Gracias Rafael por esta primera e interesante recomendación literaria del nuevo año con el clásico "Frankenstein" de Mary Shelley, así como por tus creativos comentarios que sobre la obra y sus vinculaciones contemporáneas realizas en tu video y que dan para hablar largo y tendido. Pareciera que nuestra especie siempre ha albergado el oscuro deseo de librarse de la tiranía que nos imponen las leyes de la "Naturaleza" desde la lejana noche de los tiempos, teníamos que alejarnos de la madre Naturaleza e independizarnos a toda costa, para ser nosotros mismos. Al mirarnos al espejo de nuestra propia evolución, no es de nuestro agrado la imagen que nos devuelve este, la de unos simples animales prosaicos (algo talentosos, eso sí). Seamos sinceros, digámoslo, aspiramos a algo más, la verdad. Para disimular nuestros orígenes, hemos ideados sofisticados maquillajes como "La Cultura" hemos creado nuevos y alejados hábitats fuera de esta "Naturaleza" para que no nos recuerden nuestra primigenia cuna y con nuestras propias manos hemos creado una nueva naturaleza hecha de cemento, cristal, acero, plástico,cables, alquitrán...todo esto y más, para alejarnos de todo lo que nos recuerde a nuestros orígenes y a lo que somos en realidad. Por que aunque nadie lo dirá abiertamente, (reconozcámoslos) ofendiendo así a los dioses o la propia razón humana, nuestra secreta ambición como especie, no pasa por la de reconocernos, solo como una especie animal especial más, ¡¡no!!...nuestro secreto es (y no se rían) ser dioses, digámoslo sin tapujos de una vez por todas, nuestro designio último como especie es el de alcanzar la divinidad. Si. Unos dioses finalmente hechos a sí mismos a "su propia imagen y semejanza" sin más ley que su propia ley, es decir sin "ninguna ley". La idea en sí hay que reconocerlo, puede parecer descabellada, es embriagadora, e incluso tiene un ególatra atractivo para nuestra humilde especie "homo" y bastante por que no, de soberbia. Ningún individuo humano aislado en sus cabales, afirmaría esta secreta aspiración de celestial divinidad, pero si se mira al conjunto, a la totalidad de lo humano, cada paso que damos como especie, va en esa secreta dirección, casi desde el minuto cero de nuestra creación. Seremos los nuevos dioses, lo llevamos escrito en algún lado. Nuestra especie lo desea secreta, silenciosa y fervientemente. Conseguir en algún momento, su transfiguración final en una divinidad toda poderosa, hecha así misma. Esta idea se la puede tachar de locura, de sin razón sin fundamentos, de idea delirante e incluso de febril fantasía infantil, pero...y aunque nadie a titulo particular dará un paso en su afirmación, esta secreta ambición se encuentra en lo más profundo de nuestra especie. Hemos aprendido a volar solos, sin ayuda de nadie, somos Ícaros y volaremos hasta tocar con nuestros dedos el mismísimo Sol. Para ello hemos encontrado la llave, se llama "Ingeniería Genética", no sabemos muy bien como funciona aún, la verdad, pero no importa. Pero estamos seguro que el Sol pronto estará a nuestro alcance.
Pues para celebrar este cumpleaños, volveré a leer el libro ya que hace algunos años me lo regaló mi madre.
ResponderEliminarBuenos consejos de lectura.
Te deseo un excelente año 2018.
Un abrazo.
¡Feliz año para ti también, Amalia! Y en tu caso por méritos propios.
EliminarGracias Rafael por esta primera e interesante recomendación literaria del nuevo año con el clásico "Frankenstein" de Mary Shelley, así como por tus creativos comentarios que sobre la obra y sus vinculaciones contemporáneas realizas en tu video y que dan para hablar largo y tendido.
ResponderEliminarPareciera que nuestra especie siempre ha albergado el oscuro deseo de librarse de la tiranía que nos imponen las leyes de la "Naturaleza" desde la lejana noche de los tiempos, teníamos que alejarnos de la madre Naturaleza e independizarnos a toda costa, para ser nosotros mismos.
Al mirarnos al espejo de nuestra propia evolución, no es de nuestro agrado la imagen que nos devuelve este, la de unos simples animales prosaicos (algo talentosos, eso sí). Seamos sinceros, digámoslo, aspiramos a algo más, la verdad.
Para disimular nuestros orígenes, hemos ideados sofisticados maquillajes como "La Cultura" hemos creado nuevos y alejados hábitats fuera de esta "Naturaleza" para que no nos recuerden nuestra primigenia cuna y con nuestras propias manos hemos creado una nueva naturaleza hecha de cemento, cristal, acero, plástico,cables, alquitrán...todo esto y más, para alejarnos de todo lo que nos recuerde a nuestros orígenes y a lo que somos en realidad.
Por que aunque nadie lo dirá abiertamente, (reconozcámoslos) ofendiendo así a los dioses o la propia razón humana, nuestra secreta ambición como especie, no pasa por la de reconocernos, solo como una especie animal especial más, ¡¡no!!...nuestro secreto es (y no se rían) ser dioses, digámoslo sin tapujos de una vez por todas, nuestro designio último como especie es el de alcanzar la divinidad. Si.
Unos dioses finalmente hechos a sí mismos a "su propia imagen y semejanza" sin más ley que su propia ley, es decir sin "ninguna ley".
La idea en sí hay que reconocerlo, puede parecer descabellada, es embriagadora, e incluso tiene un ególatra atractivo para nuestra humilde especie "homo" y bastante por que no, de soberbia.
Ningún individuo humano aislado en sus cabales, afirmaría esta secreta aspiración de celestial divinidad, pero si se mira al conjunto, a la totalidad de lo humano, cada paso que damos como especie, va en esa secreta dirección, casi desde el minuto cero de nuestra creación. Seremos los nuevos dioses, lo llevamos escrito en algún lado.
Nuestra especie lo desea secreta, silenciosa y fervientemente. Conseguir en algún momento, su transfiguración final en una divinidad toda poderosa, hecha así misma. Esta idea se la puede tachar de locura, de sin razón sin fundamentos, de idea delirante e incluso de febril fantasía infantil, pero...y aunque nadie a titulo particular dará un paso en su afirmación, esta secreta ambición se encuentra en lo más profundo de nuestra especie.
Hemos aprendido a volar solos, sin ayuda de nadie, somos Ícaros y volaremos hasta tocar con nuestros dedos el mismísimo Sol.
Para ello hemos encontrado la llave, se llama "Ingeniería Genética", no sabemos muy bien como funciona aún, la verdad, pero no importa.
Pero estamos seguro que el Sol pronto estará a nuestro alcance.
¡¡ Feliz año 2018 !!
Un abrazo
"Seréis como dioses", dijo la serpiente a Eva, y el pecado entró en el paraíso.
EliminarUn abrazo para ti, FR, y feliz año.