Supongamos que un señor, llamémosle Fulano, dirige una gran
empresa. Un juez abre una investigación a su contable porque descubre que el
empleado se ha hecho con una auténtica fortuna depositada en Suiza, pongamos
6.821.000.000 Ptas (47 millones de euros), por elegir una cifra “al azar”. El
tal Fulano, empresario de pro, se rasga las vestiduras porque le han robado y
él es un señor honrado hasta la médula. En su bondad, Fulano creyó en la
honradez del contable. Se equivocó al depositar su confianza en aquel
individuo. ¡Pobre Fulano, traicionado en su buena fe!
Pues bien, ¿puede alguien concebir que siendo honesto en sus
ingresos y habiéndole birlado semejante fortuna Fulano permita que se borre
íntegramente el ordenador en el que trabajaba su empleado ladrón? ¿Hay algún
precedente cósmico de algo remotamente parecido a eso? ¿Qué empresa borra la
memoria precisamente del ordenador en el que se ha venido almacenado su
contabilidad?
Y ya puestos a asombrarnos ante un supuesto “hipotético”
y absurdo como este: ¡qué nivel de ingresos tan brutal debería haber tenido la
empresa de Fulano como para que le birlen 47 millones de euros sin que lo note!
Imaginemos que los ingresos de la organización de Fulano
proceden de donaciones “altruistas”. ¿De verdad es creíble que empresas
dedicadas a ganar dinero den tantos millones euros a la organización de Fulano
a cambio de ¡¡¡nada!!!? Que me digan qué empresas son esas, que paso el
cestillo ya mismo.
Claramente esas empresas sueltan esa pasta gansa a cambio de
“favores”, como es de cajón, pero esos favores no los podría hacer el contable
solo, a fin de cuentas un contable lleva contabilidades, no otorga obras,
licencias, concursos, subvenciones, propugna leyes, etc. ¿No debería el honrado
Fulano iniciar una investigación a fondo en su organización para depurar el
sinnúmero de complicidades existentes y que han llevado a un nivel de corrupción tal? Sólo podría haber una razón para no hacerlo, que
la citada organización viviera precisamente de la corrupción, es decir, fuera una
organización que operase delictivamente bajo una apariencia honesta. Pero eso sólo pasa en las
películas. Afortunadamente la vida real es muy distinta, sobre todo en España…