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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

miércoles, 30 de marzo de 2016

Un hombre de nuestro tiempo



Hay un hombre cercano, familiar, tanto, que aproximarnos él nos ayuda a comprendernos. Sin embargo nos separan casi 1600 años. Si no fuera por lo equívoco del término, podríamos decir que es alguien particularmente moderno, aunque el término correcto debiera ser actual. Me refiero a Agustín de Hipona, quien nació y murió en suelo romano, al norte de África, en una época de cambios y crisis como otras tantas, como la nuestra...

Sus Confesiones arrancan de este modo:

"¿Qué es lo que quiero deciros? Quiero deciros -no os riáis de mí- que no sé de dónde he venido aquí, a esta vida mortal o, si queréis, a esta muerte vital. No lo sé".

¿No estamos sumidos en la misma desorientación? ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Cuál es nuestro linaje, el del polvo, el de los reptiles, el del azar, el de las estrellas, el de los dioses...?

"Mientras me olvidaba de Dios, por todas partes oía «¡Bien, bien!» Y es que la mayor parte de los hombres viven también lejos de Dios; y si le gritan a uno «¡Bien, bien!» es para que le dé vergüenza no ser como ellos."

¿Dónde están hoy los prestigios, los aplausos, los reconocimientos? ¿Por quienes guardamos duelo y a quiénes ignoramos? Levantar la torva cerviz del suelo para alzar la mirada al cielo se tiene por infame o, cuando menos, estúpido.

"Me avergonzaba entre mis compañeros de parecer menos desvergonzado que ellos cuando les oía ufanarse de su desvergüenza, más por el deseo de ser alabados y admirados que por el placer que encontraban en sus torpezas. Por no ser menos, yo me hacía más vicioso, y cuando no había hecho nada que mereciera la pena ser contado, lo inventaba y mentía para no parecer inocente y casto".

Pero bajo esa jactancia externa el corazón Agustín se encuentra en un estado que no nos es desconocido:

"No sé qué raro sentimiento había nacido en mí: sentía un gran tedio de vivir y, a la vez, un terrible miedo a la muerte".

Conoce a una mujer y empieza a convivir con ella. El amor empieza a dar un sentido a su vida, pero todavía es muy incompleto. Quedan muchos interrogantes. Quizá la ciencia tenga la respuesta. El esfuerzo del hombre, ese campeón cósmico que todo lo mide y lo pesa. Sólo tú. ¡Adelante!

"Y es que la soberbia impide llegar a Dios, aunque sepan contar las estrellas del cielo y la arena del mar, y midan el cielo e investiguen el recorrido de los astros (...). Los ignorantes se admiran y se quedan pasmados ante estas cosa; y los que las saben se envanecen... y se desvanecen, y con su soberbia se apartan de la verdadera Luz, y se apagan (...) porque no investigan de dónde les viene su inteligencia, y aunque adviertan que la han recibido de Dios, se dan gloria a sí mismos en vez de a Dios". 

Agustín se percata que quienes desde las ciencias dicen tener a mano todas las respuestas, no son sinceros, pues ofrecen lo que no poseen, la respuesta a los anhelos humanos. Hay un ámbito de misterio que escapa a la pura razón y a la experiencia empírica, pero sobre el que el hombre necesita respuestas para hacer su vida.

"Empecé a dar preferencia a la doctrina católica, porque me parecía que en ella se explicaban las cosas con más honradez, sin mentiras. Lo que no se demostraba intelectualmente -porque no había pruebas o porque no se supiesen entonces- se creía. Los maniqueos, en cambio, despreciaban la fe y prometían con frívola insensatez una construcción científica, que no era tal, sino que en realidad obligaban a creer en una infinidad de absurdas estupideces que no podían demostrar".

Sin embargo la exigencia de esa fe le parece descomunal. Todavía pretende cargar sobre sí el peso de su vida.

