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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

domingo, 25 de noviembre de 2018

Una pesadilla



No es la primera vez que tengo una pesadilla sobre el mismo tema. No había ningún motivo para ella; ninguna película, conversación reciente, nada; pero reaparecía la cuestión.
Por algún motivo que desconozco, se producía una crisis nuclear. El mundo llegaba a su fin a causa de unas armas construidas con el ingenio del hombre. Cualquier refugio era inútil: ¿un búnker para aguantar más de 1.000 años de radiación? ¡Qué broma estúpida!
Me angustiaba por mis hijas y me preguntaba cómo era posible que personas preparadas, inteligentes, brillantes incluso, hubieran dedicado sus esfuerzos a diseñar y fabrica el mecanismo de nuestra destrucción.
Ahora estoy despierto y sigo sin entenderlo. Me parece un pecado sin paliativos, una monstruosidad. No aprendemos de nuestros errores. Sólo el golpe reciente nos trae a la realidad, pero hay golpes de los que uno jamás puede recuperarse, lecciones sin retorno.
Siempre hay alguien que encuentra una justificación para la atrocidad, que se cree la plenitud de la historia, que piensa que es su causa o la nada. Y ese imbécil un día se encuentra en una contingencia histórica que le otorga el poder, un cierto poder, un acceso a algo que otros hicieron y ahora cae en sus manos, ¡y lo emplea!
Sólo conocemos un planeta capaz de albergar vida, el nuestro, y hemos inventado el medio de borrarlo en unos minutos. Esto hay que pararlo, o la pesadilla acabará por cobrar cuerpo en la realidad. Quiero poder despertar, y que mis hijas también puedan, y los hijos de mis hijas; quiero un mañana.

2 comentarios:

  1. Para tal barbaridad, no hay justificación.
    Qué pena!!
    Un fuerte abrazo.

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    Respuestas
    1. Desde luego es criminal. Gracias, Amalia, y un abrazo para ti.

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