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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

jueves, 27 de diciembre de 2012

118.359. ¡Infame!



Infame, no se me ocurre otra palabra. Una cifra infame, un gobierno infame, unos políticos infames, una sociedad infame.

El Ministerio de Sanidad ha hecho pública la cifra de abortos perpetrados "legalmente" en España durante el 2011, la misma asciende a 118.359 abortos. Desde su despenalización en 1985 la cifra total es de 1.693.366 abortos.

A lo largo de 2011 se produjeron 590.358 embarazos, lo que supone que uno de cada cinco concluyeron en un aborto provocado.

No merecemos nada. Repito, NADA. O, más bien, nos merecemos el fin que nos aguarda como sociedad si no rectificamos, y pronto.

Con este reguero de muerte tan descomunal no me vale el argumento de casos límite, privilegio de ricos, que otros lo hacen, no sé qué derechos de la mujer. ¡¿De la mujer?! Al menos el cincuenta por ciento de las víctimas son mujeres, y no hablemos de países como China o la India donde se proscriben la ecografías porque de lo contrarío no quedaría una niña viva.

¡Estamos hablando de cifras de auténtico genocidio, no de marginalidad! Más de cien mil abortos por año es la prueba insoslayable de una sociedad corrompida hasta los tuétanos, por acción y por omisión. A todos nos salpica; a todos. No se trata de mirar al de al lado. Debemos mirarnos a nosotros mismos y preguntarnos, ¿y ahora, qué? Esto va contigo y conmigo. El silencio y la inacción son cómplices.

Cada niño asesinado ya no volverá. Se ha ido, para siempre. Hay que parar este horror ya.

domingo, 23 de diciembre de 2012

jueves, 20 de diciembre de 2012

Flash Gordon hizo a mi padre republicano




A causa de Flash Gordon mi padre apoyaba al Ejército Popular. Suena raro, pero es así. Cuando la guerra civil estalló, mi progenitor tenía diez años. Él no sabía de política, ni sentía la menor inclinación por ella. A él le llamaban otras cosas mucho más interesantes, como ir con su pandilla a liarse a pedradas con los del barrio del Boterón o coger caramelos en la fábrica cercana. Tampoco recuerda que en casa se prestara excesiva atención a la política.
Él fue el primero de los hermanos en nacer en Zaragoza. Cuando el dieciocho de julio de 1936 España se rompa del todo, quedará en la llamada zona nacional. Tres de sus hermanos serán movilizados para combatir junto a los alzados. Uno había sido cenetista, como buen metalúrgico; otro falangista, aunque al estallar el conflicto hacía un tiempo que se había apartado aquella disciplina; y el mayor de todos, aquel a quien los demás tenían como modelo, se había volcado en sus estudios de Derecho. Moriría en combate como alférez provisional de Regulares, a pocos meses del fin de la contienda; y ya para siempre en la memoria familiar sería el mejor de los hermanos.



Pero antes de que esto sucediera mi padre era aficionado a los tebeos. El que más le gustaba era “El Aventurero” (el gran semanario de las portentosas aventuras) en el que aparecían “Las aventuras de Flash Gordon”. Mundos lejanos, extraños seres y retos imposibles. Sólo había un problema, aquellos cómics se imprimían en Barcelona, y como la capital catalana había quedado en la zona republicana, los tebeos no llegaban.
Un día la prensa anunciaba que una columna anarquista venía para Zaragoza. Mi padre no veía revoluciones libertarias ni banderas rojinegras, sino camiones rebosantes de revistas de Flash Gordon. ¿Conseguirían llegar por fin? Pero el ataque era neutralizado. Otro día unos guardias civiles se animaban a avanzar, pero también era rechazados, no sin antes sufrir algunas deserciones. Al final, se quedó sin Flash Gordon durante toda la guerra. Cuando la contienda concluyó, él se había convertido en un adolescente y sus gustos y responsabilidades habían cambiado. Además, ahora era Europa la que se sumergía en una brutal guerra todavía más larga y descomunal.

Ironías de la vida. Los tebeos de Flash Gordon acabarían volviendo a España, pues la división Este-Oeste puso al régimen de Franco del lado norteamericano. Posiblemente, si hubieran triunfado el Frente Popular, el superhéroe habría dejado de llegar. Pero esa es otra historia.
 

domingo, 16 de diciembre de 2012

La respuesta de la muerte

Agosto de 2012. Tres soldados neozelandeses han muerto en Afganistán. Cuando trasladan sus restos, sus compañeros de armas les rinden homenaje con el ritual maorí del haka.

En su danza guerrera retan a la mismísima muerte. Impresiona el ímpetu con que se entregan. Danzan, gritan, hacen muecas, pero la muerte acaba por darles su eterna respuesta: el silencio. A nada responde, a nada se pliega, todo lo ignora.

Derrotados, se retiran abatidos.

La última enemiga en ser vencida será... la muerte.


martes, 11 de diciembre de 2012

¡¡¡¡¡ Alucinante !!!!!

Cada vez...





está...





más...





y más cerca.




Próximamente: "MABEL, LA PRINCESA DE ÍNCAPUT"



Un pequeño reino amenazado.

Una princesa de doce años llena de sueños e inquietudes.

Una misión en la que han perecido los más arrojados caballeros.

Y una cuenta atrás no apta para cardiacos.


La Editorial Didaskalos se complace en presentar ¡¡¡la mayor aventura épica de todos los tiempos!!!

