Estimado Kenneth:
Permíteme la familiaridad en el trato pero es que he vivido unas cuantas aventuras contigo desde hace mucho tiempo. Entre otras cosas he de hacerte un reproche, un
único reproche, pero antes de ello te diré gracias.
Gracias por Shakespeare, por ejemplo. Cuando tantos celebraban
Los amigos de Peter, yo disfrutaba con Enrique V y su memorable
día de San Crispín. "Nos pocos, nos felices pocos, banda de hermanos..."
Qué decir de
Mucho ruido y pocas nueces, que también dirigiste, y tu divertida interpretación de Benedicto.
Con
Hamlet pienso que pasó algo. Fue tu apuesta, tu gran apuesta.
Hamlet entero, de pe a pa. Sin tregua. El público ya estaba preparado, o debería... No sé, quizá me equivoco y te diste por satisfecho con su tímida acogida a pesar de su grandeza, pero quizá...
Luego marchaste a Estados Unidos y me costó reconocerte en el tipo de películas que hacías. ¡¿
Wild, Wild, West?! ¿Qué fue aquello? ¿Y
Promesas incumplidas? ¿A qué vino?
Pero en fin, hoy me has dado a disfrutar de otro clásico:
Asesinato en el Orient Express. Película que destila esmero, amor por la belleza, oficio, respeto a la obra original sin perder de vista el medio en que te mueves, y muchas otras cosas buenas. A buen seguro que Agatha Christie, donde quiera que se encuentre, estará satisfecha con el resultado.
No obstante te he dicho al principio que guardaba para ti un reproche. Creo que va siendo hora de ponerlo de manifiesto. Iré directo al grano. Kenneth, ¿por qué tuviste que nacer británico? ¿Por qué no abrieron tus ojos en esta tierra llamada España?
Nuestros directores no sienten especial interés por los clásicos (tal vez ninguno), tampoco por nuestra historia, y cuando la tocan, ¡ay madre! ¡Temor y temblor! ¡Menuda sesión de autoflagelación y baño de leyenda negra!
Recuerdo una directora, fallecida hace ya veinte años, que se atrevió con una obrita de Lope de Vega,
El perro del hortelano. A ver, no era el
Cyrano de Bergerac interpretado por Depardieu, pero bueno, al menos abría nuevas posibilidades. Murió ella y se bajó el telón; hasta hoy.
En fin, amigo Branagh, probablemente si hubieras nacido en España te tendrían barriendo platós o en la cola del paro, con lo cual, bien pensado, poco reproche se te puede hacer.
Te deseo muchos éxitos y nosotros que los disfrutemos.
Con afecto y admiración te saluda:
Rafael