[De izquierda a derecha, los maestros de aikido Santos Nalda y Miguel Baena, un servidor, y el maestro de kárate Agustín Subías (26/5/2012)]
Llamativamente delgado, de movimientos
pausados y voz tenue, su aspecto era la viva imagen de la fragilidad. Miguel
Baena, quinto dan de aikido, había venido desde San Sebastián respondiendo a la
invitación del maestro Santos Nalda. El propósito era compartir con nosotros su
experiencia personal en la lucha contra el cáncer. Un cáncer de Cavum con
metástasis en cuello y cabeza por el que los médicos inicialmente lo habían
desahuciado. Recibir un diagnóstico así es un impacto brutal, someterse al
tratamiento posterior y a sus secuelas una de las mayores lecciones de humildad
que uno puede recibir. Y desde esa humildad nos habló, ofreciéndonos pequeñas
pinceladas de su lucha para superar la enfermedad; un combate para el cual hay
que emplear todas las armas que uno tiene al alcance, desde las médicas hasta
las vinculadas a la actitud personal, entre las cuales ocupaba un lugar
destacado el aikido, el camino de la armonía. Eso sin olvidar la más
importante: el apoyo de los seres queridos. El amor es el motor que rescata al
hombre de su miseria.
Personalmente me sorprendió la energía que desplegaba
cada vez que ejecutaba una técnica. Baena sufría una verdadera transformación
fruto de treinta y cinco años de práctica y de un entusiasmo sin límites.
Precisión, gracia, control, determinación, fluidez. En esos momentos no quedaba
ni rastro del ser debilitado que se había presentado ante nosotros.
Las capacidades del hombre arrojado son asombrosas.
Baena nos explicó cómo hace unos años, trabajando con una máquina en una
carpintería, había sufrido un accidente por el que de facto había perdido los
dedos de una mano. El médico que lo atendió le dijo que iba a quedar mutilado
de por vida, pero Miguel no se rindió. Pidió que lo viera otro cirujano. Su
valoración tampoco fue alentadora; podría conseguir que conservara los dedos,
pero a costa de perder completamente la movilidad de los mismos. Además, durante
un tiempo no iba a poder practicar aikido. Tan pronto le dieron el alta hospitalaria
Baena acudió al tatami para entrenar. Hoy maneja ambas manos con absoluta
naturalidad. El vigor de la cepa rehabilitó los sarmientos.
He de decir que no es el primer caso de este tipo del que tengo noticia.
Quizá la palabra que más repitió fue
“dignidad”. Andar con dignidad, mantener la postura con dignidad, afrontar la
adversidad con dignidad, relacionarse con dignidad. Es una palabra que ha caído
en desuso precisamente cuando más la necesitamos. Sólo se recurre a ella al
emplear el eufemismo “muerte digna”, pero con un sentido bien distinto al utilizado
por el maestro Miguel Baena. Él sabe lo que es no tener fuerzas ni para
levantarse; perder el control de las necesidades fisiológicas, depender en todo
de los demás, sangrar por cualquiera de los orificios del organismo, ser
incapaz de ingerir ni tan siquiera un trago de agua, estar hecho una auténtica
piltrafa humana y, sin embargo, conservar la dignidad.
Allí estuvimos aikidokas de San Sebastián, Lérida, Fraga, Toledo y Zaragoza, también acudieron karatekas de Fuentes de Ebro. Fue una jornada memorable que culminó como debe ser, con una comida de hermandad de lo más cordial. Esto es España, señores, sin mesa y mantel no hay festejo digno de ese nombre.
Por cierto, me parece obligado concluir
aclarando que Miguel Baena ha vencido el combate contra el cáncer, aunque deba
seguir con sus controles periódicos. Todo un ejemplo de cómo la verdadera
victoria es la que uno alcanza sobre sí mismo.
Leerte hoy ha sido una emoción incontenible, Rafael. Increible el valor de Baena, una persona así tenía que superar el cancer por encima de todo, se lo merece.
ResponderEliminarComprendo vuestras sensaciones, mi marido es amante de todas las Artes Marciales, tiene tantos cinturones que ya no sé donde meterlos y a sus años sigue en los campamentos de verano dando clases a chavales.
Felicidades a Baena y a vosotros por entender la vida de esta manera.
Un beso
Militos, pues al próximo encuentro que tengamos, a ver si se anima tu marido. Así de paso nos conocemos.
ResponderEliminarMil gracias.
Estupenda entrada, Don Rafael.
ResponderEliminarUna duda...¿ese "traje" se lo puso usted para la foto, o es de verdad un aikidoka?. En caso afirmativo, le pregunto: ¿Hay algo que no sepa hacer?.
Gracias Rafael por seguir regalándonos artículos llenos de esperanza, dignidad e ilusión como éste acerca de la Persona de Baena. Me alegro por él y por todos aquellos que hemos podido conocerle a él a través de tu mirada. Un abrazo.
