Enunciado del problema:
Paso 1:
1960. Pepa y Pepe tuvieron 8 hijos. Cuando se jubilaron, cada uno de sus vástagos dio a sus padres 100 €/mes, de modo que los progenitores tenían una renta de 800 €/mes. Esto duró hasta que murieron con 75 años.
Paso 2:
2011. Luisa y Luis tuvieron 2 hijos. Cuando se jubilaron, como deseaban mantener el nivel de ingresos de sus antepasados, pidieron a sus hijos 400 € por cabeza y mes. Las criaturas, que tampoco querían perder su tren de vida, dijeron que “miau”, que no se iban a romper el espinazo para quedarse temblando a fin de mes mientras sus papás se bañaban en la playa. Además, los susodichos progenitores pensaban vivir 90 años (eso si no les daba un jamacuco antes), de modo que cualquier día de estos se iban a juntar con sus hijos en los viajes del IMSERSO.
Pregunta:
¿Qué podríamos hacer con gentes como Luisa y Luis dado el panorama descrito?
Posibles respuestas (elegir una):
1.- Alargar notablemente la edad de jubilación, de modo que coticen más años que Matusalén y lleguen a cobrar únicamente los inmortales (“sólo puede quedar uno”).
2.- Rebajar drásticamente las pensiones, de manera que Luisa y Luis cobren 200 €/mes y pasen su ancianidad comiendo amapolas silvestres.
3.- Desterrar la fanática política antinatalista vigente, de forma que podamos decir con el salmista: “La herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del vientre: son saetas en manos de un guerrero los hijos de la juventud”.
Paso 1:
1960. Pepa y Pepe tuvieron 8 hijos. Cuando se jubilaron, cada uno de sus vástagos dio a sus padres 100 €/mes, de modo que los progenitores tenían una renta de 800 €/mes. Esto duró hasta que murieron con 75 años.
Paso 2:
2011. Luisa y Luis tuvieron 2 hijos. Cuando se jubilaron, como deseaban mantener el nivel de ingresos de sus antepasados, pidieron a sus hijos 400 € por cabeza y mes. Las criaturas, que tampoco querían perder su tren de vida, dijeron que “miau”, que no se iban a romper el espinazo para quedarse temblando a fin de mes mientras sus papás se bañaban en la playa. Además, los susodichos progenitores pensaban vivir 90 años (eso si no les daba un jamacuco antes), de modo que cualquier día de estos se iban a juntar con sus hijos en los viajes del IMSERSO.
Pregunta:
¿Qué podríamos hacer con gentes como Luisa y Luis dado el panorama descrito?
Posibles respuestas (elegir una):
1.- Alargar notablemente la edad de jubilación, de modo que coticen más años que Matusalén y lleguen a cobrar únicamente los inmortales (“sólo puede quedar uno”).
2.- Rebajar drásticamente las pensiones, de manera que Luisa y Luis cobren 200 €/mes y pasen su ancianidad comiendo amapolas silvestres.
3.- Desterrar la fanática política antinatalista vigente, de forma que podamos decir con el salmista: “La herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del vientre: son saetas en manos de un guerrero los hijos de la juventud”.
¡Virgencita que me quede como estoy!.
ResponderEliminarEl viernes reforma de pensiones.
Un abrazo
La respuesta inteligente es la 3, pero como nos gobiernan zoquetes.....
ResponderEliminarCapuchino, es el signo de los tiempos (que nosotros hemos ido definiendo).
ResponderEliminarKara, estoy contigo. Y nosotros más por votarles.
La 1 naturalmente, he de asegurarme la mía, pero la 2 no estaría nada mal para Luisa y Luis por no saber economía, 800 en 2011 no son lo mismo que 800 de Pepa y Pepe en 1960. Finalmente, si vamos a aplicar la 3, y hay que desterrar algo, habrá que cantarle al del viernes... daame la manita Pepe Luis!
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