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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

domingo, 8 de mayo de 2016

Impresiones al vuelo sobre un libro conmovedor (y altamente recomendable)



Estoy leyendo uno de esos libros que no se limitan a dar cuenta de unos hechos, sino que por la significación de los mismos le remueven a uno por dentro. Me refiero a El cielo prometido. Una mujer al servicio de Stalin, de Gregorio Luri.
En el libro se da cuenta de la vida de Caridad Mercader, destacada comunista española madre de quien acabara con la vida de Trotsky, Ramón Mercader. Junto a ellos aparece toda la constelación de elementos que se mueven en su universo revolucionario.

Hay algunas notas que me parecen particularmente significativas. Así, la fe ciega que los militantes profesaban al credo comunista, sin fisuras, basada en la sospecha y la purga permanente, donde a semejanza de Robespierre la virtud iba necesariamente de la mano del terror. “Yo os digo que Lina Odena no ha muerto para que se paseen las señoritas ociosas por Madrid. Y como el miedo es saludable, si no se nos tiene miedo, el sacrificio de Lina será estéril”, sentenció Margarita Nelken, y se pusieron manos a la obra. Y es que en esta nueva religión la virtud sólo se alcanzaba mediante obediencia incondicional al Partido. No había otro mandamiento: amarás al Partido por encima de todas las cosas, de tu familia, de la verdad, de tu vida, de tu conciencia.

Otro hecho llamativo es la inmediatez del proceso revolucionario. Apenas se produce el pronunciamiento militar de julio del 36 las milicias se echan a la calle.  No olvidemos que en Madrid durante la guerra civil la calle Príncipe de Vergara pasó a llamarse Avenida del 18 de julio. El alzamiento militar se vio como el pistoletazo de salida para dar comienzo a la revolución que traería un mundo nuevo, a semejanza de lo que había acaecido en Rusia. El primer asalto en el 34 había fracasado, pero esta vez las cosas habían de ser distintas. Los asaltos, requisas, represalias, se desarrollan rápidamente. Al principio con un optimismo ilusorio, pronto sometido a la fuerza de los hechos.

Ello demuestra que la quiebra social se había fraguado tiempo antes y que había elementos deseosos de que esto aflorara para hacerse con el control.
Se señala con acierto el papel de la propaganda, donde un individuo accidentado puede transformarse en héroe combatiente. La verdad no importa, sólo la épica que estimule a la lucha y convierta en demonio al enemigo.

Es curioso que en nuestro tiempo, cuando ha caído el Telón de Acero y contamos con materiales bastantes para aclarar muchos de aquellos hechos, nos hayamos lanzado a la tarea de consagrar los mitos cambiando los nombres de calles y plazas para homenajear a personajes verdaderamente inquietantes. Pero, como dice La historia interminable, esa ya es otra historia y debe ser contada en otro momento.

Por último, en lo que llevo leído se señala el nuevo papel de las mujeres. Su protagonismo en la lucha, la propaganda y el espionaje queda perfectamente reflejado en esta obra. Y no se trata de una reivindicación políticamente correcta, sino que recoge el acontecer de aquellos años trepidantes.


¿Es todo? No, no es todo. Porque más allá de esas claves históricas están las personas que las protagonizan y que desfilan ante nosotros, con sus flaquezas y sus gestos generosos, incluso desde su peculiar interpretación del mundo. Así nos encontramos con Caridad, con África de las Heras, Lena Imbert, Marina Ginestà, Ramón Mercader y otros muchos; mujeres y hombres que pusieron su existencia al servicio de una ideología que pretendía asaltar el mundo de las Ideas a cualquier precio, incluso el de sus propias vidas.

8 comentarios:

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  3. Hasta que los fanatismos ideológicos encubiertos en mentiras no sean superados, estamos obligados a afrontar su erradicación. Los nacionalismos en Austria, Francia, Grecia, Polonia, Alemania, Escocia, o los falsos nacionalismos en España son consecuencias de esos fanatismos. La corrupción existente ayuda a explicar los peligros del ayer y de hoy.

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    1. Los fanatismos tienen muchos trajes, es cierto, desde los folkloricos hasta los turbantes. Ser hombre es tener conciencia, no decir siempre amén al rebaño.

      Un abrazo

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  4. Sin duda que se trata de un libro muy interesante del que tomó buena nota, Es bueno leer estas historias contadas desde una perspectiva seguramente más real del personaje.

    Un fuerte abrazo y muchas gracias por la recomendación.

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    1. Amalia, gracias a ti por tu generosidad y lealtad. Contigo da gusto. Un abrazo.

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  5. Tienes el don de hacer atractivo todo lo que haces. Dan ganas de vivirlo como lo vives, ya has pusto el gusanillo en mí, para hacerme con él.¿Y los guardias pa cuando?...

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    1. Los guardias iban a estar para la feria del libro en San Jorge, pero parece que las cosas de palacio van algo despacio, así que habrá que esperar ¿a junio? Ya no me atrevo a decir nada. Te avisto. Un abrazo fuerte.

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