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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

miércoles, 31 de octubre de 2012

Carta a Michael Ende


Querido Michael:

Cada estrella del firmamento es única; con todo, hay algunas que poseen una luz especial que las hace sobresalir sobre las demás. Así es tu obra, especial, cautivadora, innovadora, bella, luminosa.

Recuerdo cuando leí Momo. En mi caso esta afirmación es muy significativa, pues si de algo carezco es de memoria. En aquel entonces trabajaba en una empresa que divinizaba la cuenta de resultados: “nuestro objetivo es maximizar la rentabilidad de los accionistas”, repetían machaconamente jefes, jefecillos y voceros varios. Sólo contaba el beneficio rápido, a cualquier precio; “orientación a resultados”, decían; y eso se traducía en que había que exprimir a los clientes con toda suerte de ardides. Y yo veía a los hombres de gris de los que me hablabas y temía acabar por convertirme en uno de ellos. Al final sólo eran humo que transformaban en humo la vida de la gente. La pequeña Momo tenía razón, al menos yo era capaz de verlo, no todo estaba perdido. Un día pude marcharme de allí y regresar, hasta donde me fue posible o supe, con Momo, Beppo y Gigi.

Y cómo no recordar La Historia Interminable; genial, apasionante, inspiradora. Auténtica Capilla Sixtina de la literatura infantil y fantástica. Qué viveza, qué profundidad, qué originalidad desde el primer momento: “Libros de ocasión. Propietario: Kah Konrad Koresnder” impreso al revés, porque el ojo del narrador veía la puerta desde el reverso. Y las alternancias de las historias jugando con los colores. ¿Dónde empieza y dónde fina lo imaginario en nuestra vida? ¿O, acaso, nuestra vida sólo se realiza imaginativamente?

La princesa necesitaba un nombre nuevo, pero este no estaba dado de antemano. Fantasía sólo podía existir si un niño era capaz de fantasear y darle existencia. Ese niño era Bastián, gordito, solitario e inseguro. Pero la fantasía también tiene un riesgo. Sumergirnos en el imaginario olvidando completamente la realidad puede abocarnos a la locura.

Querido Michael, dicen que el cáncer pudo contigo, pero no es verdad, tú no te has ido del todo. Bastián se preguntaba qué había en los libros cuando estaban cerrados. Él sabía que para vivirlos tenía que leerlos, pero también que, de algún modo, los personajes e historias ya estaban allí antes de que él abriera las tapas. Michael, ahí te has quedado tú, esperándonos para alumbrar, una vez más, las vidas de tantos personajes que un día soñaste. Sólo hace falta despegar las tapas y embarcarse en la emocionante aventura de leer.

Gracias por esos libros que forman parte de ti y, también, de nosotros.

Te saluda con afecto tu amigo:

Rafael

lunes, 29 de octubre de 2012

Teruel existe, yo me lo encontré

Partí en mi súper-bólido en busca de la ciudad perdida: Teruel. Iba acompañado de mi indómita ahijada, Inma Potter, jefa de Prensa y cantante Youtubera. ¿Existiría Teruel a pesar de que algunos lo hubiesen podido negar durante siglos, como sucedió con Troya? ¿O, por el contrario, sería fruto del ensueño de algunos ilusos, como ha acaecido con la Antártida?

Tras subir autovías, sumergirme en autovías, adentrarme en autovías, y atravesar autovías, llegué a Teruel Sí, amigos, ¡Teruel existe! Yo me lo encontré.



Con arrojo sin par, me adentré con el coche por sus calles. Otros vehículos se habían adelantado a coger absolutamente todos los aparcamientos, con lo cual mi extrema puntualidad se vio, una vez más, mancillada. ¡Qué afrenta! Cuando por fin conseguí aparcar, me encaminé al lugar donde la ilustre ilustradora Marta Boza me esperaba haciendo alarde de una santa paciencia envidiable (pido que se haga constar este hecho en su futuro proceso de canonización. Es más, propongo que se vayan iniciando los trámites para el mismo, ¡ya!). Estábamos, nada más y nada menos, que en la librería Royo, propiedad de Merche, a la que aprovecho para mandarle un saludo.



