Entro en una oficina de atención al público de la
Administración. Las paredes están empapeladas sin orden ni concierto de
propaganda sindical y carteles con aire grafitero que abogan por la defensa “lo
público”. Es la misma estampa que he encontrado en la biblioteca, el registro, el
hospital, la universidad…
Me parece legítimo reclamar lo que uno cree que es
justo, pero que determinados grupos se
apropien de esa manera del espacio definido como “público” fuera de las zonas habilitadas
para ello, ¿es normal?
Calendarios, posters, pegatinas de sindicatos invadiéndolo
todo. En qué quedamos, es un espacio “público”
o una sede sindical.
No, está claro que una sede sindical no es, aunque sólo sea por
el hecho de que en las sedes sindicales no permitirían que se hiciera algo así.Nota: La primera foto se tomó en el "hall" principal del Hospital Miguel Servet de Zaragoza. La segunda corresponde al salón de actos de la central de CCOO. Ampliando esta última imagen puede comprobarse que las únicas pegatinas que hay en las paredes son las del extintor y la de un prohibido fumar; no hay más.
Yo no digo nada...la salida de la mayoría de los piquetes "informativos" de las dos sedes de los dos principales sindicatos (vivo al lado) el día de la última huelga general se hizo en coches y furgonetas de alta gama...
ResponderEliminarNi rezo ni saludo.
JA Manonegra, también me ahorro comentarios.
EliminarDe entrada yo no creo en los sindicatos. Con 8 añitos aprendí sin que nadie me enseñara como venden a los trabajadores y a padres de familias como el mio por la puerta de atrás, dando la mano al empresario de la multinacional. LLevo desde los 16 años en la calle buscandome la vida y currando y ni he necesitado su asesoramiento, ni su ayuda cuando he tenido que sacarme las castañas del fuego. He ido a la huelga general y me he jugado mi puesto de trabajo cuando estaban los "sociatas" (politica que sigo) y también iría estando los que están si lo viera necesario, sin que nadie me cohacione y por supuesto sin tener que estar viendo los molestos carteles y reivindicaciones por todos sitios (incluidos lugares deteriorados por la exposición que no son actos para publicidad) Mira con esto me pasa como con la propaganda electoral, me parece un teatro impuesto a la gente que encima es hasta molesto para los ojos. Uhy...Hoy me he "levantao" con más mala veta ¿no? Bueno pues eso, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vamos, Mento, que no eres muy partidaria...
EliminarTienes razón, Rafael, a mí tampoco me parece normal.
ResponderEliminarHay cosas que no ss entienden...
Un beso
Amalia, no se entienden, o se entienden desde la falta de consideración.
EliminarUn abrazo.
Hola, a mí siempre me han parecido de mal gusto las quejas a la vista de todo el mundo. En la Administración no se vive de la imagen, pero si diéramos otra quizás otro gallo nos cantaría.
ResponderEliminarUn abrazo. Fernando.
Fernando, es algo que he pensado más de una vez. ¿Quién iría a una tienda, un banco, un restaurante que tuviera las paredes plagadas de reivindicaciones, protestas, llamamientos? ¿Por qué esa consideración que se pide para lo "privado" no se tiene en lo "público"?
EliminarUn abrazo.
Desgraciadamente, lo público, al menos en su versión mediterránea, es lo que aún no es de nadie, aquí y ahora, o lo que, un poco más abstractamente, es susceptible de ser ocupado por una fuerza proporcional. En fin. Un abrazo.
ResponderEliminarJM Mora, pues a ver si empieza a cobrar peso nuestra vertiente cantábrica, que si no está todo hecho una calamidad. Otro abrazo para ti.
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