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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

domingo, 20 de octubre de 2024

Entrevista a Ángel Ricardo Rysh, director de cine salvadoreño

 He tenido la oportunidad de entrevistar a un joven directo de cine salvadoreño. Se trata de una persona con iniciativa y talento que con sólo veintisiete años tiene en su haber un ramillete de cortometrajes muy interesantes.


Dejo aquí un enlace para quien quiera disfrutar de sus reflexiones.




domingo, 6 de octubre de 2024

"Castilla" de Manuel Machado

 He dudado si crear un nuevo canal en Youtube para colgar pruebas experimentales mías. A fin de cuentas, nada tienen que ver con la filosofía. Finalmente he decidido volcarlas en el actual. Todo tiene pros y contras pero bueno, la vida es elección.


Aquí "Castilla", de Manuel Machado. El Cid cabalga...




sábado, 28 de septiembre de 2024

Un tema inoportuno

No es noticia. Es más, hablar de ello se ha convertido en una cuestión incómoda. Ya vale con el temita, ¿no? Cada cual que haga lo que le de la gana. Y el silencio se hace cómplice.


Ahí está el triunfo de la muerte, en un juego de complicidades y silencios.


Más de cien mil abortos reconocidos se provocaron en España en 2023. Un año más. Ni la más terrible guerra ha acumulado semejante número de víctimas.


La maquinaria sigue. La mentira reina. Los niños mueren. ¡Shhh...!




viernes, 20 de septiembre de 2024

Y los sueños, sueños son

 


Duermo mal y sueño mucho. Eso hace que en mis despertares, a menudo, me acuerde de lo último que he soñado. A menudo, a poco de abrir los ojos se desvanece. Pero hay ocasiones en que sí perdura en mi recuerdo, como hoy. Soñaba que se cumplía un aniversario redondo de mi servicio militar. Google había cambiado mi foto de perfil por otra en la que aparecía yo sonriente con uniforme militar. Me daba cuenta de que no era original pues la gorra que lucía no era la que empleé para mi servicio patrio. Luego me veía cerca del canal de Aragón, creo. Había tanques aparcados y puestos callejeros por medio.

 

Cuando he despertado he tenido la curiosidad de calcular el tiempo que ha pasado desde que me incorporé al servicio militar, y son justo ¡treinta años! Qué barbaridad. Y eso que a base de prórrogas la hice talludito. Fueron “sólo” nueves meses que a mí, en aquel entonces, se me hicieron larguísimos. Siempre he tenido un especial apetito de libertad, y verme sujeto a las “Reales Ordenanzas” y, sobre todo, al “cautiverio” del cuartel se me hacía penoso.

 

Alguien me dijo cuando me iba a incorporar a filas: “lo mejor que se saca de la mili son los amigos”; y a ello me puse, a tratar de pasar ese periodo de la forma más amistosa que supe. Ahora la mayoría son rostros de otro tiempo congelados en una fotografía.

 

Treinta años... y parece un sueño.

martes, 10 de septiembre de 2024

Un encuentro con mi padre


 



Esta noche he soñado con mi padre. Un sueño vívido hasta el punto de que he despertado con cierta conmoción que sólo muy lentamente se ha ido atenuando.

 

Me había escapado de la policía junto con dos detenidos más y, de algún modo, acababa en casa de mis padres. Yo charlaba con mi padre, asustado por la conciencia de mi propia finitud. Sabía que no tenía escapatoria, no sólo porque mi vida ha de concluir, sino que el firmamento entero comparte idéntico destino. Veía con angustiosa claridad lo acelerado e inapelable del transcurso del tiempo y cómo todo lo que está por venir será devorado caducando apenas suceda.

 

De alguna manera quería compartir esta angustia con mi padre, buscar consuelo en él. Entonces he visto una mancha en mitad del pasillo, me distraía. Luego han llamado a la puerta. Temiendo que fuera la policía he pedido a mi padre que no abriera. Entonces han metido un telegrama o comunicado por debajo; yo sospechaba que procedía de la comisaría. He ido a limpiar la mancha del pasillo con una toallita húmeda. Poco después, al ver la humedad que había quedado en ese lugar, he reparado en que mi padre ya estaba muerto. Me he acercado hasta él; estaba frente al armario del pasillo donde se cambiaba al volver a casa, y le he repetido una y otra vez que lo quería mucho mientras él, con la cabeza gacha, decía que había hecho lo que había podido con nosotros. Después me he despertado y él ya no estaba.

martes, 3 de septiembre de 2024

El tiempo humano (Julián Marías)




Capítulo 25 de la Antropología Metafísica de Julián Marías: El tiempo humano.


Hablando del tiempo, me parece que estoy haciendo unas reseñas de El tiempo perdido de Proust. ¡Dios mío, qué largo es esto!


Espero sinceramente que a alguien le haya sido de utilidad, porque de lo contrario me voy al registro y pido que me cambien el nombre por el de Sísifo.


¡Bienvenidos a bordo, naúfragos!

sábado, 31 de agosto de 2024

Harold Raley, el sabio que no se dio importancia




Lo conocí personalmente en Sevilla, hace diez años, con motivo del congreso celebrado por el centenario del nacimiento de Julián Marías.

Harold Raley era ya entonces el discípulo vivo más reconocido de Marías. Sería largo de explicar lo que esto supone, así que dejo dos notas a modo de glosa: búsqueda de comprensión, e ir más allá.

En aquel viaje lo acompañaba su esposa, Vicky, toda una dama en el más noble sentido de la acepción: femenina, educada, cordial, amable, prudente, derrochaba señorío.

Si tuviera que destacar una sola de las muchas virtudes que adornaban a Raley sería la generosidad, de la cual, precisamente, brotaba su fecundidad.

No se daba la menor importancia. Aceptaba casi cualquier propuesta, por muy modesta e inadvertidad que fuera.

Pondré un ejemplo bien reciente. Un pequeño grupo de personas íbamos a hacer una videoconferencia con él con el propósito de comentar alguno de sus libros; Harold aceptó tomar parte en esta iniciativa, pero cambiando el objeto de nuestro coloquio por el de un libro de otra persona, de uno de los participantes. Lamentablemente su enfermedad nos impidió llevar a término este propósito.

Marías, a quien estudió y tradujo al inglés, destacaba su "altruísmo intelectual". Estaba dotado de una modestia infrecuente. Sabía escuchar, dejar que el otro hablara sin sentar él cátedra, buscando el valor de lo dicho.

Tuvo la paciencia de leerse alguno de mis libros y comentármelo por carta, además de obsequiarme con algunos de los suyos.

Era un hombre bueno, en el sentido lato de la palabra, que pasó, como dice el Evangelio, haciendo el bien.

Hace unos días me llegó la noticia de su fallecimiento, no por previsible menos dolorosa. Muchas veces recuerdo lo que escribió el apostol Santiago en su carta: "Porque el que no tiene misericordial será juzgado sin misericordia, pero la misericordial se ríe del juicio" (Santiago 2, 13). No me cabe duda de que el juicio será más que benévolo con Harol Raley.

Con sus libros a la vista mientras escribo estas líneas, sólo me cabe decir: Harold, gracias por todo. Que el Señor te sea propicio, te muestre su favor y te dé su paz.