Ilustrada por la formidable artista Elia Fernández Mazariegos y escrita por el perturbado autor Rafael Hidalgo Navarro, podrá disfrutar de aventuras, amor, intriga, humor, aventuras, luchas, traiciones, sorpresas, aventuras, romanticismo, drama, comedia, y más aventuras.

La crítica ha sido unánime: la mejor novela juvenil de la última década.


Emilio Salgari ha dicho: "Si Sandokan hubiera conocido a Mabel, no sólo vence a los ingleses, sino que entra en Londres montado en un elefante y lo aparca en mitad de Downing street".

Jack London: "Los escalofríos que he sentido leyendo Mabel no los tuve ni cuando estaba en el Yukón a cincuenta grados bajo cero tomando un maracuyá con hielo".

Edmundo de Amicis: "Mabel es el marcapasos que necesitaba Corazón ".

J.K. Rowlling: "Si Mabel se me llega a ocurrir a mí, pongo a Harry Potter a barrer con su escoba y me voy al reino de Íncaput".

Michael Ende: "¡Menos mal que Bastián no conoció a Mabel, si no para rato se pone a rescatar a la Emperatriz Infantil!"



MABEL, LA PRINCESA DE ÍNCAPUT
La aventura pronto va a comenzar...


sábado, 8 de diciembre de 2012

Mi amigo José Vicente, que no calla ni debajo del agua


Hace unos días hablaba de mi amigo José Vicente Reina. En dicha entrada incorporaba unos enlaces para quien quisiera escuchar unas charlas que ha dado en su parroquia.

Pues bien, ¡me he hecho con otras dos! Estas tratan sobre el Adviento. Bueno, al menos nominalmente, porque luego, para variar, va a su bola.

A quien pueda interesar, aquí las tiene:

Charla 1ª de Adviento.

Charla 2ª de Adviento.


Si a alguien le dejan indiferente, que vaya echando el currículum para el rodaje de la segunda parte de Planeta Zombi.

viernes, 7 de diciembre de 2012

La hierba al viento


Dejo volar mi mirada a través de la ventilla del coche. Estoy detenido en el semáforo. El cierzo sopla con fuerza agitando el césped que hay junto a la vía del tranvía. La hierba parece aferrarse a la tierra. Un pensamiento me asalta: “esa es su única preocupación, mantenerse en tierra”. Pero enseguida me doy cuenta de que no, ni tan siquiera eso le preocupa. De hecho, nada, absolutamente nada le preocupa. La vida de la hierba es apacible, siempre a merced de lo que venga.

Estoy cansado. Hay vientos que embisten. Necesito sosiego, dejarme mecer, sin preocupación, ligero.

El semáforo se ha puesto verde. Debo continuar.

martes, 4 de diciembre de 2012

Descubriendo un tesoro multicolor



Los mayores tesoros no están en una cámara blindada del Banco de España. Tampoco son custodiados por forzudos guardas de seguridad, o por cámaras de vigilancia con sofisticados mecanismos electrónicos. No cotizan en bolsa, ni fluctúan en función de la prima de riesgo. Los mayores tesoros del mundo están en sencillas aulas, al cuidado de maestras vocacionales y deseando jugar.

Ayer lunes (3 de diciembre) tuve el privilegio de asistir a uno de esos Sancta Santorum de la dicha. En concreto, al Colegio Público Tenerías de Zaragoza. He de aclarar que una de sus alumnas es mi sobrina Carmen, de la que ya he hablado en alguna entrada de este blog. En la foto inicial aparece sentada sobre mí.

Allí pude ejercer de cuentacuentos, escenificando “Crispín y el dragón Agamenón”. El público se entregó a tope. Gritamos juntos llamando a la oveja “Clarita”. Reímos a carcajadas imaginando los coscorrones que se daban los malos al huir de Agamenón. Y aplaudimos a rabiar el ingenio de Crispín.

Fue una sesión doble. La primera con las dos clases de primero de Infantil (3 años) y una de segundo de Infantil (4 años) –foto final-, y la segunda sesión con la otra clase de segundo y las dos de tercero de Infantil (5 años) –foto de encabezado-. Yo, desde luego, los tendría enchufados y les daría un diez a todos, pero como no pongo las notas, me tuve que conformar con dejarles algunos globos y dibujos para colorear.

Recibí besos, abrazos, explicaciones pintorescas sobre juguetes por parte de varios niños y sonrisas a montones. Vamos, que puedo garantizar que jamás he salido tan rico de un banco.

El futuro se está escribiendo en esas aulas, y yo he tenido la impagable fortuna de participar en los más jugosos trazos de esa historia. ¡Me ha tocado la mejor parte!

¡Muchas gracias, chicos y "seños" de Tenerías! Como dijo MacArthur, ¡volveré! Como para perdérmelo.



lunes, 3 de diciembre de 2012

"Adiós Manoplas", una genialidad para los más pequeños


Hay algunos libros tan redondos, entrañables y especiales, que me hacen pensar: "ojalá lo hubiera escrito yo. ¿Cuándo podré hacer algo semejante?" Recientemente me ha pasado con uno titulado "Adiós Manoplas". Escrito por Benjamín Chaud y editado por Kókinos, cuenta cómo un niño siente que se ha hecho mayor y decide abandonar a su aburrido conejo en el bosque. De la determinación inicial, pasará al remordimiento y, finalmente, a la búsqueda de la rectificación.

Está escrito en primera persona, con muchísimo salero y una aplastante lógica infantil.

No me puedo arrogar el mérito de haberlo descubierto, fue mi compañera de lecturas de cinco años la que halló aquel tesoro al que acude siempre que puede. ¡Ella sí que sabe!

Absolutamente recomendable. Un 11 sobre 10.