Apenas me acerqué al escaparate, de mis ojos surgió un destello, pues comprobé que en la región de los dinosaurios sus primos hermanos los dragones tienen cabida. Allí estaban Crispín y el dragón Agamenón, ¡y nada menos que junto a Ken Follett! (menudo apellido)



Pero lo mejor estaba por llegar. ¡El tesoro! Sí, no hay aventura que se precie si al final no se encuentra un tesoro. Y yo lo hallé. En realidad eran muchos, uno se llamaba Jorge, otra Maya, otra Marta... y había muchos más. Cada uno portaba una bolsa con chuches que les había regalado Merche, la propietaria (por si antes no había quedado claro).



Juntos nos aventuramos en las andanzas de Crispín y el dragón Agamenón. Lo pasamos genial.

Luego el grupo de exploradores, entre los que estaba mi amigo Pepe (creador de creadoras), nos fuimos a comer como Dios manda, para festejar que estamos vivos, que no es poco (a fin de cuentas la inmensa mayoría de la humanidad no lo está).

Y colorín colorado, esta crónica se ha acabado.

viernes, 26 de octubre de 2012

Un gran descubrimiento se avecina: ¡Teruel!


Colón se topó con América; Nuñez de Balboa halló el océano Pacífico; mientras el doctor Livingstone encontraba el nacimiento del Nilo. El sábado 27 de octubre me he propuesto descubrir si "Teruel existe".

Jamás he ido a dicho enclave, pese a que soy de Zaragoza y estoy a menos de dos horas de allí. Pero mañana, ¡oh mañana! Partiré de expedición en compañía de "Crispín y el dragón Agamenón" para presentarlos en sociedad a las 12:00 en la librería Royo (Plaza Domingo Gascón, 12; antes Plaza del Mercado).

¿Existe Teruel? Pronto lo sabremos.


Seguiremos informando.

jueves, 25 de octubre de 2012

La profesión de mamá


Mi amigo trataba de explicar al menor de sus hijos la profesión de su mamá. Su esposa trabaja en una conocida entidad financiera enviando remesas de dinero al extranjero, manejando los cambios de divisa, etcétera.
-        ¿Sabes en qué trabaja mamá? –le preguntó mi amigo.
-        No.
-        Pues mira, trabaja en un banco, en el Departamento de Extranjero.
-        ¿Y eso qué es, papá? –preguntó el niño de cinco años sin comprender nada.
-        Verás –aclaró mi amigo-, mamá se encarga de enviar dinero a otros países.
A su hijo se le iluminó la cara y, con una sonrisa de satisfacción, exclamó eufórico:
-        ¡Mamá es misionera!
Esto sucedió hace una semana. A día de hoy mi amigo todavía no le ha dado mayores explicaciones sobre el particular. Tratándose de prestigiar a su esposa, está claro que en los tiempos que corren más vale que su hijo vea a su madre como una misionera que como empleada de banca.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Dos presentaciones de libros en un fin de semana. ¡Quién da más!


Mis buenos amigos Natalia y Pablo, "hermanos y residentes en Zaragoza", como decían en el Un, Dos, Tres, van a presentar un libro. Ambos son veteranos aikidokas, hijos de uno de los grandes de este arte marcial, el maestro Santos Nalda.

Precisamente a partir de las experiencias y conocimientos adquiridos en la práctica del aikido han elaborado "Coaching samurai", que ofrece claves para aplicar las destrezas de las artes marciales al mundo empresarial.

Es una buena oportunidad para las personas interesadas en estos temas. Además, contarán con la presencia de José Luis Arjol, quien, entre otras cosas fuera preparador físico del Real Zaragoza.

