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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

miércoles, 8 de abril de 2015

Unamuno se ha comido al gato de Schrödinger



Como me dijeron a mí una vez en Austria: “¡Español tenía que ser!” Pues eso digo yo ahora: español tenía que ser don Miguel de Unamuno para comerse sin pestañear el gato de Schrödinger.

Pero empezaré por hablar del felino vienés para poner algo de orden en este galimatías. Schrödinger planteó una paradoja (bueno, los entendidos la llaman “interpretación contraintuitiva”, que suena más profesional) derivada de la mecánica cuántica. Según la misma, un mismo electrón puede estar simultáneamente en dos puntos distintos. De ello deduce que si encerramos un gato en una caja provista de un dispositivo venenoso que se activa por la presencia de un electrón que tiene la posibilidad de ir por otra vía, podría darse el caso de que se activase y no se activase dicho dispositivo a un tiempo, de modo que en tanto no haya un observador que abriendo la caja altere el sistema, el gato estaría muerto y vivo a un tiempo. Suena extraño, lo sé, pero me siento incapaz de aportar mayor rigor sin que a fuer de electrones esta entrada se transforme en un ladrillo prolongado e insoportable.

Pues bien, don Miguel en su luminosa “Niebla” introdujo un diálogo que él mismo mantiene con el personaje principal, Augusto; y allí clama las siguientes frases:

-          ¡No hombre no! –le repliqué-. Te dije antes que no estabas ni despierto ni dormido, y ahora te digo que no estás ni muerto ni vivo. (…)

Y más adelante, vuelve a hablar Unamuno:

-          No, no existes más que como ente de ficción; no eres, pobre Augusto, más que un producto de mi fantasía y de la de aquellos de mis lectores que lean el relato...

Esa es la presencia del gato de Schrödinger, vivo sólo como hipótesis, como ser fantástico, es decir, irreal, tal irreal como Augusto; sostenido en la existencia de lo intangible por la imaginación de los hombres. Pero tan pronto estos abren la caja y quieren verlo con sus propios ojos, desaparece, siendo suplantado por un gato distinto, real, muerto o vivo, pero no vivomuerto.


Buen provecho, don Miguel, se ha comido al gato de Schrödinger. ¿Hace de postre un trozo de tarta Sacher?

3 comentarios:

  1. Es asombroso como pueden variar las interpretaciones!!.

    Todavía lo estoy pensando...
    Un abrazo.

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  2. Es asombroso como pueden variar las interpretaciones!!.

    Todavía lo estoy pensando...
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Amalia, y yo veo doble...

      El gato de Shrödinger debe tener estos efectos.

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