ResponderEliminarComo dice nuestro amigo F.Turón (eremita de lo cotidiano y poli-glota de la asiduidad): "ante todo dignidad y la cabeza bien alta" ante los sinsabores de la vida...
ResponderEliminarRezo por los artistas marciales...
Abrazos pragmáticos...
Hola Rafael.
ResponderEliminarTe he encontrado y para mi sorpresa aparezco en la foto de tu blog, sin duda una obra llena de optimismo y positividad que con tu permiso voy a enlazar al mio, incluso te voy a pedir permiso para copiar el post, en tu nombre claro.
Un abrazo desde Fuentes de Ebro, donde ya tienes un amigo y un fiel seguidor de tu blog y tus conferencias
te dejo este enlace del año pasado, no sé si lo habias leido
ResponderEliminarhttp://karatecaminodevida.blogspot.com.es/2011/06/conferencia-gestion-de-la-adversidad.html
Me gustan las artes marciales.
ResponderEliminarRafael Dios es Señor de lo imposible, claro que se puede vencer el cáncer.
Gracias por tu bella entrada, hombre de profundas letras.
DTB!!
Un testimonio impresionante, Rafael. Me ha gustado muchísimo leerlo.... y sobre todo después de desayunar con las malísimas noticias que nos "regalan" los periódicos. ¡Ésta que cuentas sí que es una verdadera noticia; tendría que salir en todos los periódicos y telediarios!. Gracias por compartir un encuentro tan emotivo. Un abrazo y feliz día.
ResponderEliminarRafael, leerte es siempre una emoción y una agradable sorpresa....
ResponderEliminarEsta entrada es llena de ternura, ánimo, honor, dignidad, valentía, generosidad, esperanza, optimismo, positividad....
¿Eres de verdad un aikidoka? Me gustan las artes marciales.
Dios te bendiga y bendiga también Miguel.
Un abrazo
Alciato, hombre, sé que a veces se me va la olla, pero tanto como para vestirme así para salir en una foto... Aunque bien es cierto que unos pilares me "disfracé" de baturro para ir a la ofrenda con nuestro común amigo José Antonio Manonegra, alias Thomas Malthus Manonegra, alias Jeremías Johnson, etc., etc. Respecto a no saber hacer, ya ves que casi nada, ni siquiera sé posar para una foto de grupo sin parecer que voy a bailar Paquito el Chocolatero. Un abrazo.
ResponderEliminarManuel Carmona, gracias a ti, porque eres un estímulo permanente. Un abrazo.
JA Manonegra, es que nuestro amigo F.Turón es un poeta de la vida, algo incomprendido, todo hay que decirlo. Continúa en tus plegarias.
Agustín Subías, de verdad que ha sido un placer conocerte. Estáis haciendo una labor extraordinaria con los chavales en Fuentes de Ebro. Tenéis una cantera magnífica. Por cierto, puedes publicar o coger todo lo que te parezca, está a tu entera disposición. Mil gracias.
María del Rayo, me has hecho reír con lo de las "profundas letras". Será porque están en los abismos. Un abrazo.
Teresa, te aseguro que Miguel Baena no deja indiferente. Tienes razón, son la gente que tenía que ocupar las portadas. Feliz día para ti también.
Martina, si te respondo que soy aikidoka me temo el término se devalúa, así que diremos com el chiste: "aficionadillo". QDTB a ti también.
Buenos días Rafael. Sin duda es la principal batalla, la que mantenemos con nosotros mismos para permanecer en la verdad y durante la misma descubrimos que existe otra de carácter general; la lucha contra el Maligno, príncipe del mundo y su hueste. El enemigo y su posición en el campo deben ser identificados con claridad,con toda sencillez comprenderemos mejor que la victoria es de nuestro Dios. Me alegro mucho que sanara tu amigo.Un abrazo.
ResponderEliminarXtrobefree, la verdad es que da gusto conocer a gente así. Otro abrazo para ti.
ResponderEliminar¡Ay, Polizón, creo que si me pasa algo así, no me mueve nadie de delante del Sagrario...! Ya me lo pienso mucho... lo de no estar siempre a su lado... Y seguiría viviendo con la dignidad de los hijos de Dios; pero de karates nada.
ResponderEliminarUn abrazo
mjbo, si es que lo tuyo es el taichi, que lo veo yo.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti.
Que de karates nada, de verdad.
ResponderEliminarRafael,tengo que decirte que tu escrito me ha tocado el corazón. La entereza y la lucha de ese hombre es toda una lección. Saber actuar de esa manera contra la adversidad es maravilloso. Mi padre tuvo mala suerte y se nos fue, así que cuando alguna persona lo supera me hace llorar de emoción. Gracias por transmitir esperanza a través de tus escritos, siempre tan llenos de humanidad. Si me lo permites, hoy te mereces dos besos.
ResponderEliminarAmalia, gracias a ti por ser como eres y por esos dos besos.
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