Propusieron hacer una cena en la playa; preparé unos bocadillos y allá que nos fuimos. De pie frente al mar, cubriéndonos con la mano contemplamos al Sol posarse sobre el horizonte hasta difuminarse. Pasó.
En el crepúsculo de hoy no había cielo, ni el cabrilleo de las aguas escondiendo los pies. Faltaba su presencia, sus risas y preguntas, sus silencios y confidencias, su alegría y su luz. Ha anochecido.
Las ausencias siempre se llevan mal.
ResponderEliminarVaya. Lamento la pérdida. Si necesitas algo, por aquí estoy. Un abrazo.
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