martes, 28 de febrero de 2012
Julián Besteiro nos unió
¿Cuántas veces saqué aquel libro de la biblioteca? No sabría decirlo. Sólo recuerdo que lo tenía unos días en casa para sumergirme en sus páginas y conocer cómo fueron los últimos meses de la vida de Besteiro; luego, de vuelta a la biblioteca hasta la siguiente ocasión.
Años triunfales: Prisión y muerte de Julián Besteiro. No me atrevería a calificarlo de novela. Más bien una crónica, sujeta más al rigor histórico que a la inventiva narrativa. Historia dura, crepuscular, desasosegante a veces.
Confieso que su autor me era desconocido aunque, de tanto ir y venir con el libro, acabé por quedarme con su nombre: Javier Quiñones.
Julián Besteiro fue el sucesor de Pablo Iglesias al frente del PSOE y de la UGT. También presidió las Cortes Constituyentes de la II República. El radicalismo al que se lanzó su partido durante el periodo republicano acabaría por apartarlo de la dirección del mismo.
Besteiro había sido profesor de Julián Marías, cuyo pensamiento yo seguía con vivo interés. De modo que mi acercamiento al político socialista vino fundamentalmente de la mano de su antiguo alumno. Además, Marías colaboró con el catedrático en los últimos años de nuestra incivil contienda en lo que fue el intento último por reconciliar las dos Españas desde la integridad moral y la generosidad política.
Un día, como buen náufrago, andaba yo a deriva por Internet cuando di con el blog del autor de aquel libro. No cabía duda, era él: su atención se posaba sobre las cuestiones que le resultaban interesantes, fecundas, sin concesiones a la moda o al discurso manido. Nada de exhibicionismo ni fuegos de artificio. En el fondo era aquello que Ortega llamaba “salvaciones”. Salvar lo valioso de la realidad llevándolo a su plenitud. No dejar en la cuneta de la historia aquello que hace al hombre más hombre.
Esta mañana me he llevado una nueva sorpresa, al descubrir que la última entrada de Quiñones, en la que hace una valoración de las Memorias de Marías, ¡me la dirige a mí! Lo hace con una generosidad manifiesta, de hombre liberal, en el sentido que a esta expresión daban nuestros clásicos. Así que, como de bien nacido, me siento en la necesidad de responderle con un gracias. Gracias y, sobre todo, ¡adelante! Necesitamos salvaciones. Necesitamos un buen puñado de Javier Quiñones.
jueves, 23 de febrero de 2012
Sociedad ¿libre?
Desde antiguo, los hombres se han dado cuenta de que la sociedad tiene un problema: las personas obran mal, por eso las cosas no funcionan como es debido. ¿Y por qué actuamos incorrectamente? Porque empleamos mal nuestra libertad.
Una de las soluciones más socorridas ha sido (y será) la siguiente: privemos a la gente de su libertad. Sometamos a las personas a un régimen lo más rígido posible, de modo que en todo se atengan a unas normas que las obliguen a hacer lo correcto. Esto lo vio claro Platón en su República; luego han venido muchos otros: Maquiavelo, Hobbes, Marx, el capitán chungo que me tocó en la mili y un largo etcétera.
Hay otra vía para conseguirlo. Es más costosa, menos inmediata y más... ¡edificante! Consiste en educar; en tratar a las personas como tales y no como un rebaño. Para lograrlo hay que ayudarlas a madurar, a responsabilizarse. Sólo donde hay cultura existe verdadera libertad. De hecho, en un pueblo ignorante la democracia es una ficción. Es más cómodo halagar las pasiones para luego regularlo todo.
En fin, como decía Pitágoras: “educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.
martes, 21 de febrero de 2012
La sonrisa boba
«“Mira ese niño, qué sonrisa más boba”. La madre sintió el comentario como si dardos ardientes penetraran en sus entrañas. Pero se calló, por respeto al recinto religioso y por respeto a la solemne celebración de la Primera Comunión de los niños de la aldea. Pero jamás pudo recordar tan señalado día sin recordar, al mismo tiempo, el dolor que le causó aquel comentario.
Yo era el niño y mi madre me confesó el incidente muchos años más tarde. Decía que estaba orgullosa de su primogénito, de lo formal que estaba, y también de que fuera capaz de sonreír mirándola a ella a pesar de la formalidad y de la solemnidad del acto. Pero aquella frase la traspasó de dolor.
Me hubiera gustado decirle a mi madre que ninguna sonrisa es boba y que ningún niño es capaz de poner en su rostro una boba sonrisa. Pero nunca se lo dije».
Esta confidencia la hizo pública mi amigo José María Larrañaga hace pocos años, después de una larga vida cargando a solas con ella. Su madre ya había muerto. Me conmovió íntimamente pues, como padre, sé que nuestro flanco más vulnerable son nuestros hijos. En ellos duelen todos los golpes infinitamente más que en cualquier otra parte.
Y viceversa. ¡Cuánto dolor en un niño si siente que su padre o su madre son objeto de mofa o vilipendio!
