"La mujer (corre el riesgo de)... hacer una de estas dos cosas o las dos juntas: imitar al hombre o rehuir al hombre. Son los dos escollos de las feministas. Esto es un tremendo error. Precisamente es una renuncia a la propia condición de la mujer".
"El entusiasmo hacia la mujer (...) Díganme ustedes: ¿existe socialmente el entusiasmo hacia la mujer? ¿Tienes ustedes, los hombres que me escuchan, repito, socialmente, entusiasmo hacia la mujer? Díganme las mujeres: ¿se sienten objeto de entusiasmo? (...) Me gustaría equivocarme pero yo creo que el entusiasmo hacia la mujer ha muerto hace bastantes años, ha desaparecido, y no quedan más que supervivencias individuales y excepcionales.
Esto es gravísimo. Y hay algo todavía más grave. No es ya que el entusiasmo por la mujer no exista; es que se quiere que no exista. Y donde quiera que aparezca una vislumbre de entusiasmo por la mujer, será perseguida, será zaherida, será hostigada, será, si es posible, exterminada":
Estas palabras fueron pronunciadas no hace unos días, ni unos meses, sino más de cuarenta años, en concreto en 1975 por don Julián Marías. (Para los interesados, minutos 14 y 20)