En griego una de las formas de denominar la verdad es "alétheia", que significa desvelar, quitar el velo, des-cubrir, dejar ver lo que estaba oculto. Su contrario es la falsedad, el encubrimiento, la ocultación.
Si lo pensamos bien, la verdad no se refiere únicamente a la correspondencia entre lo que se sabe y se dice, sino, más hondamente, al modo en que se vive. Podemos llevar una vida auténtica, verdadera (recordemos la consigna de Píndaro, llega a ser quien eres) o una vida falseada, inauténtica, menguada.
A este respecto me parecen muy esclarecedores dos pasajes bíblicos. El primero se refiere a Adán y Eva; ambos caminan por el paraíso tal cual Dios los ha creado -a fin de cuentas son imagen suya-, sin avergonzarse. Pero tentados por la serpiente -el demonio, príncipe de la mentira- acaban por pecar. Entonces sucede lo siguiente:
"Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto al aire del día: y escondiose el hombre y su mujer de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto".
Adán y Eva se esconden. Ya no viven en la verdad. No ocultan un acto sino a sí mismos. Sienten vergüenza de su desnudez, de sus vidas. Necesitan cubrirse, taparse, ocultar su condición.
El otro episodio se refiere a Abraham, poco antes de que Dios le prometa descendencia.
"Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto".
Abraham ha recibido una llamada, una vocación. En la medida en que le sea fiel vivirá en la verdad. Sabemos que fue fiel a ella hasta en momentos tan dramáticos como cuando está a punto de sacrificar a su hijo. Pero a cada prueba su vida resplandece más. No se oculta, sino que se muestra ("anda delante de mí"), y por eso se perfecciona, vive en la verdad de su condición, en plenitud.
Según iba leyendo tu entrada he recordado una frase de una gran buscadora de la verdad, Edith Stein, que dice algo así como "No hay verdad sin amor ni amor sin verdad", o sea, que ¡amor y verdad van siempre juntos, inseparables! Y en este mundo en que nos toca vivir lo que abunda es la falsedad, el ocultamiento, el pecado, o sea, la falta de amor. Pero lo que nunca va a cambiar es la felicidad que se siente "andando delante de Él", yendo contracorriente cueste lo que costare... en fin, ¡es por la mejor de las causas!
ResponderEliminarUn saludo, Rafa, y gracias por tu reflexión.
MCarmen Iniesta.
Quien busca la verdad de una cosa la penetra, indaga en su ser, hasta donde puede, se identifica con ella, tratar de ver el mundo, de entenderlo, desde esa cosa. ¿A ese salir de nosotros para contemplar la realidad desde el otro, no le llamamos amor?
EliminarInteresante reflexión. En los dos ejemplos pones a Dios por medio: unos se ocultan y otros se muestran. ¿Hay verdad sin Dios? ¿Viven en la verdad los que lo ignoran?
ResponderEliminarTodas las realidades que conocemos remiten a "algo" que escapa a su propio sistema. Son menesterosas, insuficientes. Y no me refiero sólo a las realidades físicas o a las naturales. También algo sucede con algo tan abstracto e ideal como las matemáticas (véanse los teoremas de incompletitud de Gödel, por ejemplo). En cuanto al hombre, no digamos. Nuestra menesterosidad nos es consustancial. ¿A qué o quién remite todo esto? ¿Cuál es el fundamento de toda verdad conocida (a la postre, parcial)? ¡¿La nada?! No parece verosímil. ¿Entonces Dios es evidente? Tampoco. Dios no es cosa alguna, y estamos acostumbrados a tratar con cosas. No lo tengo ahí delante. Precisamos un "sentido íntimo" que nos permita contemplarlo; sin dicho sentido sólo cabe fiarnos de quienes afirman tenerlo. Hay un relato de H.G. Wells titulado "El país de los ciegos" en el que un joven llega a un poblado en el que todos son ciegos. Enseguida lo toman por loco e impostor, pues les habla de cosas (los colores, la perspectiva) que para ellos no significan nada. Al final le proponen curarlo sacándole los ojos. Es la propuesta que hacemos en nuestro tiempo a los creyentes.
ResponderEliminarPienso que es muy difícil encontrar la verdad.
ResponderEliminarQuizás esté en nosotros mismos.
Muy buena tu reflexión.
Un abrazo. Feliz semana
Por algún fallo de Google, no sale a veces mi foto de perfil. Pero soy yo....Amalia. Perdona.
ResponderEliminarAmalia, hasta Google te tiene celos.
Eliminar¡Gracias y un abrazo!