
He tenido la oportunidad de ir al pre-estreno de la película Encontrarás Dragones en Zaragoza. Antes de su proyección, uno de los productores explicó qué meta se habían marcado cuando decidieron acometer la empresa. Se trataba de hacer una película en la que uno de los personajes fuera José María Escribá de Balaguer. No se pretendía una biografía sin más, sino una película sujeta a las exigencias propias del cine: entretenimiento, atractivo, argumento con gancho...
La cinta narra las historias de José María Escribá, fundador del Opus Dei, y de un amigo de la infancia llamado Manolo. El empobrecimiento de la familia de Escribá los distanciará, y con el estallido de la guerra civil sus vidas discurrirán por caminos distintos. Escribá fundará su organización con un pequeño grupo de colaboradores, debiendo huir de la persecución religiosa desatada en la zona republicana; mientras que Manolo actuará como espía de los sublevados infiltrado en las filas anarquistas.
He de decir que los personajes se me han hecho poco creíbles, en particular Manolo, que es un malo malísimo muy plano. No transmite drama humano alguno. Se pasa la película con el ceño fruncido y haciendo bellaquerías básicamente porque es el malo. Quiere mucho a su padre, pero no se percibe la cercanía paterno-filial por ninguna parte. El padre aparece como un exaltado capitalista que odia a “los obreros” porque es rico y los demás pobres, sin más justificación. Para mi gusto, son demasiado arquetípicos.
Respecto al contexto de la guerra civil, en la misma línea. Los alzados son un grupo de altos oficiales que cuentan con el respaldado de los ricos –en los preparativos del golpe hasta aparece un presunto nazi soltando una frase en alemán, como si aquí todo el mundo hablase en la lengua de Goethe-. Mientras los republicanos son el pueblo llano con afán justiciero y pocos recursos.
Ciertamente aparece la persecución religiosa, de la que el propio Escribá será objeto.
Conforme avanza, la película gana ritmo, pero con altibajos y sin acabar de enganchar, pues hay demasiados cambios de trama y personajes.
En lo que se refiere al mensaje, es claramente positivo, resaltando el amor y el perdón como camino de liberación.
Entiendo que la empresa que se habían marcado los promotores no es fácil, mas pienso que sólo parcialmente lo han conseguido. En todo caso de Roland Joffé me quedo con Los gritos del silencio.