Será el viernes 26 de octubre a las 19:00 en la Casa del Libro (C/San Miguel 4) de Zaragoza.

Y ya de paso,  recuerdo a los miles de millones de turolenses que puedan estar leyendo esta entrada, que al día siguiente, el sábado 27 de octubre, se presenta en la magnífica ciudad de Teruel "Crispín y el Dragón Agamenón". Allí estaremos a las 12:00 en la Librería Royo (Plaza Domingo Gascón 12) la ilustradora Marta Boza y un servidor. Para algún fan de los caramelos, se confirma que sí que habrá, y abundantes...

domingo, 21 de octubre de 2012

"Crispín" presentado en sociedad en el camarote de los Hermanos Marx




No llovía, diluviaba. Acudía a la presentación de "Crispín y el Dragón Agamenón" con tiempo de sobra, es lo que se espera del coautor de un libro, pero una serie ininterrumpida de imprevistos transformaron la puntualidad en tardanza, así que llegué el último, calado y acompañado de mis musas.

En la librería Troa (Zaragoza) no cabía un alfiler, para un autor está muy bien; para el público, algo menos. En cualquier caso y por encima de todo, he de reconocer que me sentía muy feliz. Además, la gente derrochó paciencia y cordialidad a raudales. Los dos "pastores-ayudantes" habían organizado a los niños que esperaban sentados en el suelo a que empezara el cuenta-cuentos. Si no me lo perdí fue porque quien debía contarlo era yo, que si no, ni a eso llego.

Marta Boza, la genial ilustradora, no se dejó llevar por el pánico, y mostró que a sus dotes artísticas une las virtudes estoicas.

Luego llegó el momento de firmar libros. Con mi letra de médico no se sabía muy bien si escribía dedicatorias o extendía recetas. Marta, con mayor claridad y gracia, añadía ovejas a sus dedicatorias.

Muchas, muchísimas caras amigas a las que sólo puedo dar las gracias desde lo más profundo de mi ser.

Y aquí unas fotos.

Interpretando Llegando bajo la lluvia. Además de tarde; como decía un profesor mío, "siempre son los mismos".



Padres apiñados, resistiendo heroicamente la espera.


Haciendo el cuenta-cuentos a los verdaderos protagonistas del evento.


"Fashion victim" en plena efervescencia.



Los pastores repartiendo caramelos.



Marta Boza y un servidor firmando ejemplares.



Foto "casual" firmando ejemplares.



El simpático trío de libreras, adornadas con sus ovejitas.

domingo, 14 de octubre de 2012

Presentación de "Crispín y el Dragón Agamenón"


¡Por fin llega el gran día! El próximo sábado, 20 de octubre, se presenta en la librería TROA de Zaragoza (C/ San Miguel, 31) "Crispín y el dragón Agamenón".  Será a las 12:00.

Y al sábado siguiente, 27 de octubre, en la librería ROYO de Teruel (Plaza Domingo Gascón, 12). A la misma hora que la anterior.

Para los peques, habrá globos, caramelos, sorteos ¡y muchas sorpresas...!

¡¡¡Estáis todos invitados!!!

Amor, deber y libertad


Está enfermo, muy enfermo. Sus hijos no se separan de él. Entre semana, apenas salen del trabajo acuden raudos al hospital para estar con su padre. Cuando estoy con ellos, los veo prodigarse en cuidados. Derrochan cariño y se esfuerzan, a menudo infructuosamente, para que coma algo. Medio tazón de puré puede llevarles toda la tarde. Pero no se desaniman, le insisten, lo besan, le limpian una, seis, diez veces.

Estoy convencido que, de no ser por ellos, hace semanas que estaría muerto.

