jueves, 16 de agosto de 2012

Gozarse con la naturaleza



Si no se tiene la sensibilidad atrofiada, el contacto con los animales despierta en nosotros una íntima emoción. Poder relacionarse con un ser vivo, interactuar con él, establecer una cierta forma de comunicación, ¡qué delicia!
Creo que la razón es que nos reconcilia con nuestra pertenencia al orden natural. Antes que cualquier valoración de tipo utilitarista es una fuente de felicidad. Pero es que, además, nos proporciona todo tipo de beneficios físicos, anímicos y espirituales.


Hay una realidad que confirma eso que digo, me refiero a la proliferación de terapias con animales. Niños con deficiencias físicas o psíquicas, ancianos, enfermos, reclusos, encuentran en el trato con los animales un estímulo impresionante que los vivifica y potencia sus aptitudes.

En realidad todos los niños, al estar en cierto sentido más libres de adherencias, se sienten atraídos por los animales.
Este verano me hablaba un cazador de la plaga de conejos que se había producido en algunas partes de Castilla. Sin quitarle ni un ápice de razón, le recordé el acoso al que se habían visto sometidos sus predadores naturales, no sólo por la caza sino, en gran medida, por la reducción de sus espacios naturales y por el uso de ciertos pesticidas. No pretendo la ausencia del hombre en la naturaleza, sino, precisamente, su integración armónica en ella.


Un mundo sin naturaleza es un mundo inhumano. Por eso acabar con la naturaleza en nombre del progreso es lisa y llanamente una gran estafa y el camino más seguro hacia la aniquilación. Dixi.

9 comentarios:

  1. Nosotros formamos parte de la naturaleza y, por ello, deberíamos de cuidarla y mimarla y saber valorar las cosas tan maravillosas que nos ofrece. Sin ella, no podríamos vivir.
    Un beso, Rafael.

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  2. Este año he salido poco de la gran ciudad. Hace unos meses en una excursión con comida en la "masia" de los padres de una amiga, comentaban mis amigos la cara de alegría que se me había puesto.
    Echaba tanto de menos los árboles, y el viento y el paisaje... y no me había dado cuenta hasta que volví a ellos.
    La naturaleza me es básica, para seguir respirando con normalidad

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  3. Así es, no podemos permitirnos el lujo de perder a la naturaleza como maestra. Ya hace tiempo que la cosa nos está pasando factura. Saludos Rafael.

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  4. Amalia, así es. Yo creo que hay que celebrar la naturaleza porque, desde luego, es una maravilla. Un abrazo.

    Miriam, pues ya sabes, tienes que volver.

    Tracy, hay que echarse al monte, ¿verdad?

    Mora Fandos, madre y maestra, desde luego. Recientemente leía en algún sitio el incremento exponencial de enfermedades cutáneas producido por la degradación medioambiental. Ya no digo nada de los niveles de estrés que padecemos. Un abrazo.

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  5. La caza no deja de ser una manera -más bien retorcida, supongo- de relacionarse con los animales. Éste es un brevísimo apunte que trata de dar cuenta de mi experiencia al respecto:

    http://antoniolopezpelaez.com/relatos/en-convalecencia/

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  6. Antonio, acabo de leer tu entrada. Hay momentos de cambios profundos, como parece ser el tuyo. ¿Por qué no probar otras formas de relacionarse con la naturaleza? ¿Conoces a algún cetrero? Tener una rapaz viva sobre el brazo y echarla a volar es una experiencia única.

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  7. El caso de los niños autistas es un gran ejemplo. Por lo visto han descubierto que pueden establecer una relación (si puede llamarse así...) especial con los caballos. Les ayuda y son muy felices con ellos. La naturaleza no dejará de sorprendernos.

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    1. Denna, está claro que el ser humano es un misterio. Es asombroso.

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