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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO
lunes, 19 de abril de 2010
Andrea cumpliría 20 años
Este artículo lo escribí en 2005 y apareció publicado en "Heraldo de Aragón". El periódico le añadió algunos postizos de los que ahora lo libero, devolviéndolo a su versión original.
Este año Andrea cumpliría los veinticinco.
Andrea habría cumplido hoy veinte años. De pequeña le encantaría el cuento del muñequito de nieve cuyo máximo deseo era no derretirse para que los niños pudieran jugar con él. Andrea pediría a su mamá que le contara esa historia una y otra vez hasta caer vencida por el sueño.
En el colegio se sentaría al lado de Leticia, su mejor amiga. Por parlanchinas la señorita les llamaría la atención en más de una ocasión -¡es que tenían tantas cosas que decirse!-. Aunque de notas no iría muy sobrada sí es verdad que sería buena amiga de sus amigas hasta el punto de ser elegida un curso para delegada de clase, lo cual le pondría muy nerviosa por tamaño protagonismo.
Con catorce años Andrea llegaría a casa enferma por haber bebido alcohol. Del disgusto de su madre mejor no hablar; lo cierto es que a la mañana siguiente la mujer se compadecería al ver a su “niña” paliducha y desanimada y le diría que esperaba que por lo menos el mal rato pasado le sirviera de lección.
Un año más tarde conocería a Tomás, un curso mayor que ella, con el pelo moreno desordenado y unos ojos azules... El único problema serían los apuros al pasar a su lado; si no la miraba se sentiría ignorada y si le prestaba atención, horrorosamente apurada. ¿Qué hacer? Al final, después de tantos quebraderos de cabeza, el idiota de él acabaría saliendo con una chica de otro instituto. Entonces Andrea pensaría que la vida no merecía la pena, que todo era un asco y los chicos unos bobos, pero un mes más tarde se daría cuenta de que había muchos chicos interesantes y que los ojos azules no eran patente de Tomás.
Ahora Andrea estaría en tercero de enfermería. Sería la primera de la familia en tener estudios universitarios, aunque eso sería lo de menos, lo importante es que podría ayudar a mucha gente. Incluso se estaría planteando ir a algún país de África en cuanto obtuviese el título para poder ayudar allí. ¡Todavía había malaria en muchas partes y el sida se estaba extendiendo a un ritmo vertiginoso!
Como decía al principio, este año Andrea habría cumplido los veinte, aunque no lo hará, el año de su concepción en España se aprobó la ley que despenalizaba el aborto y su madre fue una de las personas que acudió a un centro para que un médico le quitara “aquel problema”. Andrea no ha tenido la oportunidad de tener compañera de pupitre, ni de oír el cuento del muñequito de nieve, ni de enamorarse, ni de hacer proyectos con su vida, ni de reír, ni de llorar, ni de soñar. Tiene que haber una muy buena razón para que a Andrea y a cerca de un millón de niños más desde 1985 se les haya privado de todo esto y de muchas cosas más. Yo no acabo de comprender esa razón tan extraordinaria a la que hay que sacrificar tantas vidas, pero es que, a lo que se ve, a mí las cosas importantes se me escapan.
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El aborto no es una obligación. Que decida la gestante; sin intromisiones legales ni morales, sin coacciones ni prejuicios.
ResponderEliminarEl nasciturus del que habla no tenía nombre ni podía tenerlo. No era ni podía ser, una persona. Fue la gestante —que no madre—, quien decidió interrumpir SU embarazo. Razones tendría.
Lo suyo, Sr. Hidalgo, es propaganda, puritita falacia.
PD.: Por cierto, ¿quién es la niña de la foto? ¿Estará de acuerdo —cuando pueda decidir— con que se haya usado su rostro para ilustrar este texto?
Gestante: "Que ha concebido y tiene el feto o la criatura en el vientre". La criatura existe (sustancia), la particularidad en este caso es su ubicación: "en el vientre" (accidente).
ResponderEliminarPD. Es verdad, podría haber puesto la foto de una niña muerta tras un aborto. Ella no habría podido manifestar aprobación ni desaprobación al respecto. Me ha parecido mejor esta otra foto. Espero que esta niña (afortunada por haber asomado mundo y hermosearlo con su presencia) no rechace que su foto acompañe este escrito; si así fuera, naturalmente la quitaría.