Son la síntesis perfecta entre libertad y deber; la prueba viva de que el amor hace que desaparezca la contracción entre ambos términos. Aman, y por eso quieren lo que deben. Ninguna calle llevará su nombre, ni los periódicos recogerán una sola línea para hablar de ellos, y así, su gesta oculta, tendrá un valor infinito, el que les hace ser más.

jueves, 11 de octubre de 2012

Entrañable Borges


Últimamente me ha dado por ver entrevistas a escritores a través de ese milagro llamado Youtube. Me ha parecido particularmente entrañable la que hicieron a Borges en Televisión Española en 1980. El genial autor acababa de ser galardonado con el Premio Miguel de Cervantes; aunque, quizá, sería más adecuado decir que el Premio Miguel de Cervantes había sido galardonado con Borges.

A poco de comenzar, el entrevistador citaba algunos elogios dedicados al maestro por distintas personalidades de la literatura. El más laudatorio de ellos era el realizado por Humberto Mata, quien había dicho que en aquellos momentos Borges era el mejor escritor del mundo. Entonces, el autor argentino respondía afable y simpático: "Es un gran pesimismo pensar que soy el mejor escritor. Cómo serán los demás".

En la entrevista se repasaban algunos aspectos de su vida, entre ellos el advenimiento de su ceguera. A este respecto comentaba: "Se ha tratado de un lento crepúsculo. Yo perdí mi vista de lector el año 1955. Ya cuando fui director de la Biblioteca [Nacional] pude apenas descifrar los lomos y las carátulas. Después ni eso. Luego, mis amigos se quedaron sin caras, los libros se quedaron sin letras... y no hay nadie en el espejo".

¿Hay quien pueda domar las palabras con mayor maestría?

martes, 9 de octubre de 2012

Cuando Michael Jackson asombró a Jack London a tiro limpio



Hace unos días pude ver la película “This is it” de Michael Jackson. Se trata del documental que recoge la preparación de la que iba a ser su espectacular vuelta a los escenarios. En el mismo, podemos ver al artista derrochando energía y talento por todas partes: baila, canta, propone efectos escénicos. A sus cincuenta años dobla en edad a los bailarines que lo acompañan y, sin embargo, no deja de sobresalir sobre todos.
Verlo en acción me producía verdadero asombro, no sólo por su indudable genio artístico, sino por tratarse de la misma persona que tiempo atrás había visto en una entrevista respondiendo en un tono infantiloide y blando a las preguntas que le formulaban, algunas de las cuales le comprometían en asuntos nada decorosos. ¿Era ese el mismo ser enclenque y medroso que caminaba rodeado por un séquito de maromos y aduladores?


Al ver aquello, me vino a la cabeza una de las narraciones de Jack London; en concreto la de su libro South Sea Tales titulada “El inevitable hombre blanco” (The Inevitable White Man).
En ella, el capitán Woodward cuenta a su amigo Roberts la historia de John Saxtorph, “el hombre más estúpido que he conocido, pero tan inevitable como la muerte. Una cosa solamente sabía hacer ese sujeto, y era disparar”. Woodward había conocido a Saxtorph cuando este último, con una destreza inusitada, había acabado de sendos disparos con dos molestos gatos. Asombrado por su habilidad, Woodward lo había contratado para formar parte de la tripulación de un barco negrero encargado de reclutar nativos por diversas islas. Pronto se arrepintió, pues Saxtorph, pese a su buena disposición, se mostró incapaz de aprender nada ni de hacer nada a derechas, hasta el punto de que “tres veces se cayó por la borda sin saber nadar”.
Después de cosechar una serie de fracasos en su labor de alistamiento por distintas islas, al fin los nativos de las Gilbert se incorporaron en masa, llenando la embarcación. En realidad se trataba de una trampa, con lo cual, a la primera ocasión, se hicieron con la nave y empezaron a matar brutalmente a los escasos marineros. “Las cabezas humanas son muy apreciadas en Malaita, especialmente las de los blancos”, explica Woodward. El propio capitán había caído al suelo tras sufrir un fuerte golpe, aunque todavía podía contemplar cómo uno tras otro los miembros de su tripulación eran asesinados a hachazos. Cuando todo estaba perdido, empezó a oír una sucesión de tiros. “Uno tras otro fueron cayendo los negros. Fui recuperando el pleno uso de los sentidos y reparé en que ni una sola bala dejaba de llegar a su destino”. Entonces descubrió a Saxtorph encaramado en la cruceta con un rifle y un montón de cartucheras llenas de munición. “Y allí aposentado, hacía la única cosa para la cual le había dotado la naturaleza”.

