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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

martes, 12 de mayo de 2015

El infractor



Se aproximan las elecciones y me queda la impresión de que de una u otra forma todos los candidatos prometen lo mismo: más Estado. Si en tiempos de Cristo era prácticamente imposible que un israelita dejase de quebrar alguno de las seiscientos trece mandatos que su ley les imponía, hoy esto se ha multiplicado por mil, con varias administraciones regulando y contrarregulando sin cesar. ¡Al menos en la Palestina del año 30 las normas eran estables! 

Estoy convencido de que si analizáramos el día más insípido y rutinario de cualquier ciudadano encontraríamos un gran número de normas, regulaciones y leyes transgredidas (muchas de ellas opuestas entre sí). 

Lo más hiriente es la intromisión del Estado en todas y cada una de las esferas de nuestra vida. Ha habido regímenes absolutistas muchísimo menos intrusivos que nuestras primorosas democracias. Se gastan fuertes sumas en campañas para decirme si tengo que hacer más o menos tareas domésticas, amenazan con inspeccionar mi basura para ver si reciclo adecuadamente, los parlamentos se meten a dictaminar normas ortográficas (Lleida, Bizkaia… y un día estos Londón y Washingtón), ahora algún candidato ha llegado a proponer la cantamañanada de limitar a dos el número de personas que van a poder dormir en una habitación, da igual que ésta tenga diez metros cuadrados o trescientos. 

Casi no me atrevo a criticar en voz alta la obligatoriedad de usar el cinturón de seguridad porque un coro de voces paternalistas se alzarán inmediatamente para afirmar las bondades de tan benéfica norma; y no dudo de las bondades de usar el cinturón, sino de su obligatoriedad, de que me sancionen por mi bien. Por esa regla de tres, cualquier día me prohibirán por ley salir de casa sin lavar los platos, comer queso antes de acostarme o echarme a dormir sin cepillarme los dientes. Que todo eso está muy bien, pero no podemos vivir en una sociedad de menores de edad en la que el Estado se inmiscuya en absolutamente todo. 

El que quiera vivir en un rebaño, que solicite la incapacidad y se ponga bajo la tutela de quien quiera, yo, por mi parte, prefiero poder equivocarme, pero al menos ser hombre.

7 comentarios:

  1. Todos prometen lo mismo....

    Un abrazo fuerte y mil aplausos.

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    1. Amalia, si alguno prometiera hacerlo bien, no inmiscuirse en lo que no es de su competencia y dejarnos tranquilos, qué pronto le votaría.

      Un abrazo para ti.

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  2. Como comenté en la publicación "Libres en plenitud" el único que nos da las pautas para alcanzar nuestros objetivos, es Cristo.
    Las leyes farisaicas de la época, la actitud de algunos miembros del clero, que también pertenecen a la iglesia, y mucho menos los políticos, son certeros y veraces en sus responsabilidades.
    Yo me quedo con esa frase: "Dad al Cesar lo que es del Cesa y a Dios lo que es de Dios"

    Votar sí, pero en conciencia, escogiendo lo mejor para el conjunto de todos los ciudadanos......
    Un abrazo.

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  3. PARTIDOS UNIDOS PARA EL BIEN COMÚN...PUPEBC JA JA
    Un abrazo Rafael.

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  4. Hace unos meses parecía que serían unas elecciones interesantes por la ruptura del bipartidismo. El entusiasmo democrático deja paso a la indiferencia: la ruptura del bipartidismo se produce por lo mal que lo han hecho, no porque aparezcan nuevos partidos, no sabes a quíen votar ni si votar, no te sientes representado, al menos un poquito, por ningún partido (incluídos los nuevos), no cede nadie ni un ápice en sus planteamientos, la culpa siempre es de los otros...y encima nos quieren dirigir la vida como si fueran ellos los que tienen sentido común. En fin, haz el bien y no mires a quien.

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    1. PP REINA, me quedo con tu última frase, en vez de justificarnos, hacer.

      Un saludo.

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