miércoles, 1 de agosto de 2012

Rasmia



Vestida de baturra, la peduga de tres años estaba plantada en mitad del escenario. Un veterano jotero la acompañaba porque la artista tenía vergüenza, y así, con el otro al lado, parecía más dispuesta a actuar. El teatro de Villarroya de la Sierra estaba lleno a rebosar pese al intenso calor propio de un 24 de julio por la tarde. Todos los ojos se dirigían al escenario cuando la guitarra y la bandurria comenzaron a lanzar sus acordes y aquella simpática criatura se vino arriba y comenzó a cantar a todo pulmón:

“Aunque me vean ustedes 
tan pequeñica y sincera, 
no crean que tengo miedo, 
que me atrevo con cualquiera”.

Mientras la veía, me venía a la cabeza una palabra típicamente aragonesa: “rasmia”. Tener rasmia equivale a poseer empuje, tesón, nervio, arranque, a no amilanarse ante la adversidad. La persona sin rasmia es apocada, falta de carácter, sin espíritu ni iniciativa. Aquel retaco desde luego tenía rasmia. Y yo pensaba que es precisamente lo que más precisamos en estos tiempos difíciles; arranque, garra, tirar para adelante aunque sea con el hígado entre las manos, apretar bien los dientes y decir: “de esta salimos aunque nos dejemos la vida en ello”.

Como se puede uno imaginar, la ovación fue cerrada. Yo, desde luego, me dejé las manos.

5 comentarios:

  1. Muy bien, Rafael, hasta los aplausos hay que dar con "rasmia"... te imagino con las palmas rojas de tanto aplaudir. Quitémonos de encima esta apatía que nos aplasta más que el calor y ¡a por todas!. Buenísima lección la de esta pequeña. Gracias por compartirla. Un abrazo y feliz día.

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  2. No conocía la palabra "rasmia", me la apunto.
    ¡Qué fantástica esta nueva generación que crece repleta de rasmia¡

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  3. "Rasmia" esa palabra es la que corrobora que nunca te acostarás sin aprender algo nuevo.

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  4. La palabra me gusta y creo que hace mucha falta para estos tiempos en los que las cosillas están complicadas. He aprendido algo bueno. Un beso, Rafael.

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  5. Teresa, feliz día para ti también.

    Miriam, si la hubieras visto más bien desearías que no creciera. Era majísima.

    Tracy, pues en verano apetece más la siesta, así que hay que ponerse a aprecer más cosas.

    Amalia, tú eres como la Midas de la bondad, todo lo que tocas lo haces bueno.

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