También me hizo pensar en el enorme impacto que puede hacer una maledicencia aparentemente trivial; en cómo algo hermoso, como ver la primera comunión de un hijo, puede acabar empañado por una ligereza. Herir es muy fácil; demasiado.
lunes, 20 de febrero de 2012
Eufemismos mortaja
“Nunca se sabe adónde se irá por ese camino, primero uno cede en las palabras; después, poco a poco, en la cosa misma.”
Sigmund Freud
“...uno de los más rotundos éxitos del nazismo consistió en transformar el lenguaje de tal manera que quedase revestido de unas propiedades que se mostraron terriblemente efectivas a la hora de suscitar en la inmensa mayoría de sus usuarios un estado de ánimo (y de eso se trató: de un estado de ánimo que supliese la convicción racional) propicio para el cumplimiento de su programa político...”
Pedro Lomba
“... [los nazis] jamás emplearon expresiones directas como “matar”, “liquidar” y similares, sino que comenzaron a hablar de “solución final” y siguieron empleando circunloquios tales como “reacomodo”, “instalación”, “disposición” y otras no menos eufemísticas y neutras... Llegaron hasta la perfección semántica de prohibir usar el término “cadáver”; en su lugar, quienes operaban con los cuerpos deberían decir “figuras” o “andrajos”, pero nunca “muerto” ni similar, so pena de ser duramente castigados.”
Juan Nuño
Aborto:
- Interrupción voluntaria del embarazo (IVE)
- evitar embarazos no deseados
- maternidad sin riesgos
- salud reproductiva (anticoncepción y aborto)
- anticoncepción post-coital
- efecto antinidatorio
- tejido embrionario
- extracción de la menstruación (aborto provocado por succión hasta las once semanas)
Reflexión: quien consigue elevar su causa (por muy aberrante que sea) a la categoría de “derecho”, tiene ganada la partida. Así Hitler inicia su expansionismo en nombre del Derecho al Lebensraum (espacio vital), y Goebbels defiende las leyes antisemitas al amparo del “Derecho del pueblo alemán” a solucionar sus problemas con su “acostumbrada responsabilidad y seriedad”.
A propósito de la ley que ampara el aborto (al que denomina Interrupción Voluntaria del Embarazo), en su página Web el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad dice lo siguiente:
“Esta Norma garantiza la protección y eficacia de los derechos fundamentales de la mujer que solicita la intervención, en particular, su derecho al libre desarrollo de la personalidad, a la vida, a la integridad física y moral, a la intimidad, a la libertad ideológica y a la no discriminación”.
Conclusión: A niñas como la de la foto (Eva, Down, ¡mujer!) un señor con bata blanca y un título de Medicina colgado en la pared la puede trocear en el útero materno con todas las bendiciones legales en nombre de los “derechos fundamentales de la mujer”, para que gracias a su muerte su mamá desarrolle libremente su personalidad. Esto se hace ¡¡¡en nombre de la vida, la integridad física y moral, y la no discriminación!!!
Esto dice nuestro Ministerio de ¡¿Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad?!
No, no es Nüremberg 1936, ni la Orwelliana Inglaterra de 1984, es España en 2012. Aquí, hoy, real.
jueves, 16 de febrero de 2012
¿Qué puesto ocupamos las personas (tú y yo, por ejemplo)?
sábado, 11 de febrero de 2012
Odile Rodríguez de la Fuente, un feliz hallazgo
Telefoneó para avisar de que no iba a poder llegar puntual a nuestra cita. Motivos de fuerza mayor se lo impedían. Tras comunicármelo Lupe, la secretaria de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, me invitó a sentarme en un cómodo sofá. Lupe me obsequió con su simpatía haciéndome grata la espera.
Pasado un rato, llegó una nueva llamada con una propuesta: ¿qué tal si nos encontrábamos en un bar cercano? Accedí encantado y me dirigí al lugar, dispuesto a entrevistarme con la menor de las hijas de Félix Rodríguez de la Fuente que actualmente dirige la fundación que lleva el nombre de su padre.
A esas horas del mediodía la parroquia era muy reducida, de modo que no me costó distinguirla al fondo, junto a una mesa en forma de tonel. La melena rubia recogida en una coleta, el porte destilando feminidad y decisión, y su rostro sereno iluminado por una franca sonrisa. Me acerqué hasta ella, nos saludamos, y en unos segundos dejó de ser la genérica “hija de Félix” para convertirse en Odile, una mujer orgullosa de su padre de la que, no me cabe la menor duda, su progenitor sentiría un orgullo semejante o mayor.
Desde el primer momento charlamos como sólo se hace con los amigos, con confianza, con llaneza, con interés, espontáneamente. Es curioso, pero hay personas a las que tratas durante toda la vida y con las que apenas tienes puntos de conexión; los temas de conversación se agotan con premura, quizá, ni siquiera existen. Mientras, con otras basta un encuentro ocasional para descubrir que se produce una sintonía, una apertura; la conversación no sólo no decae, sino que se va desenvolviendo naturalmente, conduciendo unas cuestiones a otras igualmente sugestivas.
