecho había prendas más sufridas (como los vaqueros) a las que con frecuencia indultaba. Una pinza por aquí, otra lo más lejos posible y arreglado.
Hoy, sin embargo, mi mente pensaba más en aniquilar bichos que en el aspecto de la ropa. No recuerdo haber repasado tanto cada manga, cada pernera, cada cuello en toda mi vida.
No digo que vaya a salir a la calle más compuesto, pues más de un pliegue equivocado ha quedado marcado como un tatuaje. Lo que sí confirmo es que la paranoia con la que voy al trabajo la traigo puesta de casa.
Cómo te comprendo!!.
ResponderEliminarYo estoy en casa y tengo ansiedad y miedo. No por el hecho de estar en casa, sino por las circunstancias.
Cuándo acabará todo?.
Mucha suerte y ánimo.
Un fuerte abrazo.
Al final voy a planchar hasta las hojas de lechuga. Ya verás tú.
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