"Deseaba esta vida feliz del creyente, pero a la vez me daba miedo el modo de llegar a ella, y por eso la buscaba... lejos de donde estaba. Pensaba que iba a ser muy desgraciado si renunciaba al amor de las mujeres, y no pensaba en la medicina del amor de Dios, que sana esta enfermedad, porque todavía no lo sabía y pensaba que la continencia se consigue con las propias fuerzas -y a mí me faltaban-; era tan necio que no sabía lo que está escrito que nadie es continente si Dios no se lo concede".

Las dudas aumentan. ¿Hasta qué punto se puede fiar uno de Dios si mirando alrededor vemos dolor y crueldad?

Si Dios es bueno, "¿dónde está el mal, por dónde se ha colado en el mundo? ¿Cuál es su raíz y su semilla? (...) Si Dios es Omnipotente, ¿es que no podría cambiar del todo esa materia, de modo que no quedara en ella nada de mal?"

Finalmente se cumple el dicho evangélico según el cual el que busca encuentra y es transformado.

"¿Por qué no vas a poder tú lo que éstos y éstas han podido? ¿O es que crees que éstos y éstas lo pueden con sus propias fuerzas? ¡No, es con la fuerza del Señor su Dios! (...) ¿Por qué intentas apoyarte en ti si no puedes ni tenerte en pie? Échate en sus brazos, no tengas miedo, Él no se retirará para que caigas; échate seguro de que te recibirá y te curará".

Agustín, nuestro contemporáneo, murió en la ciudad de Hipona cuando ésta era sitiada por los vándalos al mando de Genserico, pero nos ha dejado sus Confesiones cuya lectura recomendamos desde este blog.



"Y la verdad estaba dentro de mí, más íntima que lo más interior de mí mismo, más elevada que lo más elevado de mí".

miércoles, 23 de marzo de 2016

Gente, desconcierto, se hace el silencio... Un hombre distinto




Mas viendo Jesús a todo este gentío se subió a un monte, donde habiéndose sentado, se le acercaron sus discípulos; y abriendo su boca los adoctrinaba, diciendo:
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos y humildes, porque ellos poseerán la tierra.
Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los que tienen puro su corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos seréis cuando los hombres por mi causa os maldijeren, y os persiguieren, y dijeren con mentira toda suerte de mal contra vosotros.


Alegraos entonces y regocijaos, porque es muy grande la recompensa que os aguarda en los cielos. Del mismo modo persiguieron a los profetas que ha habido antes de vosotros.





lunes, 21 de marzo de 2016

Alétheia



En griego una de las formas de denominar la verdad es "alétheia", que significa desvelar, quitar el velo, des-cubrir, dejar ver lo que estaba oculto. Su contrario es la falsedad, el encubrimiento, la ocultación.

Si lo pensamos bien, la verdad no se refiere únicamente a la correspondencia entre lo que se sabe y se dice, sino, más hondamente, al modo en que se vive. Podemos llevar una vida auténtica, verdadera (recordemos la consigna de Píndaro, llega a ser quien eres) o una vida falseada, inauténtica, menguada.

A este respecto me parecen muy esclarecedores dos pasajes bíblicos. El primero se refiere a Adán y Eva; ambos caminan por el paraíso tal cual Dios los ha creado -a fin de cuentas son imagen suya-, sin avergonzarse. Pero tentados por la serpiente -el demonio, príncipe de la mentira- acaban por pecar. Entonces sucede lo siguiente:


"Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto al aire del día: y escondiose el hombre y su mujer de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto".

Adán y Eva se esconden. Ya no viven en la verdad. No ocultan un acto sino a sí mismos. Sienten vergüenza de su desnudez, de sus vidas. Necesitan cubrirse, taparse, ocultar su condición.

El otro episodio se refiere a Abraham, poco antes de que Dios le prometa descendencia. 


"Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto".

Abraham ha recibido una llamada, una vocación. En la medida en que le sea fiel vivirá en la verdad. Sabemos que fue fiel a ella hasta en momentos tan dramáticos como cuando está a punto de sacrificar a su hijo. Pero a cada prueba su vida resplandece más. No se oculta, sino que se muestra ("anda delante de mí"), y por eso se perfecciona, vive en la verdad de su condición, en plenitud.

sábado, 19 de marzo de 2016

Podemos entendernos con la Argentina (al menos en la pantalla)



Definitivamente confirmado: Celda 211 no fue un espejismo. En España somos capaces de hacer algo más que comedia (lo cual no era poca cosa), también thrilers a un nivel que nos permite mirarnos cara a cara con las producciones de los Estados Unidos, Meca del cine.

