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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

martes, 10 de septiembre de 2024

Un encuentro con mi padre


 



Esta noche he soñado con mi padre. Un sueño vívido hasta el punto de que he despertado con cierta conmoción que sólo muy lentamente se ha ido atenuando.

 

Me había escapado de la policía junto con dos detenidos más y, de algún modo, acababa en casa de mis padres. Yo charlaba con mi padre, asustado por la conciencia de mi propia finitud. Sabía que no tenía escapatoria, no sólo porque mi vida ha de concluir, sino que el firmamento entero comparte idéntico destino. Veía con angustiosa claridad lo acelerado e inapelable del transcurso del tiempo y cómo todo lo que está por venir será devorado caducando apenas suceda.

 

De alguna manera quería compartir esta angustia con mi padre, buscar consuelo en él. Entonces he visto una mancha en mitad del pasillo, me distraía. Luego han llamado a la puerta. Temiendo que fuera la policía he pedido a mi padre que no abriera. Entonces han metido un telegrama o comunicado por debajo; yo sospechaba que procedía de la comisaría. He ido a limpiar la mancha del pasillo con una toallita húmeda. Poco después, al ver la humedad que había quedado en ese lugar, he reparado en que mi padre ya estaba muerto. Me he acercado hasta él; estaba frente al armario del pasillo donde se cambiaba al volver a casa, y le he repetido una y otra vez que lo quería mucho mientras él, con la cabeza gacha, decía que había hecho lo que había podido con nosotros. Después me he despertado y él ya no estaba.

4 comentarios:

  1. Rafael, volver de las vacaciones y leerte es algo gratificante.
    Yo también tengo sueños y veo a mís padres muchas veces. Al despertar, me encuentro con la triste realidad de su ausencia.
    Un abrazo..Feliz Septiembre.

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    1. A mí es un vacío que, lejos de desaparecer, creo que se ha intensificado con los años.

      Un abrazo, Amalia

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  2. Amigo Rafael. Me he emocionado leyendo este sueño. Has tenido la posibilidad de decirle "en persona" algo que volvías a tener ganas de decirle. Sabemos que solo es un sueño, pero es real mientras lo sueñas. En todo caso, los sentimientos y las emociones que has sentido son reales. Y es real que has querido compartirlo con quienes te seguimos, con los que comentan y con los que no. Si fuéramos conscientes de la finitud de la vida sonreiríamos más quizá, y nos amargaríamos menos la existencia. Tenemos ya una edad en que hemos visto partir a tantos seres queridos, y a tantos que no nos tocaban nada que es difficil ya no emocionarse ante la pérdida y ante el desamparo en que quedan los que sobreviven Muchas gracias por estar siempre aquí, con tus escritos, y con tus vídeos nos sentimos menos solos.

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    1. No sé lo que daría por pasar tres minutos con mi padre. Poder decirle... lo importante; lo verdaderamente importante.

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