¿Y si la razón fuera ¡¡¡sexuada!!!?
¡Ay, madre! ¡Ay, madre!
Nuevo episodio en torno a la Antropología Metafísica de Julián Marías.
¿Y si la razón fuera ¡¡¡sexuada!!!?
¡Ay, madre! ¡Ay, madre!
Nuevo episodio en torno a la Antropología Metafísica de Julián Marías.
Que las palabras se quedan cortas
para decir todo lo que siento
pues mi chiquilla es lo más bonito
del firmamento...
Capítulo de la Antropología Metafísica dedicado a la mujer...
Vamos con el capítulo 18 del libro Antropología Metafísica de Julián Marías. Versa sobre el rostro humano, en el cual asoma nuestra personalidad.
Ya lo dice el refrán: el rostro es el espejo del alma.
En El día de los tramposos Kirk Douglas interpreta a un delincuente que va cautivo a una prisión en Arizona. Ha robado medio millón de dólares que ha enterrado en el desierto y para conseguir escapar entabla amistad con otros cautivos a los que promete compartir parte del botín. Se trata de un tipo listo, con indudables habilidades sociales y, por lo que se descubre más tarde, carente de escrúpulos.
Cuando ponga en marcha el plan de fuga irá sacrificando uno a uno a sus secuaces para obtener su objetivo final, escapar él mismo. Quienes se creían sus amigos quedarán convertidos en instrumentos desechables.
En política hay pocos amigos, a no ser que entendamos por amigos eso que se llama amigos de conveniencia, que son amigos que más que valor tienen precio.
Hace un tiempo decía Pérez Reverte en El Hormiguero que el actual presidente del gobierno de España es un killer, que se va a cargar a todo el que estorbe o no le sirva y que si no lo ha hecho todavía con el rey es porque no le ha hecho falta, y ahí tenemos el reguero de cadáveres políticos que deja a sus espaldas mientras él permanece arropado por su comparsa, que ejerce de eco. A distinguir me paro las voces de los ecos, decía Antonio Machado. En un partido no hay más que una voz, la voz de mando, todo lo demás son ecos.
En fin, que Kirk Douglas hacía un gran papel y “el otro” hace un papelón. "¿Qué dirá de mí la historia?", dijo a Máximo Huerta cuando éste presentaba su dimisión.
Nuevo vídeo con fragmentos de películas con jugo filosófico. Es solo una cata para animar a los seguidores a ver las películas enteras. Alguna caerá, digo yo...
Hace un tiempo que la dirección de mi empresa asumió los postulados del feminismo sectario (valga el pleonasmo) que nos custodia. Por supuesto, en esto la dirección no está sola; cuenta con su camarilla de entusiastas de la virtud.
Así, disponemos de "catequesis" (voluntarias, a Dios gracias) de empoderamiento femenino. En horario laboral, eso sí; de modo que los que no nos sumerjamos en esos caminos de plenitud (y deconstrucción) seamos productivos y podamos coadyuvar a sufragar todas estas veleidades.
A día de hoy tenemos el catálogo completo: feminismo, agenda 2030, inmersión lingüística y suma y sigue... y los miércoles 3x2.
Todavía recuerdo a uno de los viejos fundadores, ya todos muertos, hablando en un homenaje que les dio la Universidad de Zaragoza. Contaba cómo siendo jóvenes el sacerdote que les dirigía en la Acción Católica, pues todos ellos pertenecían a este grupo, les alentó a levantar una serie de empresas que se han convertido en referentes de eso que se ha dado en llamar economía social. Aquellos muchachos no estudiaban a los teóricos alemanes sino la doctrina social de la Iglesia. "Nos proponíamos nada más y nada menos que cambiar el mundo". ¿Dónde ha quedado ese sueño? El mundo nos ha cambiado a nosotros. Nuestra voz suena tan parecida al discurso dominante que cuesta diferenciarlo cada vez más.
¿Se puede no ser feminista hoy? Pienso que sí. Si feminismo es que la mujer imite o rehúya al hombre, mejor no serlo. Si feminismo es ventajismo, mejor no. Si feminismo es discriminación legal, mejor no. Si feminismo es victimismo grupal, mejor no. Que todo eso se haga en nombre de la igualdad me parece una burda manipulación.
