(Sábado, 30/10/2010) Jamás nos habíamos visto; sin embargo, en distintas ocasiones nos habíamos cruzado correos electrónicos y llamadas acompañadas de largas y sustanciosas conversaciones.
Por fin llegaba la ocasión del contacto cara a cara; de la conversación distendida y cercana. Francesco de Nigris venía a Zaragoza invitado por la Sociedad Aragonesa de Ciencias y Humanidades (SACH). Se trataba del más joven discípulo directo de Julián Marías. Los cinco últimos años de vida del filósofo lo acompañó a diario, disfrutando de una exclusividad impensable apenas unos años antes, cuando la agenda de Marías era un apretado mosaico de conferencias, viajes, artículos, congresos, libros y compromisos mil.
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Durante este tiempo de convivencia, Francesco no sólo se empapó del pensamiento de Marías, sino que pudo experimentar la filosofía vivida; el trato cotidiano con la persona que engendró un modo de pensamiento y a su vez fue consecuencia de esa forma coherente de aprehensión de la realidad. Nada puede suplir al contacto personal.
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Hoy podrán existir filósofos platónicos, aristotélicos, tomistas o kantianos, pero no sensu stricto discípulos de Platón, Santo Tomás o Kant, pues estos maestros perecieron siglos ha, y no es posible el intercambio y convivencia con ellos.
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Recojo a Francesco en la estación de tren y acudimos al lugar del evento. Ya hay gente esperando. Falta media hora pero los seguidores de Marías en Zaragoza tienen hambre de aquella claridad que el autor de España Inteligible imprimía a todas sus palabras. ¿Merecerá la pena la espera?, se debe preguntar más de uno que desconoce quién es De Nigris.
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Al fin comienza el acto. En primer lugar presento al ponente. Procuro ser breve, pues no han venido a escucharme a mí, sino al joven filósofo italiano que tan pronto comienza su disertación muestra una claridad, lucidez y elevación intelectual absolutamente excepcionales. Las palabras brotan en una armónica sucesión de argumentos que van alumbrando los distintos aspectos que configuran la realidad personal del hombre: libertad, responsabilidad, moral, relación, intimidad, y como vértice de todo ello, nuestra condición amorosa.
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De vez en cuando observo al público para constatar cómo el ponente ha conseguido cautivarlo. Ninguna palabra es vana. Cada formulación recoge con elegancia y rigor conceptos capaces de clarificar la realidad que nos constituye. Y en este estilo se hace patente el magisterio orteguiano.
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La exposición se cierra con la propuesta de una teología de inspiración raciovitalista pendiente de desarrollar. Apenas Francesco concluye, el público le ofrenda un aplauso sostenido cargado de gratitud.
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Las preguntas no se hacen esperar. Hay ansia de conocer más, de entender, de ampliar. Finalmente me veo obligado a dar por concluido el acto impidiendo que la sucesión de preguntas lo prolongue más de lo prudente. Pero el público no quiere marcharse; permanece en pie, en pequeños grupos, tratando de prolongar una jornada memorable. Todos nos sentimos vivificados.
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Poco a poco conseguimos ir despidiendo a las amables personas que nos han acompañado. Son más de las dos y unos cuantos amigos de la SACH vamos a tener el gusto de invitar a Francesco a una comida ¡italiana! Queremos que se sienta como en casa. Entre pizza y plato de pasta la conversación discurre amena. Todos estamos deseosos de saber más sobre él y su maestro.
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Francesco va dejando en nosotros una impresión de autenticidad no desprovista de dramatismo. Esta sensación se irá confirmando a lo largo de la tarde, entre cafés y visitas a La Seo y El Pilar.
Francesco va dejando en nosotros una impresión de autenticidad no desprovista de dramatismo. Esta sensación se irá confirmando a lo largo de la tarde, entre cafés y visitas a La Seo y El Pilar.
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A última hora acudimos a despedirle a la estación de tren el presidente de la SACH, Juan López, y yo mismo. Por la mañana habíamos dado la bienvenida a "un discípulo de Julián Marías"; ahora teníamos que decir adiós a un amigo. Ha sido un día especial con un protagonista especial. Ya sólo nos cabe esperar el reencuentro. Deseamos que sea pronto.
No he estado en Zaragoza en la conferencia de Francesco de Nigris, pero me puedo imaginar cuán fructífera debió ser la ocasión de escucharle. El tema elegido: “Nacidos para amar”, es verdad que, difícilmente, puede no resultar atrayente… por algo será… pero es que además el título sigue: “El amor en Julián Marías”, y cualquiera que haya tenido contacto con la Filosofía de Julián Marías, en todo lugar, y en todo tiempo, sabe que es imposible que defraude, porque su encuentro con la verdad es presupuesto siempre de su pensamiento. Su filosofía cala el alma y logra algo que tan sólo un pensador y persona extraordinaria puede conseguir ante un auditorio, y es un ambiente de armonía, de paz, de bienestar… Es nada más, y nada menos, que darse cuenta de que la vida pensada, analizada, valorada radicalmente a través de su filosofía, encaja perfectamente, como un rompecabezas, un maravilloso rompecabezas, que procede de un hombre profundamente cristiano que ama y defiende la libertad, y ésta es precisamente la raíz de su pensamiento: su planteamiento liberal y cristiano. Por ello, entiendo, como expresa el autor de este blog, que al finalizar el coloquio, tras la conferencia, todo el mundo saliera encantado, con ganas de escuchar más… Y esto ha ocurrido no sólo porque actualmente Francesco de Nigris es quien mejor conoce la filosofía de Julián Marías, sino porque hay que reconocer también en él sus cualidades excepcionales, como filósofo y orador, quien cogiendo el testigo de su maestro, es responsable hoy por hoy de que el inmenso valor que atesora el pensamiento de Marías, que conforma todo un sistema filosófico cuyas raíces se encuentran en Ortega y Gasset, continúe dando sus frutos en más estudios a través de sus publicaciones y conferencias… porque la vida sigue, y necesita seguir siendo interpretada… ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarGracias MPC. Como puedes imaginar, la conferencia fue una gozada. Por tu escrito, me da la impresión de que lo has escucharlo alguna vez, si es que no lo conoces. Desde luego, quien tenga la oportunidad que no la desaproveche.
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