Ella es madre de Carmen, una niña con síndrome de Down que nació con un soplo de corazón. Con cinco meses la pudieron operar y salió adelante. Pero las "sorpresas" no iban a acabar ahí. Un año más tarde le diagnosticaron leucemia. De nuevo al hospital y todos en jaque.
Nuestra ratita presumida adquirió el aspecto de un Buda, sin un solo pelo en la cabeza. No obstante no perdió la alegría que tiene siempre... que no se le lleve la contraria.
También sanó. Y ahora la tenemos hecha un torbellino de dicha y cariño, de mano en mano y de hermano en hermano. ¿Cómo íbamos a renunciar a un tesoro semejante?
¡Ni por todo el oro del mundo!
Así es, enhorabuena a toda la familia.
ResponderEliminarLa verdad es que... cuando te dan la noticia de que lo que está en camino es un síndrome de Down... no lo quieres (por lo menos de primeras!), pero cuando lo conoces... te das cuenta de que verdaderamente es un regalo. Es alegría tras alegría. Un no parar. Una fuente inagotable de gracia.
ResponderEliminarTotalmente enternecedor. Yo no tengo hijos pero si Dios me hubiese dado una criatura así, estoy segura de que sería también mi tesoro. Le mando un beso fuerte y un recuerdo cariñoso para unos padres tan maravillosos.
ResponderEliminarUn beso, Rafael
Mora Fandos, muchas gracias.
ResponderEliminarDenna, qué te voy a contar a ti que tú no sepas. Un abrazo.
Amalia, no me cabe la menor duda de que las personas que están cerca de ti sólo reciben cariño. Transmito tu mensaje a mi hermana y cuñado. Un abrazo.
Aunque a veces no lo comprendamos, Dios sabe lo que hace.
ResponderEliminarMe han encantado las fotos porque la niña es preciosa. Que la Virgen la guarde siempre y esté siempre con ella.
Un beso y muy feliz fin de semana.
Capuchino, imagina alguien cuyo único interés fuera que la quisieras. Dispuesta a darte besos siempre y colmada de inocencia. A la que le parecieras la persona más extraordinaria del mundo, aunque tengas cien mil deficiencias de carácter. Imagina alguien que se maravillase con la cosa más pequeña, y que te recordase continuamente y sin palabras qué cosas son verdaderamente importantes y cuáles no merecen la pena.
EliminarPues esa persona se llama Carmen.
¡Grande! ¡Muy grande!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Cómo alguien tan pequeño puede ser tan grande, ¿verdad?
EliminarUn abrazo.
La verdad, querido amigo, hacéis honor a vuestro apellido.
ResponderEliminarRezo por vosotros...
Abrazos vitales...
"El que a los suyos se parece, honra merece"
ResponderEliminarAbrazos históricos...
Rafael, la tua nipotina Carmen è il tesoro di tutta la tua famiglia! Non ne esiste uno più grande. Un abbraccio a tutti e soprattutto alla dolcissima Carmen.
ResponderEliminarMartina, muchas gracias. Ahora el tesoro está enfriado, como lo están unos cuantos hermanos suyos. ¡Menudo comienzo de curso!
EliminarUn abbraccio