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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

lunes, 30 de mayo de 2016

Próxima presentación del libro "Bresca. El guardia suizo" (y trailer del mismo)

Estimados amigos:

Me complace compartir con vosotros una noticia que me hace especialmente feliz. Como me gustaría hacerlo de una forma más directa, he decidido contárosla en vídeo, así que aquí va.


viernes, 20 de mayo de 2016

Los justamente vencidos



Que al concluir la lectura de un ensayo a uno le quede un regusto melancólico no es nada habitual. Si a eso se suma que dicho ensayo versa sobre la vida de un grupo de espías españoles al servicio de un tirano como Stalin, la anomalía no puede ser mayor. Pero eso es lo que me ha pasado con El cielo prometido. Una mujer al servicio de Stalin, de Gregorio Luri. El libro ha sido elaborado a partir de una investigación apasionada y minuciosa desarrollada a lo largo de varios lustros. La misma no se ha apoyado únicamente en archivos y hemerotecas, sino que ha contado con abundantes y cercanos testimonios de personas íntimamente vinculadas con sus protagonistas.

Con una narración ágil y salpicada de agudas reflexiones, se nos muestra la existencia de Caridad Mercader, su familia y amigos, entre los que se encuentra su hijo Ramón, quien fuera el asesino de Trotsky.

Precisamente en el modo de acercarse a sus vidas pienso que reside el origen de la desazón que en ocasiones provoca, pues más allá de los actos que perpetran, a veces terribles, el autor es capaz de ponernos a la vista en todo momento su consistencia humana, y en ella nos vemos reflejados. Al mirarlos a ellos nos vemos a nosotros mismos, con nuestras carencias y necesidades, con nuestras miserias y apetitos, nada en ellos nos es ajeno. Homo sum, humani nihil a me alienum puto.

Caridad Mercader, la matriarca del clan, fue una mujer que nació en el seno de una familia acomodada. En un principio se ajustó a las exigencias de su condición social, contrayendo matrimonio con un empresario al que acabará por abandonar para entregarse de lleno a su nueva fe, el comunismo. No tardará en arrastrar tras de sí a sus hijos, alguno de los cuales se convertirá en agente del NKVD, al igual que la propia Caridad.

Y en ese juego de espías descubrimos que el peligro no está sólo en la trinchera de enfrente, sino que el compañero de bando es a menudo más letal.

A lo largo de sus más de quinientas páginas yo saco una conclusión clara: pactar con el diablo es un mal negocio. Nadie aspira al infierno, así que el demonio promete el cielo, aunque para ello impone un precio: hay que convertirse en demonio. “Es sólo un estadio pasajero –nos dice-. En el fondo estás haciendo una labor angelical eliminando a todos esos demonios; después todo será distinto”. Sin embargo el Padre de la Mentira no puede dar lo que no tiene, así que mientras creemos levantar una torre para alcanzar la gloria, lo que en realidad hacemos es ensanchar el Tártaro, infernando nuestras propias vidas y las de quienes nos rodean. “Seréis como dioses”, fue su promesa, y desde aquella primera vez la repite sin cesar incumpliéndola en la misma medida.

Refiriéndose a la guerra civil decía Julián Marías que le parecía un grave error tratar de resucitar cualquiera de los dos bandos. Su balance de la contienda rezaba así: “Los justamente vencidos, los injustamente vencedores”. Y en El cielo prometido asistimos a los avatares de algunos de aquellos hombres y mujeres justamente vencidos. Porque fue justa su derrota, aunque los otros no hubieran sabido honrar su victoria. Ese reconocimiento lo mantuvieron voces tan fuera de toda sospecha como la de Julián Besteiro, presidente de las cortes constituyentes de la II República y veterano líder del PSOE y de la UGT:

«La verdad real: estamos derrotados por nuestras propias culpas (claro que el hacer mías estas culpas es pura retórica). Estamos derrotados nacionalmente por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique, que es la aberración política más grande que han conocido quizás los siglos. La política internacional rusa, en manos de Stalin y tal vez como reacción contra un estado de fracaso interior, se ha convertido en un crimen monstruoso (...). La reacción contra ese error de la República de dejarse arrastrar a la línea bolchevique, la representan genuinamente, sean los que quieran sus defectos, los nacionalistas que se han batido en gran cruzada anticomitern».

¿Qué habría sucedido si hubiera triunfado el Frente Popular? Todo apunta a un proceso de purgas tremendo, no ya respecto a sus rivales bélicos, sino entre las propias facciones que pretendían imponer su peculiar credo revolucionario. De hecho las mismas comenzaron durante la propia contienda.

No quiero acabar estas notas sin señalar un hecho que me ha llenado de admiración a lo largo de todo el libro, me refiero a la capacidad de análisis y el juicio crítico de su autor. Estamos acostumbrados a estudios que dan por bueno cualquier escrito, particularmente si se atiene a la línea ideológica de quien lo presenta. Luri no hace así. Desconfía cartesianamente de las afirmaciones interesadas, incluso de su propia percepción; busca intenciones sin presuponerlas; pone en su marco histórico el qué y el cuándo de lo que se dice. En definitiva, procura separar la paja del grano para no confundir las sombras con las cosas.


“¡Luz, más luz!”, exclamó Goethe poco antes de morir. Eso es lo que hace el verdadero filósofo, tratar de iluminar, por eso se agradece enormemente el entusiasta vigor lumínico de este pensador metido a desvelar los entresijos del alma de unas personas que soñaron con mundos imposibles derribando los ya existentes.



Nota: Foto del encabezado. Roquelia (esposa de Ramón), Ramón Mercader y Caridad Mercader. Foto tomada del blog El café de Ocata.

domingo, 15 de mayo de 2016

Una recomendación literaria (algo disparatada)



Traemos una recomendación literaria un tanto alocada. Se trata del libro de Manuel García Morente "Lecciones preliminares de Filosofía".

Espero que os guste el último vídeo que he preparado de la serie Filosofía para náufragos.

Gracias por vuestra santa paciencia conmigo.

domingo, 8 de mayo de 2016

Impresiones al vuelo sobre un libro conmovedor (y altamente recomendable)



Estoy leyendo uno de esos libros que no se limitan a dar cuenta de unos hechos, sino que por la significación de los mismos le remueven a uno por dentro. Me refiero a El cielo prometido. Una mujer al servicio de Stalin, de Gregorio Luri.
En el libro se da cuenta de la vida de Caridad Mercader, destacada comunista española madre de quien acabara con la vida de Trotsky, Ramón Mercader. Junto a ellos aparece toda la constelación de elementos que se mueven en su universo revolucionario.

Hay algunas notas que me parecen particularmente significativas. Así, la fe ciega que los militantes profesaban al credo comunista, sin fisuras, basada en la sospecha y la purga permanente, donde a semejanza de Robespierre la virtud iba necesariamente de la mano del terror. “Yo os digo que Lina Odena no ha muerto para que se paseen las señoritas ociosas por Madrid. Y como el miedo es saludable, si no se nos tiene miedo, el sacrificio de Lina será estéril”, sentenció Margarita Nelken, y se pusieron manos a la obra. Y es que en esta nueva religión la virtud sólo se alcanzaba mediante obediencia incondicional al Partido. No había otro mandamiento: amarás al Partido por encima de todas las cosas, de tu familia, de la verdad, de tu vida, de tu conciencia.

Otro hecho llamativo es la inmediatez del proceso revolucionario. Apenas se produce el pronunciamiento militar de julio del 36 las milicias se echan a la calle.  No olvidemos que en Madrid durante la guerra civil la calle Príncipe de Vergara pasó a llamarse Avenida del 18 de julio. El alzamiento militar se vio como el pistoletazo de salida para dar comienzo a la revolución que traería un mundo nuevo, a semejanza de lo que había acaecido en Rusia. El primer asalto en el 34 había fracasado, pero esta vez las cosas habían de ser distintas. Los asaltos, requisas, represalias, se desarrollan rápidamente. Al principio con un optimismo ilusorio, pronto sometido a la fuerza de los hechos.

Ello demuestra que la quiebra social se había fraguado tiempo antes y que había elementos deseosos de que esto aflorara para hacerse con el control.
Se señala con acierto el papel de la propaganda, donde un individuo accidentado puede transformarse en héroe combatiente. La verdad no importa, sólo la épica que estimule a la lucha y convierta en demonio al enemigo.

Es curioso que en nuestro tiempo, cuando ha caído el Telón de Acero y contamos con materiales bastantes para aclarar muchos de aquellos hechos, nos hayamos lanzado a la tarea de consagrar los mitos cambiando los nombres de calles y plazas para homenajear a personajes verdaderamente inquietantes. Pero, como dice La historia interminable, esa ya es otra historia y debe ser contada en otro momento.

Por último, en lo que llevo leído se señala el nuevo papel de las mujeres. Su protagonismo en la lucha, la propaganda y el espionaje queda perfectamente reflejado en esta obra. Y no se trata de una reivindicación políticamente correcta, sino que recoge el acontecer de aquellos años trepidantes.


¿Es todo? No, no es todo. Porque más allá de esas claves históricas están las personas que las protagonizan y que desfilan ante nosotros, con sus flaquezas y sus gestos generosos, incluso desde su peculiar interpretación del mundo. Así nos encontramos con Caridad, con África de las Heras, Lena Imbert, Marina Ginestà, Ramón Mercader y otros muchos; mujeres y hombres que pusieron su existencia al servicio de una ideología que pretendía asaltar el mundo de las Ideas a cualquier precio, incluso el de sus propias vidas.

lunes, 2 de mayo de 2016

En la cocina con Aristóteles



¿Qué tienen que ver la tortilla de patata, Aristóteles y una anaconda? Si quieres saberlo no te pierdas el último vídeo de Filosofía para Náufragos.

¡Bienvenidos a bordo, polizones!