Efectivamente, los alzados iban cayendo indefectiblemente sin que el francotirador dejara de dar en el blanco. Dos botes llegaron de la costa repletos de nativos armados con los rifles que habían arrebatado a los tripulantes, pero la falta de práctica les hacía errar el tiro, mientras Saxtorph continuaba exterminándolos con implacable precisión. Al final, ni un solo negro escapó a sus balas. Decenas de cadáveres llenaban la cubierta y la superficie marina. Acabada la faena, Saxtorph volvió a ser “el marinero de antes, torpe y sin experiencia”.
La vida nos enseña que la genialidad no puede abarcarlo todo. Muy al contrario, no es extraño que las personas sobresalientes destaquen en algún campo concreto, aunque luego sean un desastre en todo lo demás. Por eso no tiene sentido nuestro empeño en exigir a aquellos a quienes admiramos una brillantez omniabarcante.
Recuerdo a un compañero de estudios desastroso en lo académico, y todavía más en cuanto a su sociabilidad. Sin embargo, en las materias plásticas y artísticas era un verdadero un genio. No era apto para la vida pública, pero sería capaz de reproducir la Capilla Sixtina sin tener que cotejar su obra con el original.
Ya lo cantaban Enrique Urquijo de Los Secretos:
“Comentó por ahí,
       que yo era un chaval ordinario
Pero cómo explicar,
      que me vuelvo vulgar,

      al bajarme de cada escenario”.

lunes, 1 de octubre de 2012

No me iba a gustar... y me encantó


No me iba a gustar. Película en blanco y negro obtenida por mis sobrinos con calidad de imagen regular. Con la de efectos de visuales que ofrece el cine actual. ¡Menudo bodrio!
No me iba a gustar. Una película franco-italiana de 1960. ¡Dios mío, ladrillo asegurado! Seguro que se veía crecer la hierba.

No me iba a gustar. Sólo el título me sonaba la mar de melifluo: Diálogo de carmelitas. Pero si a mí la que me gusta es 300, con los espartanos metiendo estopa a los persas.

No me iba a gustar. Casi toda la trama se desarrolla en un monasterio y las protagonistas son un grupo de monjas. Quería ver una película, no dormir la siesta, ¡un poco de seriedad!
No me iba a gustar y, sin embargo, me encantó. Es más, me impelió, no fue un simple entretenimiento, sino algo más, una llamada a la conciencia y la necesidad de hacerme una serie de preguntas trascendentales sobre mi propia vida.

La película comienza con la entrada de dos novicias en un monasterio carmelita de Compiègne precisamente el año en que la revolución francesa da sus primeros pasos: 1789. Los acontecimientos políticos que están convulsionando Francia afectarán de lleno a la comunidad de monjas dedicadas a la vida contemplativa.
Diálogo de carmelitas muestra la debilidad humana, los miedos, flaquezas, dudas, pero también el afán de amar, de llevar una vida auténtica, de entrega confiada en Dios hasta las últimas consecuencias.

Sin dejar de mostrar los hechos trágicos que se dieron a lo largo de la revolución francesa, no se recrea en ellos. No hay saña, ni busca el impacto mediante las imágenes brutales y sangrientas a las que nos tiene acostumbrado el cine actual.
Las interpretaciones son sencillamente magistrales. Si yo hiciera una película así creo que dejaría de hacer cine, porque habría tocado el cielo del séptimo arte, ese que une imagen y espíritu.

No me iba a gustar y, después de verla, me parece una maravilla.