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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

martes, 25 de agosto de 2015

La cajera y el burócrata



Voy a un supermercado, compro el doble de lo que pensaba (para no perder la costumbre) y me coloco al final de la fila. Estamos bastante gente. La cajera va a toda velocidad, pero por un momento se detiene, agarra un micrófono y su voz suena por la megafonía: “señorita Patricia, señorita Patricia, acuda a caja”. En menos de un minuto aparece la señorita Patricia que estaba reponiendo yogures y se pone a atender en otra de las cajas. “Por favor, vayan pasando en orden”. Duplicadas las fuerzas todo fluye para alivio de los clientes aunque los yogures tengan que esperar.

Voy a una gran biblioteca pública. Hay varias ventanillas, una para préstamo de libros, otra para devolución de libros, otra para alta de socios, otra para solicitudes de archivo y otra para que no sean pares. Encuentro el libro que buscaba y me coloco en la fila de préstamos. Es bastante larga y el señor que va primero está haciendo una consulta al que atiende. Las otras ventanillas están completa, absoluta y radicalmente vacías. Al frente de cada una de ellas una persona con cara del más completo, absoluto y radical aburrimiento. A ninguno se le ocurre decir que pasemos por su ventanilla, iría en contra de la excelencia de la especialización. En su día en aquella biblioteca recogieron firmas para solicitar que no se amortizaran dos puestos pues se resentiría el servicio. Es lo que tiene la falta de personal…

Acudo a las oficinas de Tráfico, se repite la escena de la biblioteca pero sin libros. En la interminable cola de “Información” un único señor con edad de estar jubilado atiende con santa paz. No se lo reprocho, si todos los días es así tiene tajo ininterrumpido desde el punto de la mañana hasta el día del Juicio Final por la tarde. Por lo visto todo pasa por ahí salvo las citas previas. Incluso para pedir un triste impreso hay que incorporarse a la fila del ciempiés y ver girar el tiovivo de las agujas. Miro a mi alrededor, tres ventanillas vacías, otra con una persona y otra con dos. Está claro, los usuarios no sabemos hacer las cosas bien, ni tenemos el mínimo sentido para adaptarnos a los procesos burocráticos establecidos.


El día que resuelvan gestiones administrativas en los supermercados no tengo la menor duda de adónde acudiré.

8 comentarios:

  1. Cuánta razón tienes! !.
    Un abrazo

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  2. Cuánta razón tienes! !.
    Un abrazo

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  3. Muy bien escrito. Has transmitido las situaciones de manera que era fácil ponerse en tu piel ... Gracias por compartirlas y poder disfrutar leyéndolas.
    De acuerdo con tu última reflexión!
    Un saludo.

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  4. Respuestas
    1. Es una prueba de parentesco más fuerte que el ADN.

      Un abbraccio

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