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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

viernes, 26 de noviembre de 2021

¿Sirven para algo las Humanidades?

 




¿Sirven para algo las Humanidades? Ese es el tema que trato de plantear con toda la honestidad del mundo en el último vídeo del canal.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Cuando Alfonso el Batallador luchó contra los carlistas


 


El otro día pregunté a unos jóvenes con un brillante expediente académico qué les decían algunos nombres de personajes históricos de primera línea. La mayor parte les eran desconocidos; alguno les sonaba, y trataron de decir algo de ellos equivocadamente; por ejemplo, que Alfonso I El Batallador luchó contra los carlistas. Sólo de un par sabían quiénes eran colocándoles únicamente una etiqueta: uno como dictador, y el otro como rey.


Sinceramente, con tanta ley de memoria histórica me parece que nos está entrando la amnesia.


Los chavales desconocen el marco histórico en que un hecho o un personaje se desenvuelven. No digamos ya su correlación con otros acontecimientos. De modo que con toda la alegría pueden juzgar el pasado con los cánones del presente y entregarse en brazos de los ideólogos y los iconoclastas.


Varios divulgadores de filosofía habíamos quedado en grabar un vídeo reivindicando la filosofía frente a la penalización que sufre en los planes de estudio, pero me parece que lo voy a centrar en las Humanidades en general.


Qué pena.

lunes, 22 de noviembre de 2021

Negro mientras se pueda





Lo intento. De verdad que lo intento y no me dejan. Prometo que en la próxima entrada, pase lo que pase, hablaré de otra cosa. De pájaros o de integrales dobles, ya se me ocurrirá algo. Pero ahora mismo los dedos se me disparan a las teclas para interpretar una melodía en re menor, la tonalidad del Réquiem de Mozart.


Empecemos por una batallita. Nos tenemos que remontar a 1986, año en que yo iba mucho al cine. De hecho todas las semanas. Mi amigo Miguel Ángel y yo nos tragamos casi todos los estrenos juveniles aprovechando el descuento que ofrecía la Tarjeta Guía, precedente del actual Carné Joven.


Una de aquellas "joyas ochenteras" pasadas a mejor vida se titulada Hardvard, movida americana (Soul Man en versión original). Con ese nombre ya se puede uno imaginar que no era precisamente El Séptimo Sello de Ingmar Bergman.




Se trataba de una comedia en la cual un niño bien al que su padre millonario no quiere pagar la carrera en Hardvard, se hace pasar por negro para conseguir una beca específica para gente de color.


Para complicarlo todo se enamora de una humilde estudiante negra que ha perdido la beca por usurparla él.


Lo sustancioso viene al final de la película, cuando todo se destapa y mantiene una conversación con un profesor (negro), particularmente exigente y sensibilizado con la discriminación racial. El chico le muestra  su arrepentimiento y se compromete a empeñar su vida en ayudar a la comunidad negra. El profesor se congratula de que haya aprendido cómo se vive siendo negro, pero el estudiante lo corrige. No, en realidad él no sabe cómo se siente uno siendo negro pues podía dejar de serlo cuando quisiera.


Pienso que si se sabe aprovechar, un adulto medio en España (no sé en otras partes) puede ver remotamente (casi en lontananza) lo que tuvo que suponer para un judío europeo la irrupción del nazismo. ¿Cómo degustarlo? Sencillamente, queriendo llevar una vida social normal no estando vacunado contra la Covid.


¡Qué exageración! Dirá alguno. Ciertamente. Para empezar, como sucede al protagonista de Hardvard, movida americana, uno sabe que en cualquier momento puede engrosar las filas de los puros y ponerse a salvo. Basta con remangarse y decir: proceda, pinche aquí.


Asomémonos al editorial del lunes 22 de noviembre en El Español de don Pedro J. Ramírez. No tiene desperdicio: Explica que en torno al 10% de los españoles mayores de 12 años están sin vacunar contra la Covid. Lo cual, sostiene, pone en peligro a todos (se acabaron los rebaños, pero quién se acuerda de eso). Para "persuadir" a los remisos pide que las autoridades impongan el certificado Covid. "Es hora... de que se exija y naturalice en cualquier espacio público", y entre otros, señala "los autobuses" y los "puestos de trabajo".

Más adelante el editorial aclara que no exigen "decisiones drásticas" como las de Austria. 


Pues nadie lo diría. Si no dejas a uno subirse al transporte público ni entrar en su trabajo tú dirás.


El párrafo final ya es colosal: "Somos contrarios a la obligatoriedad de la vacuna... Pero el derecho a la irresponsabilidad no puede salir gratis".

No, desde luego; uno pierde sus derechos civiles y lo dejas sin trabajo pero vamos, libertad toda la que quieras y más. Mira, ahí tienes el monte.




Decía Julián Marías que el primer paso antes de que un conflicto estalle es que la mentira se adueñe del discurso público. Pues parece que no anda lejos.


Uno puede comprender (y compartir) los temores ante una enfermedad que se ha llevado por delante a no se sabe cuántos miles de personas sólo en España. En el mundo al parecer van más de cinco millones.

