En cierta ocasión Julián Marías preguntó a su amigo Pedro Laín Entralgo desde qué
momento la medicina había ayudado más a curarse que a morir. El catedrático de
historia de la medicina, tras pensar un momento, respondió que dicho salto se
podía datar a finales del siglo XVIII y principios del XIX, con la implantación
de la asepsia.
Hasta
entonces cuando alguien tenía fiebre lo primero que se hacía era no darle de
comer ni de beber y, además, sangrarlo; con semejante condena a la
deshidratación el estropicio se hacía mayor y al paciente se le facilitaban los
trámites para la tumba.
Estando
Descartes en Estocolmo, en el año 1650, padeció una grave pulmonía (tan grave
que acabaría con él), el caso es que el médico de la corte lo quiso sangrar, y
el filósofo francés se negó con estas donosas palabras: “por favor, ahorre la sangre francesa”.
(En
la foto, hace ya unos cuantos años, con los doctores Francisco Grande Covián y Pedro Laín Entralgo, excepcionales
médicos y humanistas)
La medicina ha evolucionado mucho en los últimos años. Gracias a ello, las personas tenemos un esperanza de vida mayor.
ResponderEliminarMe ha alegrado recordar al Doctor Grande Covián. Me parecía una persona muy agradable y un gran experto en nutrición.
Un fuerte abrazo. Feliz domingo.
Como siempre, Amalia, muchas gracias.
EliminarUn abrazo para ti.