Correo electrónico

BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

martes, 8 de agosto de 2017

Patria (Fernando Aramburu), luces y sombras



Patria cuenta la historia de dos familias ligadas por la amistad primero, y más tarde por la larga sombra de un crimen. 

Patria es un relato que recoge en la carne de sus personajes el odio, complicidades y miedo que ETA y su entorno han sembrado en el País Vasco y esparcido allá donde ha podido. Por eso duele, y por eso sorprende su éxito. En un momento en que estamos sumidos en una suerte de afán por amortiguar en lo posible el sonido de aquella infamia, Aramburu saca un libro sobre el tema y arrasa en las librerías.

En todo caso, dado el eco mediático que ha tenido, esperaba que el argumento girase en torno a esta cuestión. Con lo que no contaba es con la crónica de la decadencia moral de nuestra sociedad que se recoge, y no precisamente en lo referente al terrorismo.

Trataré de explicarme. El libro no sólo cuenta el daño causado por el odio ideológico, sino también la ruptura de los vínculos familiares y la pérdida de los referentes éticos.

Pondré un ejemplo. Los matrimonios mayores de ambas familias tienen sus deficiencias, no pocas, pero por encima de todo están unidos, aunque discutan, aunque una de las mujeres (las dos a veces) sea dominante y belicosa, en ningún momento se plantean vivir de otro modo que el uno junto al otro. Cuando su marido muera asesinado, Bittori le seguirá guardando una fidelidad inquebrantable, compartiendo ante su tumba cada uno de los sucesos de su vida.

Saltamos a la siguiente generación y realmente es un desastre. No hay matrimonio que se tenga en pie. Después de múltiples experiencias afectivas, y sobre todo sexuales, una de las hijas acaba casándose con un hombre cuya carta de presentación es que la ha poseído estando ella completamente borracha. Antes de la boda ella acepta que en adelante él le sea infiel con quien quiera, pasando en adelante por un ciclo interminable de rupturas y reconciliaciones.

La hija de la otra familia también tiene un matrimonio desgraciado, y acaba divorciándose.

También pasan por la experiencia de un aborto provocado.

Los hijos varones no salen mejor parados.

Sus vidas se disuelven como azucarillos, sin consistencias en las que apoyarse.

De ahí el regusto amargo que me iba dejando conforme avanzaba, a pesar de momentos luminosos.

Hay humanidad, por supuesto; deseos por parte de algunos personajes de que se supere el daño causado, pero por debajo de eso hay vidas rotas, mosaicos desdibujados sin orden ni concierto. Somos nosotros; es nuestra distorsionada realidad.

2 comentarios:

  1. Un tema profundo sobre unos daños muy dolorosos e irremediables.

    Seguro que es muy interesante su lectura.

    Gracias por la reseña.

    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El tema es profundo y complejo. La narración es simple y estereotipada. Una pena

      Eliminar