Correo electrónico

BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Algunas breves reflexiones en torno a la creencia en Dios



1) Comprendo perfectamente que haya gente que crea en Dios o que no crea en Él. Sé que la vigencia social en Europa y en nuestro tiempo se alinea con el ateísmo (desconozco lo que sucede en otras partes del planeta). Lo que me parece necio es que quien lo niega ningunee a quien lo afirma, como si la posición de este último fuera mera superstición sin base real.

Efectivamente la afirmación de Dios puede presentar ciertos problemas de orden teórico y práctico (no confundir “problema” con imposibilidad), pero no es menos cierto que su negación presenta asimismo enormes inconvenientes, tales como la existencia y consistencia del mundo, la libertad, el sentido, etcétera.

Aquí el que no ha conocido la duda que tire la primera piedra (abstenerse hinchas de cualquier signo, este texto no va dirigido a quien ignora el término “diálogo”).


2) Repito, entiendo que haya personas que no creen en Dios, lo que no comprendo es la satisfacción que tantos de ellos muestran en que esto pueda ser así.

La inexistencia de al menos una expectativa remota de trascendencia (y con ella de sentido) me parece una verdadera tragedia. Desde una posición de increencia me parece mucho más razonable la actitud desesperada e irracionalista de Unamuno que la autosatisfecha de, pongamos por caso, Fernando Savater (a quien reconozco, dicho sea de paso, no pocos méritos en otras facetas del conocimiento y la divulgación filosófica, aunque claramente no comparto su celebración del ateísmo).


3) La actitud de la inmensa mayoría del género humano a lo largo de su historia ha sido la creencia en algún tipo de divinidad, y esto desde Atapuerca a Jérôme Lejeune. De hecho una enorme porción del pensamiento filosófico desde sus orígenes ha pivotado en torno a esta cuestión. ¿Por qué entonces pretender que a quien cree en una trascendencia no le asiste el más mínimo atisbo de racionalidad?

A este respecto alguna vez he puesto el ejemplo de un diálogo de La princesa prometida que mantiene el héroe Westley con el malvado Vizzini:

-          ¿Tan sabio sois?
-          ¿Habéis oído hablar de Platón, de Aristóteles, de Sócrates?
-          Sí.
-          Unos incultos.


Pues bien, debían serlo, pues hablan de Dios y no poco. Como también lo hicieron San Agustín, Leibniz, Kant, Zubiri y tantísimos más.

17 comentarios:

  1. Jose Antonio Manonegra.26 de noviembre de 2014, 12:54

    Un tema apasionante, sin duda...

    Creo que te olvidas de los que se acuerdan de Sta, Bárbara cuando truena...no se si me explico...

    Abrazos impresos...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. JA Manonegra, creo que en buena medida has dado con el quid de la cuestión: "Santa Bárbara y las tormentas". Me explicaré:

      El hombre de la sociedad desarrollada y hedonista se siente satisfecho, cree tener sus necesidades cubiertas y ser autosuficiente, de ahí que prescindir de Dios o de la trascendencia le resulte incluso "conveniente". Claro está que existen ciertas amenazas insoslayables, como la enfermedad o la muerte. Ahí entra en juego el aparato propagandístico de este tipo de hombre. Se le vende de diversos modos que la ciencia está desarrollando la inmortalidad. A veces se hace incluso de una forma explícita, aquí van algunas muestras recientes:

      http://www.elmundo.es/ciencia/2014/07/22/53ce5a8cca4741f5328b457f.html

      http://www.libertaddigital.com/ciencia-tecnologia/ciencia/2013-06-22/los-cientificos-a-pocos-pasos-de-la-inmortalidad-del-ser-humano-1276493427/

      Esta soberbia miope lo lleva a aparcar la cuestión de la trascendencia, como si ya no importara.

      Pensamos que ya no va a haber tormentas por lo que hemos desterrado a Santa Bárbara; pero cuando la realidad impone sus derechos y los primeros truenos asoman... ¿a quién acudiremos?

