martes, 31 de julio de 2012

Criadores de infelicidad



Pinturas, 2 bolis, un cuaderno, un vaso, un rosario, el libro "Mi primera comunión", un cuaderno con un boli, un estuche. Esa es la lista de los regalos que recibí por mi primera comunión y que ahora he redescubierto al encontrar el diario de aquella jornada; un librito blanco con su tapa dura y sus oraciones e imágenes piadosas. Todos aquellos obsequios me parecieron magníficos.

Pienso en los regalos de la mayor parte de los cumpleaños a los que acuden mis hijas, o en los que les entregan a ellas mismas, y me da la impresión de estarme moviendo en otro orden de magnitud. ¿Quién regalaría hoy un vaso, o dos bolis, no ya en una comunión, sino en un sencillo cumpleaños infantil?

El banquete de la comunión lo celebramos en un restaurante chino. A él acudió, además de la familia, mi mejor amigo junto con sus dos hermanos, además de mi súper-vecina Cristina. Ella lo había celebrado el año anterior y el convite fue en su casa; de primer plato, una sopa que me supo como a Mafalda pero que me comí entera.

No soy un niño de la posguerra, ni he crecido en la marginalidad. Éramos una familia de lo más normal; con nuestro Seiscientos y las vacaciones en el pueblo de la familia paterna. He crecido en una época de relativa prosperidad, pero entonces la mayor parte de la gente tenía claro que los niños no tenían que tener colmados todos sus caprichos pues, de lo contrario, no sabría valorar las cosas. Creo que hace tiempo que hemos equivocado el camino. Estos ojitos que se tragará la tierra han contemplado a niños que no acaban de abrir todos los regalos pues antes de terminar de hacerlo ya están saturados; niños rodeados de regalos y aburridos; niños ingratos, impertinentes, indiferentes, carentes de estímulos por culpa de los excesos a los que los someten los adultos; niños en los que su primera comunión consiste única y exclusivamente en una recolección de regalos.

Señoras, señores, creo que va siendo hora de replantearse unas cuantas cosas si no queremos preparar un despotismo insatisfecho. Cualquier tiempo pasado no necesariamente fue mejor, pero el porvenir sí depende de nosotros.

11 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo contigo, Rafael. Recuerdo como si fuera ayer la felicidad que sentía al anticipar mi primera comunión...y los regalos ¡del estilo de los tuyos!...mi diario ¡eso sí! de tapas blancas, junto con el pequeño Evangelio que me regalaron, ...¡y esa caja de lápices de colores Alpino, que no era de cartón, sino de lata...qué lujazo!. A veces le cuento a mi hija estas "anécdotas" y se queda sorprendidísima. La verdad es que por nuestra blandura hemos convertido a los niños en pequeños tiranos, va a ser difícil dar marcha atrás -pero no imposible-. Un abrazo y feliz día.

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  2. Estoy contigo Polizón, estamos anegando a los niños de trastos, se nos olvida su alma... antes, la necesidad nos hacía austeros y era bueno.
    Me alegra verte por aquí aunque se haya terminado lo bueno.
    Un abrazo

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  3. Me encanta lo que dices porque me hace rememorar ese día tan entrañable. Yo aún conservo mi librito de comunión y los guantes blanquitos que llevé con mi traje. Todo estaba lleno de ilusión y, cada vez que vuelvo a contemplar mi foto para el recuerdo, siento una gran emoción. Tendría que venir un porvenir que ayudara a tener una escala de valores más bonita.
    Un beso, Rafael y me alegro mucho de tenerte con nosotros nuevamente.

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  4. Hola Rafael, cuánto tiempo. Creo que con la crisis no hace falta que nos replanteemos nada, porque ya nos viene todo replanteado. Un abrazo. Fernando.

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  5. Teresa, ¡esa caja la tengo, (con su montaña nevada al fondo)! Un abrazo.

    mjbo, lo más triste es que disfrutan menos. Un abrazo.

    Amalia, un bombón blanco. Yo también me alegro de tenerte por aquí. Un abrazo.

    Fernando, también es verdad, a la fuerza ahorcan. Un abrazo.

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  6. Al final, por muchos regalos y tecnología punta que tengan, se emocionan con un globo, o una pelota más que nada en el mundo. Ellos valoran las cosas de forma diferente a "los adultos", puede tener mucho más valor un trozo de lápiz o una comba, que una consola (ya suena anticuada) o un ipadloquesea.
    No dejan de ser niños, lo que esté en nuestras manos para motivar los valores y la imaginación.
    No dejes de navegar, Polizón.

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  7. Qué razón tienes, amigo.
    Con tanta contemplación a las pequeños de la casa estamos haciendo un caldo de cultivo que nos asfixiará el día de mañana.

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  8. Mi sono commossa: la lista dei tuoi regali, il ricordo di un giorno semplice ma importante e non ho parole.....
    Ti abbraccio forte

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  9. Denna, tú lo dices, en nuestras manos está. Por cierto, me encanta tu blog.

    Tracy, a veces confundimos querer con "comprar", y el amor es sustancialmente incomparable.

    Martina, habrás comprobado que ha sido mejor traducir la lista al lenguaje mecanografiado, no es que tuviera una letra particularmente quijotesca (me inspiraba más bien Miró).

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  10. Lo cuelgo en el Rick´s Café en Facebook. Un abrazo

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  11. Manuel, muchas gracias. Otro abrazo para ti.

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