Es encomiable que se busquen soluciones, empezando por las médicas, para acabar con ella. Lo que no tiene justificación es el engaño y la creación de un estado de opinión que, apoyado en el miedo, envilece a las personas hasta el punto de crear chivos expiatorios, romper amistades o crear discriminaciones injustificadas.


Cuidado en qué lógica educamos el pensamiento de la gente. Cualquier día se vuelve contra uno y entonces, ¡ay!, ya es demasiado tarde. 




Ariernachweis, carné ario necesario para acceder a puestos públicos.

domingo, 21 de noviembre de 2021

El chivo y el rebaño




¿Cuál es el fin de la prensa?

Informar. Se supone.

¿Y cual el objetivo de la propaganda?

Según la RAE: atraer adeptos, propagar doctrinas, opiniones, etc.


Decía Marx que para él la misión de la filosofía ya no era simplemente conocer el mundo, sino cambiarlo; y vive Dios que lo cambió. Si no que se lo pregunten a los que quedaron atrapados más allá del muro de Berlín.


La tentación de la prensa es, ha sido, y será no centrarse en informar, sino en transformar; no dar noticias, sino fabricarlas; no dar elementos de juicio, sino ofrecer máximas.


A cuenta de las medidas "anticovid" la mayor parte de los grandes medios se ha lanzado por esta pendiente a velocidad crucero. Algunos con una impudicia escalofriante. Titular principal de El Español de hoy (bien por Pedro J. y su equipo; han descubierto quién hundió en Maine. ¡Es la guerra!):

Cuatro millones de adultos sin vacunar contra la Covid amenazan al resto de España ante la Navidad.


El enemigo está marcado con el dedo acusador. Ya sabemos quién encarna el mal.


DWNoticias: Alemania: mueren adultos mayores en contacto con personal no vacunado. En el reportaje, con destreza maquiavélica, se da a entender que dieciséis ancianos vacunados en una residencia murieron por culpa de algún trabajador no vacunado. ¿Nadie encuentra nada raro en este planteamiento? Repito: los vacunados se contagiaron de la enfermedad (luego estando vacunados se convirtieron en portadores), pero el informador ya sabe que quienes la introdujeron en el hospital fueron no vacunados. ¿Por qué diantres no pudo ser un vacunado el portador? No es tan inusual, y a casos concretos que conozco de primera mano me remito. Otra cosa es que se mire para otro lado y se les ahorren cuarentenas y controles como si aquí no pasara nada. Teniendo un chivo expiatorio para qué complicarse.


Titular de El Confidencial del 10 de agosto del presente: El enigma del covid en sanitarios andaluces: el 97% vacunados y liderando los contagios.


No hace tanto, si alcanzábamos un 70% de la población vacunada nos decían que obtendríamos la inmunidad de rebaño (el presi dixit). Y resultó que no. Teníamos que ser más rebaño.


¿Qué hacer? Subamos el listón hasta el 80%. Sigamos el ejemplo de Israel que es líder de vacunación. Al poco el Estado hebreo batía récords de contagios y empezaban a trabajar con la hipótesis de una ¡cuarta vacuna! Y lo que te rondaré, morena.


En España están vacunados más del 90% de los adultos y seguimos temblando.


No pretendo desanimar a nadie a vacunarse. Ni de lejos. Somos mayorcitos. A mí no sólo me parece lícito, sino que en muchos casos puede ser lo más recomendable. Todo apunta a que el porcentaje de casos graves en vacunados es menor que en no vacunados, aunque siga habiéndolos, y aunque no sea raro que vacunados se conviertan en transmisores asintomáticos, insisto. Pero de ahí a iniciar una caza de brujas y un sometimiento de toda opción discrepante media un abismo.


Son vacunas en fase experimental, ¡que ojalá funcionen! Insisto: ¡Ojalá funcionen! Pero valore cada quien pros y contras.


Lo que no tiene nombre son declaraciones como las del virólogo del CSID Luis Enjuanes en Radio Nacional: "Si usted no se vacuna, no puede ir a centros públicos y la Seguridad Social española no debería hacerse cargo de su tratamiento si el virus le ocasiona problemas de salud".


Entiendo que el doctor Enjuanes abogará porque los fumadores no sean tratados de cáncer, los obesos de apneas, infartos, varices..., la gente que hace deporte de lesiones causadas haciendo ejercicio; de los suicidas y los toxicómanos ya ni hablemos... En fin, que la función del médico ya no va a ser sanar, sino antes que nada convertirse en juez que dictamine si ese paciente merece ser salvado o no.


Hipócrates ha muerto. ¡Viva el súperhombre!

 

lunes, 15 de noviembre de 2021

Arresto domiciliario masivo




 "Austria empieza a confinar a dos millones de ciudadanos sin vacunar". Un titular que llevaría a un hombre despierto (si eso aún existiese) a frotarse los ojos once mil veces para asegurarse de que no está teniendo una pesadilla, pero que los medios de comunicación, otrora tan comprometidos con la defensa de "las libertades", nos cuentan sin pestañear; posiblemente a modo de restriego de algodón en la nalga antes de que nos la claven a nosotros.


