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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

viernes, 3 de agosto de 2012

El adacadabra de la realidad


Dicen que la magia no es apta para los niños pequeños por la sencilla razón de que para ellos todo es mágico. Tan sorprendente les parece que un conejo salga de una chistera como que al tirar de una cuerda, haciendo girar la polea, el cubo que hemos arrojado a un pozo salga rebosante de agua.

Poco a poco la experiencia nos hace ver como normal lo que sencillamente es frecuente, señalando como extraordinario lo que no lo es.

Cuando la mayor de mis hijas tenía dos años, para distraerla mientras comía (que el doctor Estivill y Súpernanny me perdonen) yo le hacía trucos de magia. En uno de ellos le daba participación. Consistía en poner una servilleta sobre la mesa y después de que la niña pronunciara las palabras mágicas, sacar algún pequeño objeto de debajo. El tema no tenía mucho misterio; yo la distraía haciéndole mirar para otro lado y aprovechaba para introducir el muñequito o lo que fuera bajo la servilleta. El problema vino cuando de tanto repetirlo ella dio por normal aquello. Entonces lo que verdaderamente la sorprendía era que, en ocasiones, pese a decir las palabras mágicas, allí no aparecía nada.

Los auténticos filósofos, como los niños, deben tener capacidad de asombro. Sin esta no hay preguntas, ni búsqueda, ni curiosidad. A mí, que no soy ni filósofo ni niño, me sigue produciendo estupor la naturaleza. Por ejemplo, cómo las plantas y los animales han desarrollado mecanismos adaptativos sin tener conciencia de ello. O por qué los cuerpos con masa se atraen. O cuál es la razón de que la luz tenga una velocidad constante y concreta, esa y no otra. La ciencia trata de explicar todas estas cosas, pero en el fondo no hace más que elaborar herramientas descriptivas, sin llegar a desvelar dónde está el truco. Es como si mi hija, en aquella primera infancia, hubiera establecido una ley por la cual cada vez que se dice “abracadabra” un muñequito aparece debajo de la servilleta.

8 comentarios:

  1. La naturaleza entera con nosotros incluidos, es pura magia.

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  2. Nacer es mágico. El mundo nos asombra con sus "trucos de magia".
    Un beso,Rafael.

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  3. La magia está en nuestra manera de mirar y de vivir. Veo que el descanso en el pueblo está siendo muy gozoso y fructífero. Un abrazo.

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  4. Tracy, de hecho no paran de salir conejos del sombrero.

    Amalia, uno empieza a pensar que llega más allá de lo mágico hasta lo milagroso.

    Manuel, el pueblo ha sido un soplo de aire fresco que me ha venido de perlas. Lo único malo, que se me ha terminado. Otro abrazo para ti.

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  5. Los niños son grandes maestros.
    La "ventaja" de vivir en una ciudad es que cuando sales al campo y ves el cielo de noche... con todas esas estrella.... es impresionante¡¡

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  6. Miriam, yo creo que, sobre todo, los niños nos enseñan a mirar. Es algo que si no se practica se pierde.
    (A mí también me estremece un cielo estrellado).

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  7. Ogni cosa bella del mondo è pura magia. E' il Signore che nasconde dentro un tovagliolo ogni dono meraviglioso e con una parola magica ce lo regala! Proprio come facevi tu con la tua bambina.....Sei straordinario!!!!!! Un forte abbraccio

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  8. Martina, hay algo parecido a una leyenda que dice que Carlos V hablaba en español con Dios, francés con los hombres, alemán con su perro e italiano con las mujeres. Desde luego lo del italiano no me extraña nada. En italiano hasta el principio de indeterminación de Heisenberg suena a poesía.
    Yo, si fuera mago, usaría todas las palabras mágicas en italiano.

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