¡Qué lista es mi chica!
Mi hija pequeña se ha echado todo el yogurt líquido por encima. Le había advertido varias veces que dejara de enredar, pero no ha hecho caso y ha pasado lo que tenía que pasar. Se declara culpable pero inmediatamente se absuelve:
- Papá, se me ha caído el actimel, pero no pasa nada.
Lo cierto es que la coletilla final acompaña todas sus “hazañas”. Igual da que rompa un vaso, se le escape el pipí o meta las manos en la nocilla. Tras reconocer el desaguisado añade un sereno: “pero no pasa nada”.
Desde luego promete, ha venido al país adecuado. Aquí uno roba un furgón con tropecientos millones de euros, se fuga a otro país con el dinero para gastarlo en prostitutas y drogas, y cuando lo detienen se convierte en una celebridad. Graba discos, firma libros, concede entrevistas, y es que “no pasa nada”.
Al político de turno lo pillan en una vil mentira, y no sólo permanede en su cargo, sino que se crece, se vuelve más “mediático” y es una referencia de primer orden dedicada a acusar de falsedad a todo bicho viviente. ¿Cómo no va a ser así, si aquí “no pasa nada”?
O a los responsables locales del partido político naranja, amarillo limón o violeta, tanto da, los cazan cobrando sobornos y no sólo no sufren el vilipendio público, sino que son jaleados por sus húestes y respaldados electoralmente. ¡Adelante muchachos, “no pasa nada”, esto es España!
Ya cantaba Loquillo aquello de: “si todos somos ladrones, el delito sólo puede ser que te pillen con la mano en el pastel”.
Mi hija pequeña se ha echado todo el yogurt líquido por encima. Le había advertido varias veces que dejara de enredar, pero no ha hecho caso y ha pasado lo que tenía que pasar. Se declara culpable pero inmediatamente se absuelve:
- Papá, se me ha caído el actimel, pero no pasa nada.
Lo cierto es que la coletilla final acompaña todas sus “hazañas”. Igual da que rompa un vaso, se le escape el pipí o meta las manos en la nocilla. Tras reconocer el desaguisado añade un sereno: “pero no pasa nada”.
Desde luego promete, ha venido al país adecuado. Aquí uno roba un furgón con tropecientos millones de euros, se fuga a otro país con el dinero para gastarlo en prostitutas y drogas, y cuando lo detienen se convierte en una celebridad. Graba discos, firma libros, concede entrevistas, y es que “no pasa nada”.
Al político de turno lo pillan en una vil mentira, y no sólo permanede en su cargo, sino que se crece, se vuelve más “mediático” y es una referencia de primer orden dedicada a acusar de falsedad a todo bicho viviente. ¿Cómo no va a ser así, si aquí “no pasa nada”?
O a los responsables locales del partido político naranja, amarillo limón o violeta, tanto da, los cazan cobrando sobornos y no sólo no sufren el vilipendio público, sino que son jaleados por sus húestes y respaldados electoralmente. ¡Adelante muchachos, “no pasa nada”, esto es España!
Ya cantaba Loquillo aquello de: “si todos somos ladrones, el delito sólo puede ser que te pillen con la mano en el pastel”.
Hija mía, si sigues así, te auguro un futuro prometedor.