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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

lunes, 21 de octubre de 2019

Hospital. Heridos. Presidente. Personal. ¡Vergüenza!



Estos días las noticias nos ofrecen imágenes dolorosas de hechos que están acaeciendo en Cataluña. Hay problemas con difícil solución, especialmente cuando quienes deberían asumir mayor responsabilidad se dedican, desde hace tiempo, al cálculo político.

Abordar la cuestión de fondo desborda mis capacidades intelectuales y taquigráficas. Así que voy a atender a un "indicente" que me parece sintomático y preocupante. Me refiero a los insultos y abucheos perpetrados contra el presidente del gobierno en funciones por algunos miembros del personal de un hospital, donde, por cierto, se atiende a policías heridos.

Ya hablé hace unos años de la apropiación que determinados grupos, en particular sindicatos, hacen de las instalaciones públicas: Para leer pulsar aquí.

Lo que es de todos, del conjunto de los ciudadanos, es tomado en posesión por unos pocos, me da igual su número, y a menudo, paradojas de la vida, en nombre de "lo público".

Curiosamente en cualquier empresa privada: una tienda, una gimnasio, una cafetería, un hospital, se tiene más conciencia de lo que significa el público y del respeto que merece.

El público son quienes forman lo público, populuscus, lo que pertenece al pueblo. ¿Cuánto duraría un empleado de banca, un dependiente, un enfermero, un hostelero que se dedicara a insultar y gritar al cliente que no comulga con sus ideas, por muy relevante que fuera el cargo de este último? Con toda probabilidad, y con razón, le abrirían un expediente e, incluso, lo podrían poner de patitas en la calle.

¿Por qué algunos trabajadores de un centro bajo el patrocinio de la Generalidad,  del Ayuntamiento de Barcelona... ¡y del Cabildo de la Catedral! en el ejercicio de su profesión (no están en la calle, o en el parque, o en sus casas) pueden con impunidad insultar a quien no les cae en gracia? Y tratándose de un centro médico, donde uno debería dejar sus prejuicios colgados a la entrada para atender a todos sin distinción, me parece mucho más grave.

Hospital de la Santa Cruz y San Pablo, poco honor hacen al nombre del centro y a la dignidad de su profesión quienes de tal modo actúan,al igual que quienes no sancionan dicho modo de obrar. Vergüenza.




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