El Estado de Misisipi va a cambiar su bandera para despojar de la misma el emblema confederado al considerar que en su origen tiene connotaciones racistas.
Mientras, estatuas de diversos personajes históricos son "evacuadas" cuando no pintadas y derribadas por la furia iconoclasta. Así, la estatua de Roosevelt a caballo escoltado por un negro y un indio ha sido retirada del Museo de Historia Natural de Nueva York, la de Colón que habitaba un parque en San Luis desde hace 134 años parte rumbo desconocido a bordo de un camión, y la de Churchill en Londres ha tenido que ser emparedada como don Mendo para protegerla de la furia de las turbas.
Pero la ola de indignación puritana no ha quedado contenida dentro del mundo anglosajón. También en nuestras latitudes los símbolos del pasado son atacados por no cumplir los exigentes cánones de nuestra excelencia moral. Así, la estatua de Colón en Barcelona, uno de los símbolos de la ciudad desde que fuera colocada en 1888 con motivo de la Exposición Universal, ha sufrido diversos ataques físicos y verbales, materializados en la solicitud de su retirada por parte de líderes de grupos políticos contrarios al colonialismo español ¡¡y norteamericano!!
Si el machismo, el racismo y la discriminación nos resultan tan insoportables hasta el punto de no tener en cuenta consideraciones de carácter histórico o cualquier otra circunstancia relevante, ¿cómo es que sigue ondeando la ikurriña araniana? ¿No profería don Sabino, su inventor, perlas como aquella de que el simple roce con los maketos producía inmoralidad, de que la raza euskeriana (sic) era sustancialmente distinta a la española y por supuesto superior, laboriosa, y no perezosa y vaga como la otra? "¡Cuándo llegarán todos los bizkainos a mirar como enemigos suyos a todos los que les hermanan con los extranjeros y enemigos naturales suyos!", exclamaba doliente en el número 22 de Bizkaitarra. "El bizkaino es de andar apuesto y varonil; el español o no sabe andar, o si es apuesto, es tipo femenino".
Ofrenda a Sabino Arana
Tampoco en Cataluña, donde como se ha señalado los nacionalistas quieren borrar reminiscencias impías como las de Cristóbal Colón, tienen mucha intención de cambiar nombres de calles y monumentos erigidos en honor a personajes no tan pretéritos y sí recalcitrantemente racistas como Pompeu Gener, Bartelomeu Robert y tantos otros.
Llegados a este punto a uno le asaltan algunas dudas. Por ejemplo: ¿racismo es discriminación a una raza sea cual fuere, o sólo se da para ciertas razas específicas? ¿Lo correcto y lo incorrecto depende de la bondad del hecho juzgado o de si quien lo realiza es de los míos?
A veces, qué miedo dan "los buenos".