      Eliminar
    2. Jose Antonio Manonegra.27 de noviembre de 2014, 13:35

      Efectivamente ya veo que me he explicado perfectamente!!

      Abrazos artilleros!!

      Eliminar
  2. La creencia sobre verdades eternas reside en el miedo a envejecer y morir. Y en la búsqueda de responsables de nuestros éxitos y desgracias, pero la existencia de dios no tiene base real. Se le acabaría el chollo a la curia o religión de turno que elijas. Pero sigo sin entender por qué para algunos es más fácil encontrar respuestas en la magia que en la ciencia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anónimo, yo creo que la ciencia tiene su ámbito pero que, precisamente porque no es mágica, se le puede pedir hasta donde se le puede pedir. Hay algunas cuestiones metacientíficas donde si acaso entra la filosofía, por ejemplo: ¿por qué hay algo y no más bien nada? ¿Por qué existe el sentido y por qué lo precisamos? ¿Cuál es el origen y referencia de cualquier principio ético? ¿Por qué nos preguntamos los porqués? ¿Por qué cuando vivo a alguien personalmente me resulta inconcebible su aniquilación?

      Eliminar
    2. Lo bonito de la ciencia es que queda taaaanto por descubrir, mientras tanto nos queda la filosofía, qué soy, de donde vengo, por qué estoy aquí... pero las respuestas no estan en un dios sino en uno mismo y en el absoluto respeto al prójimo, yo te dejo q creas en tu dios y tú me dejas no creer en él, defender el aborto o estar en contra del abuso de menores.

      Eliminar
  3. Anónimo, ¿por qué está mal abusar de los menores, o matar, o robar, o herir a un hombre indefenso? ¿Por qué hay que respetar al prójimo? ¿Qué formulación científica sirve de base para esos postulados?

    ResponderEliminar
  4. Dejadme meter un poquito de baza:
    La ciencia es moralmente muda. Nos dice cómo es el mundo, no cómo debería ser el mundo (la falacia naturalista de Hume...)
    De la descripción del mundo no se puede derivar ninguna proposición ética.
    Y bien, ¿y ahora?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues ahora volvemos al punto de partida. No hay una actitud religiosa antirracional y una atea racional, sino que la propia posición atea requiere altas dosis de fe en caso de afirmar pautas éticas, por ejemplo; o de justificar el orden del mundo y su propia existencia desde postulados intramundanos.

      Insisto, no estoy diciendo que la perspectiva religiosa no conlleve problemas, pero estos existen igualmente y, probablemente en mayor medida, en el posicionamiento ateo.

      Eliminar
  5. Hay una frase,perdonarme no se de quien es,que dice lo siguiente:
    "Para los creyentes,Dios esta al principio;para los cientificos,al final de todas las reflexiones"
    Ya lo dijo Louis Pasteur,"Un poco de ciencia aleja de Dios,pero mucha ciencia devuelve a EL"

    Un cariñoso saludo :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Belén. Yo más bien diría que Dios está por debajo de todas las reflexiones. Es el postulado necesario para que exista el sentido.

      Eliminar
  6. He conocido ateos que por mi creencia en Dios me han juzgado como poco inteligente y una persona supersticiosa, antigua... en fin...

    ResponderEliminar
  7. Mi entrada de hoy es mi forma de participar, Rafael, en el interesante debate generado por esta acertada entrada tuya; por cierto, y sin querer crear más polémica, advierto cierto maniqueísmo rechazable cuando se mezclan conceptos tan preocupantes y serios como "el aborto"o "los abusos a menores"por parte de ese "anónimo".

    Muy oportuna y acertada entrada.

    Un fuerte abrazo, Javier.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Javier. Es una gran alegría verte por aquí.

      Un gran abrazo para ti también.

      Eliminar
  8. Hoy tras leer lo publicado (que llevo atraso) solo me apetece darte un abrazo, así que ahi va.

    ResponderEliminar