Un síntoma claro: la prensa nacional ha empezado a tratar este tipo de películas con el mismo nivel de exigencia que lo hace con las producciones norteamericanas. Hemos alcanzado la mayoría de edad y se nos trata en consonancia.

El desconocido me encantó –de nuevo Tosar-, y esta noche he tenido la oportunidad de disfrutar de Cien años de perdón. Como ya sabrá quien haya visto el tráiler, gira en torno al atraco a una central bancaria que va teniendo derivadas cada vez más complejas.

Otra estupenda noticia, en la Argentina hay vida más allá de Ricardo Darín. Los tres actores que llevan la voz cantante junto a Tosar no se dejan hacer sombra por éste ni un momento. Estamos pronunciando palabras mayores. Hombres que le aguantan el tipo a Tosar; ¡sí, existen!


Concluyendo, a pesar de no saber hacer galas de cine sí sabemos producir buenas películas. ¡Antonio (Banderas), vuele pa´ España!

viernes, 18 de marzo de 2016

La frase más reaccionaria que he escuchado jamás



La frase más reaccionaria que he escuchado en mi vida la pronunció una persona cultivada, notablemente serena y muy educada.

Fue en en transcurso de una reunión en una asociación con la que yo colaboraba. Las cosas no iban bien. Las actividades habían quedado reducidas a una sola y los propósitos que nos habíamos marcado no se lograban ni por aproximación. Por fortuna, dos chicas muy activas de Valencia se habían incorporado a la misma con ganas de hacer cosas.

A cada propuesta que éstas hacían, uno de los presentes respondía:

- Esto ya se ha hecho y no funciona.

Así una y otra vez, hasta que llegó un momento en que por zanjar el tema el susodicho individuo afirmó:

- Todo lo que podáis imaginar ya se ha intentado y no funciona; lo único que funciona es lo que ya se hace.

¡Se había intentado todo lo que pudieran imaginar! O presuponía que la imaginación de las muchachas era muy limitada o la actividad en un tiempo para mí desconocido había sido verdaderamente frenética. Por supuesto, sólo funcionaba lo que él hacía desde siempre, que era precisamente lo que nos había conducido a aquella penosa situación.

Está claro que como reza el título de un libro de Alejandro Llano: el diablo es conservador.

sábado, 5 de marzo de 2016

Don Julián, ¿está usted aquí?


Julián Marías en 1970, en la Argentina, nos dirigió unas palabras a los españoles de 2016. ¡Anda ya, cómo va a ser eso posible!, exclamará alguno. Pues qué queréis que os diga, para quien no me crea aquí tiene la prueba:

"A veces se llama paradójicamente "progresismo" a la marcha atrás. Yo quisiera prevenir de este riesgo.

Frecuentemente, a lo largo de la historia, cuando algo bien difícil se va por fin a conseguir, vienen unos cuantos torpes y exagerados y lo echan todo a perder. Vuelven atrás la Historia cincuenta años, o tal vez un siglo.

Yo pienso muchas veces en la Ilustración que dominaba en Francia a fines del siglo XVIII. Pienso en que Luis XVI era un rey ilustrado, moderado y benévolo; en que en Francia dominaban los hombres de la Enciclopedia y los ilustrados; pienso que no hubo libertad en Francia hasta 1830, y me pregunto, ¿si no se hubiera producido el estallido de la Revolución Francesa en 1789 hubiera habido que esperar cuarenta y un años para tener un poco de libertad y un poco de democracia en Francia? Pienso que no.

Yo creo que el extremismo es el freno de la Historia".

Bueno, ya os lo había dicho.
Si alguno tiene interés en escucharlo en su propia voz: minuto 8:06. Merece la pena la conferencia entera, lógicamente, empezando por el vídeo 1: