Correo electrónico

BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

jueves, 25 de noviembre de 2010

DIÁLOGOS PEQUETÓNICOS: EL BANQUETE (bueno, más bien "El Desayuno")




Una nariz chata, 2 coletas, 16 kilogramos, 7:40 de la mañana. Ante ella el vaso con zumo de naranja reposa todavía intacto. Deja de enredar con los cereales que hay sobre la mesa y me mira muy atenta:

- Papá, ¿quién es más importante: Dios, las personas o la comida?

Me tomo un par de segundos para valorar bien la respuesta. Finamente, arranco:

- El más importante es Dios.
- ¿Y después?
- Las personas.
- ¿Y luego?
- La comida.

Todavía no me he dado cuenta de que estas preguntas no son sino el principio de una construcción argumental.

- Papá, entonces ¿quién manda más, Dios o las personas?
- Pues Dios.

Me ha llevado al terreno que ella quería. El pequeño predador verbal siente que su adormecida presa está a su alcance y se lanza como un relámpago sin dejar entrever el menor atisbo de duda.

- ¡Lo ves! ¡Entonces nosotras no os tenemos que hacer ningún caso!

Es más que una afirmación; es un grito de júbilo.

No puedo evitar estallar en una carcajada. Es la derrota más divertida que he sufrido en mucho tiempo. Lo sé, ha usado un argumento falaz. ¡Pero es que tiene tres años, qué caramba!

Ni el suceso está a la altura del Gorgias de Platón, ni la pequeña sofista que se alza victoriosa frente a su zumo es Protágoras, ni por supuesto un servidor le llega a Sócrates a la altura de las sandalias (entre otras cosas porque solía ir descalzo), pero si la cosa sigue así, los diálogos de sobremesa prometen. Ya lo creo que prometen...

11 comentarios:

  1. ¡Que no te pase nada, compañero! Pero, a la vez, ¡Que maravilla! No nos prives de ir conociendo esos diálogos. Pueden acabar en un libro.

    ResponderEliminar
  2. De tal palo tal astilla...

    Siento mucho no escribirte a menudo, aunque soy tu lectora más fiel.
    Un abrazo y que Dios te bendiga

    ResponderEliminar
  3. Hola Rafael.
    Los niños. Cuanto disfruto yo también con las ocurrencias de mis nietos.
    Te agradezco tu visita a mi bitácora y decirte que el humor es base fundamental para la vida.
    Yo también "te ajunto" y me monto en la "guagua" para seguir tu bitácora.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Los diálogos de sobremesa ... te darán muchas sorpresas y muuuchas lecciones y un gozo enorme, seguro...
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  6. Sí que promete Rafael, apunta de buena madera, por esa astilla que comenta Patricia.

    No está de más un buen contraataque: Pues Él mismo en previsión de semejante motín, puso después de Sí y su santo Nombre con sus fiestas, a los padres en mandato cuarto.

    ResponderEliminar
  7. Dieciséis kilos, nariz chata y dos coletas: un competidor de peso pesado a cualquier hora del día.
    Dísfrútala

    Un saludo
    al + mc

    ResponderEliminar
  8. Gracias Pepe, aunque sé de buena tinta que tú también tienes cerca a una artista que cualquier día acabará exponiendo.

    Patricia, asoma más la patita, que si no sé por donde paras (muy bueno el "retrato" que aparece en tu perfil ;D)

    Armando, como me ajuntas a tu blog, nos seguiremos viendo muy a menudo. Muchas gracias.

    Gran Visigoda, lo que he descubierto (aunque probablemente he sido el último en enterarme) es que educar es tener que aprender permanentemente. Con mis "petardillas" no hay día en que no tenga que ejercitar la práctica prueba-error. Me alegra mucho verte por aquí.

    NIP, sobre todo la más pequeña, el cuarto mandamiento lo lleva un pelín verde. Cualquier día veremos colgada en el cabecero de su cama la bandera pirata o la rojinegra. Tiempo al tiempo.

    Suchico, lo cierto es que algunos días me deja prácticamente cao. ¡Dios mío, qué energía! QDTB

    ResponderEliminar
  9. Jajaja. Digno de la Atenas de Pericles, sí.

    ResponderEliminar
  10. ajajaja, sí que era un pequeño predador verbal, te hizo añicos en su territorio.

    Saludos y perdón por pasar sin golpear.

    ResponderEliminar
  11. Gracias Alejando y rara calma, por vuestros comentarios. No creáis que la peque me da tregua. Ignoro qué composición mental se ha hecho que desde que "Dios manda más", se siente con fuerza moral para desautorizarme a placer. Sigo en la barricada (aunque es muy brava).

    ResponderEliminar