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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

jueves, 13 de enero de 2011

¿La Fontana de Trevi convertida en un balneario de aguas termales?


Fue una puñalada trapera del noticiario televisivo. Decían que querían conmemorar los cincuenta años de la mítica “La dolce vita”. ¡Pues os habéis lucido!

No es una película que me emocione, para qué engañarnos, se me hace muy pesadita, pero hay que reconocer que Anita Ekberg se salía de la pantalla (o los ojos de la cara al espectador, que todo puede ser). Cuando Silvia (Anita Ekberg) llamaba al joven italiano: “¡Marcello!”, a uno, tartamudeando, le daban ganas de responder: “¿Es a mí? ¿Es a mí?” El peliculón en su día fue un escándalo, y no era para menos; daba un puñetazo de testosterona por conducto visual dejando noqueado al espectador durante 174 minutos.

Pero con la celebración del homenaje (?!) televisivo se acabó el escándalo. Consiguieron aniquilar aquello con lo que no pudieron ni las condenas eclesiásticas ni la censura oficial. El telediario asesinó al mito, a la diosa, la diva, la leyenda. ¡Cincuenta años de “La dolce vita”! Y allí estaban las famosas imágenes del bañito de marras en la Fontana de Trevi, la provocadora feminidad, la rubia cabellera como única protección de la espalda desnuda, todo estudiadamente casual, cuando de repente aparece hablando Anita Ekberg en la actualidad, con la voz rota y los años implacables inscritos sobre la faz. ¡Qué es eso!

Cambio de argumento: “¡Marcello!” “Se ha ido a por tabaco, dice que no lo esperes despierta, que hasta que no se fume el último cigarro no entra en casa. Y que si el estanco está cerrado él espera lo que haga falta hasta que lo abran.” ¿Qué ha pasado? ¿A qué realidad cruel llamamos “tiempo”? ¿Dónde va a parar la belleza esquiva, la lozanía de la juventud? Sólo queda la imagen congelada; lo que un día fue y ya nunca volverá.


En una novela que estoy leyendo, y de la que igual un día hablo, “Riña de gatos. Madrid 1936” (premio Planeta 2010), un crítico de arte inglés está admirando un retrato de Felipe IV y el narrador dice:
“La belleza a la que ha consagrado su vida le ha traicionado al no envejecer con él. Con trescientos años a cuestas, Silver Philip es hoy tan joven como la primera vez que lo vio, y lo seguirá siendo cuando él ya no esté.”

El tiempo se fuga, las imágenes quedan. Gloria de un día, cómo te escapas.

El periodista ya está dando otra noticia. No sale humo del televisor, ha sido un asesinato aséptico. Ahora me doy cuenta, el tiempo ha sido el ejecutor, el informador sólo ha levantado acta de defunción. Ilusión de celuloide. ¿Acaso no consisten en eso los mitos?

7 comentarios:

  1. Lo malo es que algunas personas no acepatan envejecer, cuando hay que saber disfrutar, y afrontas como viene, cada etapa de la vida. Un abrazo ¡

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  2. Con este post me has recordado la historia de San Francisco de Borja: La reina consorte de España, Isabel de Portugal, era especialmente hermosa, pero murió en plena juventud, y Francisco fue encargado de hacer llevar su cadáver hasta la ciudad donde iba a ser sepultada. Este viaje duró varios días, y al llegar al sitio de su destino, abrieron el ataúd para constatar que sí era ese el cadáver de la reina. Pero en aquel momento el rostro de la difunta apareció tan descompuesto y maloliente, por la putrefacción que Francisco se conmovió hasta el fondo de su alma, y se propuso firmemente: "Ya nunca más me dedicaré a servir a jefes que se me van a morir". En adelante se propone dedicarse a servir únicamente a Cristo Jesús que vive para siempre.
    Tiziano reflejó este momento en uno de sus cuadros.
    Saludos

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  3. «El tiempo se fuga, las imágenes quedan.»
    El otro día escribí en un comentario una canción de Valverde que me moviliza de una manera especial
    cuando llegue a viejo voy hacerle caso a mi mejor consejo, la vida es una sola y es mejor vivirla hasta el último aliento... cuando llegue a viejo no quiero vivir solo de los recuerdos, quiero al frente, aprovechar mi tiempo... cuando Dios me llame para ya dejar a este mundo tan terco,sé que no termino, allá apenas comienzo.
    Un abrazo
    Claudio

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  4. Si pudieran los mitos quedar entre la niebla,Rafael, ya sólo podríamos mirar las imágenes de la cumbre, ellos lograrían entrar en la inmortalidad y nosotros dejaríamos que nos engañaran, pues todas en su momento, contaron con el photoshop de la época. Perdura el latido lento y sereno que acompaña el eterno presente.

    Estas navidades la fontana estaba más llena que nunca de ponjes, o eso me pareció a mí, seguramente influenciado por la lectura de tu magnífico libro-do.ありがとうございます.

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  5. Gracias, Kara. La verdad es que joven se está muy bien. Saber envejecer. ¡Qué gran sabiduría!

    Ángelo, ese episodio que cuentas lo tenía yo escrito en una carpeta cuando iba a la Universidad: "Aquellos caballeros, con la mano en la empuñadura de sus espadas, juraron que aquellos despojos eran el real cadáver de Doña Isabel de Portugal..." Cito de memoria, con lo cual puedo fallar más que una escopeta de feria.
    Respecto a cuadros, en el que conozco de Tiziano Isabel está viva (o es un zombi muy apañado). De José Moreno Carbonero sí conozco uno muy bonito de la "Conversión del Duque de Gandía" (es decir, San Francisco de Borja).

    Claudio, la canción no la conocía, pero la letra me parece preciosa.

    NIP, el texto en japonés que has escrito, me ha emocionado. ¡Qué profundo! Lo comparto plenamente. ¿Y tú...? ;D

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  6. A mí de momento me cuesta más ver a otros envejecer que envejecer yo. Pero todo llegará,supongo. Muy bueno lo del japonés. Un abrazo.Fernando.

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