"Porcentaje vergonzoso", reza uno de los apartados de la noticia. Lo vergonzoso no es que haya volado por los aires la libertad del ciudadano sometido a un poder político impúdicamente desenfrenado, lo vergonzoso, por lo visto, es que la población no obedezca ciegamente las consignas. Es por tu bien, que diría un déspota ilustrado. Estate tranquilo, si no te mueves no te dolerá.


Se anuncia que posiblemente detrás vaya Alemania. Europa ha muerto, cantaba Ilegales. "No hay valses en Viena..."


Nosotros llevamos a la espalda dos estados de alarma. En ambos se aplicaron medidas declaradas inconstitucionales por el Tribunal Constitucional  (que a buenas horas). Y eso que se trata de un Tribunal hijo de pactos sellados a la luz de una vela quitada del candelero para ocultarla bajo la cama. Tela.

 

¿Y el principal partido de la ¿¿¿oposición???? Guarda silencio, como el Ebro al pasar junto al Pilar, no vaya a ser que alguien despierte y nos recuerde cómo bendijo aquellos estados de alarma con el hisopo de su complicidad.

 

El presidente de Es-pa-naa ya ha dicho que volvería a hacerlo. ¡Con dos Kinder Sorpresa! Normal, le ha salido gratis. No es de extrañar que a los del golpe de Cataluña les haya aplicado un Black Friday a la primera oportunidad que ha tenido. La Constitución pasada por el arco de triunfo amarrada al carro de nuestra resignación, que es la que parece haber triunfado.





(¿Todavía hay que aclara que no todo el mundo es igual de vulnerable? ¿Que antes de inocular un medicamento en fase experimental (sin descartarlo) habría que valorar en cada caso pros y contras? ¿Que los vacunados también pueden ser transmisores del covid? Etc, etc, etc...)

domingo, 14 de noviembre de 2021

Padre nuestro que estás en los Cielos

Creo que fue en un libro de Benedicto XVI titulado Jesús de Nazaret donde leí que el Cielo es el lugar donde está Dios. No es que el Cielo albergue a Dios, sino que la presencia misma de Dios es la que establece en tal parte el Cielo.




En mi descomunal ignorancia, pensaba que aquella era una aportación del Papa alemán, pero un amigo sabio me ha hecho ver que ya Santa Teresa de Jesús afirmaba tal cosa en su Camino de Perfección:

"Ya sabéis que Dios está en todas partes. Pues claro está que adonde está el rey, allí está la corte. En fin, que adonde está Dios, es el cielo". (Cap. 28)


Con esta localización, la santa avilesa puede continuar de esta manera:

"Sin duda lo podéis creer que adonde está Su Majestad está toda la gloria. Pues mirad que dice San Agustín que le buscaba en muchas partes y que le vino a hallar dentro de sí mismo. ¿Pensáis que importa poco para un alma derramada entender esta verdad y ver que no ha menester para hablar con su Padre Eterno ir al cielo, ni para regalarse con El, ni ha menester hablar a voces? Por paso que hable, está tan cerca que nos oirá. Ni ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí y no extrañarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como a padre, pedirle como a padre, contarle sus trabajos, pedirle remedio para ellos, entendiendo que no es digna de ser su hija".



 

lunes, 8 de noviembre de 2021

Se ha vuelto a armar el Belén



La actualidad se muestra cíclica. Lo que ayer estaba de moda pronto queda caduco para recobrar vigencia a la vuelta de la esquina más inesperada.


Al alma atenta estos vaivenes históricos le producen una inquietante sensación de déjà vu. Esto ya lo había visto yo antes...


Recientemente he vuelto a ver una película de Paco Martínez Soria (en casa siempre hemos sido muy fans de nuestro paisano) que no veía desde hacía al menos dos décadas. Me estoy refiriendo a Se armó el Belén, de 1970.


En la misma nos muestran los calamitosos intentos de un anciano cura de barrio por "acomodarse" a los nuevos tiempos. Sus superiores le explican que Iglesia tiene que ser más enrollada, más yeyé y abierta al debate, a lo "actual", y el pater, que sólo sabe de salvar almas, en su intento de modernización no hace más que darse de bruces con la tozuda realidad. Por ganar lo que no alcanza punto está de echar a perder lo poco que conservaba.


Si bien el planteamiento del largometraje se enmarca dentro del contexto posconcilar (el Vaticano II concluyó en 1965), lo cierto que ha cobrado una actualidad apabullante.


Y lo más llamativo de todo es que con la perspectiva que da el tiempo vemos cómo las modas caducan con mayor velocidad que aquello que pretenden superar.


Un consejo: no se la pierdan. Si les sucede como a mí, descubrirán que la película goza de mayor lozanía hoy que hace quince o veinte años, y ese es un atributo reservado únicamente a los clásicos.