Como me dijeron a mí una vez en Austria: “¡Español tenía que
ser!” Pues eso digo yo ahora: español tenía que ser don Miguel de Unamuno para
comerse sin pestañear el gato de Schrödinger.
Pero empezaré por hablar del felino vienés para poner algo
de orden en este galimatías. Schrödinger planteó una paradoja (bueno, los
entendidos la llaman “interpretación contraintuitiva”, que suena más profesional) derivada de la mecánica
cuántica. Según la misma, un mismo electrón puede estar simultáneamente en dos
puntos distintos. De ello deduce que si encerramos un gato en una caja provista
de un dispositivo venenoso que se activa por la presencia de un electrón que
tiene la posibilidad de ir por otra vía, podría darse el caso de que se
activase y no se activase dicho dispositivo a un tiempo, de modo que en tanto
no haya un observador que abriendo la caja altere el sistema, el gato estaría muerto y vivo a un
tiempo. Suena extraño, lo sé, pero me siento incapaz de aportar mayor rigor sin
que a fuer de electrones esta entrada se transforme en un ladrillo prolongado e
insoportable.
Pues bien, don Miguel en su luminosa “Niebla” introdujo un
diálogo que él mismo mantiene con el personaje principal, Augusto; y allí clama
las siguientes frases:
-
¡No hombre no! –le repliqué-. Te dije antes que
no estabas ni despierto ni dormido, y ahora te digo que no estás ni muerto ni
vivo. (…)
Y más adelante, vuelve a hablar Unamuno:
-
No, no existes más que como ente de ficción; no
eres, pobre Augusto, más que un producto de mi fantasía y de la de aquellos de
mis lectores que lean el relato...
Esa es la presencia del gato de Schrödinger, vivo sólo como
hipótesis, como ser fantástico, es decir, irreal, tal irreal como Augusto;
sostenido en la existencia de lo intangible por la imaginación de los hombres.
Pero tan pronto estos abren la caja y quieren verlo con sus propios ojos,
desaparece, siendo suplantado por un gato distinto, real, muerto o vivo, pero
no vivomuerto.
Buen provecho, don Miguel, se ha comido al gato de
Schrödinger. ¿Hace de postre un trozo de tarta Sacher?
Es asombroso como pueden variar las interpretaciones!!.
ResponderEliminarTodavía lo estoy pensando...
Un abrazo.
Es asombroso como pueden variar las interpretaciones!!.
ResponderEliminarTodavía lo estoy pensando...
Un abrazo.
Amalia, y yo veo doble...
EliminarEl gato de Shrödinger debe tener estos efectos.