Hay hombres peculiares, los hay excéntricos, y luego está
Fernando Arrabal. Arrabal es autor teatral, escritor, cineasta y ninguna de estas tres cosas, puesto que, como queda apuntado en la primera frase, es inclasificable. Creo que precisamente esta indefinición es lo que más satisfacción le produce; ser en sí mismo un espectáculo y, en la medida de lo posible, escandalizar sin dejar de ser un niño.
Fue famosa su intervención en un espacio televisivo presentado por
Sánchez Dragó. En el mismo creo que se hablaba del Apocalipsis, aunque Arrabal se centró (si es que a eso se le puede llamar "centrarse") en el “milenarismo” (
PINCHAR PARA VER). "
El milenarismo va a llegaaar...". Antes de comenzar el programa había bebido algunas copas de más, de modo apareció con una simpática borrachera que a punto estuvo de provocarle un accidente al vencerse la mesa de cristal sobre la que se sentaba despreocupadamente.
Sin embargo, si tuviera que quedarme con algún momento estelar de Arrabal, este sería el de una entrevista que le hizo
Mercedes Milá a principios de los ochenta. Para situarla en su contexto, hay que señalar que en aquel entonces la URSS era una realidad potentísima que contaba con la comprensión, cuando no con el apoyo, de una inmensa porción de los ambientes intelectuales de Europa, y, de un modo particular, de España. Precisamente en España toda crítica al comunismo era sistemáticamente tachada de “fascista” desde los ambientes más
progres.
En el programa de Milá habían hablado anteriormente otros invitados que compartían mesa con Fernando Arrabal. En concreto
Paco Rabal, gran actor que destacaba por su activismo comunista; la cantante
Masiel, afanada en mostrar su posicionamiento progresista, y un representante del Partido Comunista Marxista-Leninista que manifestó su intención de alinearse con la URSS en caso de un conflicto armado con Occidente. Pues bien, ahí estaba Arrabal, juguetón, cantando las verdades del barquero con una libertad y claridad que
nadie, repito,
nadie se atrevía a manifestar en un medio público en la España de aquellos años (
PARA VER, PINCHAR AQUÍ), como lo hiciera antes en una crítica carta pública a Franco, o afirmando desde la tribuna de oradores de un congreso anarquista que tenían que pedir perdón por los crímenes cometidos por los ácratas.
Viendo a Arrabal con aquel descaro y arriesgada sinceridad, pensaba que Sócrates debía ser un tipo así; sin ataduras, amante de la libertad, sin respetos humanos y sin casarse con nadie, soltando "herejías" contra lo políticamente correcto como las que manifestaba en territorio hostil: "El comunismo me parece la esencia del mal", "es un grupo de personas aristocráticas que esclavizan al resto del mundo", "es un anacronismo del crimen"...
Insisto, en el contexto histórico en que esto se producía, es lo más atrevido que yo haya visto. Las caras de sus compañeros de mesa expresaban una hostilidad y tensión tremendas. Arrabal se atrevió, incluso, a pronosticar la pronta caída del comunismo. ¡Y acertó!, aunque entonces era impensable.
Creo que el mejor modo de cerrar un escrito sobre Fernando Arrabal es recogiendo algunas de sus frases, bellas, originales y"arrabaleras". Aquí van:
“Podría decir cosas interesantes si dijera lo contrario de lo que piensa”.
“Toda belleza duerme”.
“Saltó al vacío desde su castillo en el aire”.
“Tan triste... no es serio. Tan cómico... no es divertido”.
"Los arquitectos crean ciudades, los ángeles bosques".
“Los fanatismos que más debemos temer son aquellos que pueden confundirse con la tolerancia".