Acabo con una confesión personal. Sin duda alguna, de las cosas que me gustan la que más es hacer reír a mi mujer; me produce una felicidad difícil de explicar. Por otro lado, las cinco personas a las que más quiero en este mundo son mujeres.
No necesito ni rivales ni imitadoras, lo que tengo me plenifica.
Prescindo del cursillo, gracias.
Todavía estoy frotándome los ojos... y agradecido.
Me llega a través un amigo un artículo aparecido en Europa Sur. Su título: "'Mabel, la princesa de Íncaput'. Algo está cambiando en el mundo de las princesas".
El autor es José Ramón Mata, a quien no tengo el gusto de conocer pero que en la distancia ha hecho feliz al padre de esa criatura.
Para quien pueda interesar puede clicar sobre estas líneas.
¿Hay alguna conexión entre la película de Amenábar "Abre los ojos" y "Niebla" de Unamuno? Puede Augusto Pérez aparecer en el film en forma de psiquiatra. Es nuestra existencia un sueño evanecescente al entender de Unamuno y Amenábar.
El pasado fin de semana grabé
un vídeo para Polizón y Náufrago. Era muy modesto pero me permitía asomar la
patita para que los suscriptores no piensen que el canal ha muerto. El problema
me lo he encontrado a la hora de editarlo. El programa no deja de colgarse y ya
he arrojado demasiadas horas luchando contra la máquina. La lucha con las
averías empezó hace tiempo, pero lo de ahora ha colmado el vaso. Desconozco si
el problema está en el equipo o en el propio programa, pero tampoco me da la
vida para andar pidiendo favores y echando más tardes en subsanarlo. Ya
veremos.
Ciertamente me siento con el
compromiso de acabar la serie de la Antropología Metafísica de Marías.
Curiosamente la misma le ha dado la puntilla definitiva a un canal que nació
pretensión generalista y que ha acabado por ofrecer un contenido demasiado
especializado. Los datos son incontestables: para más de 42.300 suscriptores el
último vídeo de Marías ha tenido algo más de 350 visitas, es decir, no llega ni
al 1% de los suscriptores. Es más, algunos de los de la serie no han alcanzado
las 300 visitas. Una debacle…. previsible.
Y pese a todo me gustaría
acabar la Antropología. Ya me decía mi padre que yo carecía de sentido
práctico. No es una prenda, es un inconveniente para andar por el mundo.
Empecé el blog hace casi
catorce años y el canal de Youtube hace más de diez. He visto nacer y morir
muchos canales, pero a los que se me va la vista es a aquellos que han
triunfado, es decir, los que han sabido adaptarse al medio muchísimo mejor que
yo (y, por qué no reconocerlo, hacerlo mucho mejor). Eso me permite constatar mis
notables limitaciones. La vida es un baño de humildad que concluye con la
inmersión definitiva.
Ahora me he metido en el
fregado de escribir un libro y ya me he embarrado. Es mi París-Dakar. Para
colmo veo los estantes llenos de las librerías y me pregunto, ¿para qué uno
más? ¿Quién lee más allá de la decena de autores consagrados? ¿Para quién
escribo? Pero la historia me golpea el pecho queriendo salir.
Con pocos días de diferencia he visto dos películas que merece la pena reseñar.
La primera se titula A fuego lento. Como su nombre apunta, es un homenaje al producto de los fogones. Los protagonistas, señor y cocinera, son dos entusiastas de la cocina con una relación amorosa un tanto peculiar. Durante más de dos horas vemos cómo se preparan distintos platos, a menudo con silencios prolongados, salpicados de algunas disertaciones sobre cómo debe ser la gastronomía.
La trama, que transcurre a finales del siglo XIX, es bastante sencilla y pausada, por lo que se trata de una película apta para entusiastas de la cocina.
La otra película se titula Los que se quedan. En este caso recomendable para los amigos del buen cine con historias humanas. La cinta nos sitúa ante tres personas que han de quedarse en un colegio durante la vacaciones de Navidad de 1970: el profesor con peor reputación, una cocinera que ha perdido un hijo en la guerra de Vietnam, y un alumno problemático. A lo largo de la trama vamos descubriendo las heridas y anhelos que conforman el alma de cada uno de ellos, y cómo desde su imperfección y a pesar de sus evidentes diferencias son capaces de tejer una verdadera amistad. Honestamente, me parece una gran película.