Le expuse el proyecto literario que tengo en marcha. Ella atendía con interés y contestaba a todo sin ambages, ofreciéndome su opinión y su disposición a facilitarme las cosas. También hablamos del documental que dirigió al cumplirse en veinticinco aniversario de la muerte de Félix. Personalmente me parece una película extraordinaria, y así se lo hice saber. Va abordando con un acierto asombroso cada una de las claves de la vida del naturalista. Ciertamente, el secreto de este trabajo está en el amor con que se ha realizado, como sucede con todas las cosas grandes. Me contó cómo daba un amplísimo tiempo a los entrevistados para expresarse, para que se sintieran cómodos, para que pudieran poner de manifiesto lo que llevaban dentro. Eso que toda la vida se ha llamado respeto. Luego, en el montaje, tomaba sólo aquel fragmento particularmente iluminador que hilaba a la trama del documental.
Por desgracia, el tiempo acabó por imponernos su fatal tiranía. Odile tenía más compromisos y no podíamos alargarnos indefinidamente. De vuelta a la Fundación nos despedimos, allí ya la aguardaba su siguiente cita. Todavía pudimos hacernos unas fotos como recuerdo.
Sólo espero que, a semejanza de lo que dice Rick al capitán Renoir en la última imagen de Casablanca, este encuentro haya sido “el comienzo de una hermosa amistad”.
martes, 7 de febrero de 2012
Una velada con Miguel Aranguren
Cada profesión tiene su sambenito. El de los escritores es que son unos vanidosos. Hay un chiste que cuenta cómo un escritor se encuentra con un conocido y después de hablar de su vida y milagros durante una hora, le dice a su amigo:
- Ya perdonarás. No he parado de hablar de mí desde que nos hemos encontrado y no te he dejado decir palabra. Anda, cuéntame tú algo. Por ejemplo, ¿qué te ha parecido mi última novela?
Pues bien, ayer tuve la oportunidad de conocer a un escritor que me sorprendió por todo lo contrario, por encajar las críticas con la misma deportividad que las alabanzas. Me refiero a Miguel Aranguren.
Pero comencemos por el principio. Se dice que los libros son como los hijos. Mientras se contemple esto como una analogía, la afirmación tiene su punto de realidad. Igual que en los hijos tratamos de volcar lo mejor que llevamos dentro, en los libros damos vida a personajes construyendo una historia que creemos valiosa. Por eso nos duele que ese “niño querido” sea cuestionado.
Con todo, el escritor se expone a la crítica del público, y ayer el público éramos los tertulianos de los Encuentros Miguel Delibes que nos juntamos periódicamente para hablar de un libro. En esta ocasión el elegido era el último de Aranguren: El arca de la isla. Y tuvimos como invitado de lujo al propio autor.
Hay que señalar que a la inmensa mayoría la obra le gustó, pero eso no quiere decir que no salieran a relucir opiniones que pusieron en cuestión algún aspecto de la novela. Miguel atendía, se interesaba, vamos, que hacía algo tan inusual en España (y más en un escritor) como es escuchar. En algunos momentos incluso ¡animaba a la crítica!
Aranguren, que desbordó cordialidad continuamente, nos expuso los motivos para escribir esta obra; a saber, el deseo de ofrecer al público historias de aventuras a la par de denunciar algunos abusos que se producen en el campo de la investigación biológica.
Fue una velada muy agradable y, desde luego, para mí ha sido un regalazo conocer personalmente a Miguel Aranguren. Ojalá tenga nuevas ocasiones de charlar con él.
viernes, 3 de febrero de 2012
El mejor videoclip de 2012
Mi ahijada se llama Inma y es la sexta de nueve hermanos.
No es porque sea mi sobrina, pero he de decir que está hecha un pedazo de artista. En clase de religión les han encargado un trabajo. Ella, junto con su amiga del alma Ana, ha hecho el video que se adjunta. Ambas son las autoras de la letra y de la música, son las actrices (ayudadas de algunos hermanos de Inma), las cantantes, han realizado la grabación con una cámara de fotos que permite rodar, y han hecho el montaje (siendo sinceros, en este último punto el mérito es de Ana). Vamos, como Michael Landon en La casa de la pradera, que lo hacía todo.
El estilo musical es una mezcla de rap y Camela con aires piadosos; eso es mestizaje y lo demás son cuentos. Se ha rodado en los Estudios Anarcocatólicos de España; o sea, en casa de mi hermana. Aunque también se realizó un fugaz asalto a la parroquia de San Miguel de Zaragoza que fue sofocado por un sacerdote de jersey azul que emerge en un plano para avisar del comienzo de la misa y de la necesidad de concluir la filmación. El genio artístico siempre tan incomprendido.
Espero que os guste y valoréis que las artistas tienen 13 años.
Para ver video, PINCHA AQUÍ.
jueves, 2 de febrero de 2012
Legañas en el alma
Decía Aristóteles que si el semblante de la virtud pudiera verse enamoraría a todos. La cuestión es, ¿por qué no se ve, porque es invisible a los sentidos o porque estamos incapacitados para contemplarla? Entonces reparo en que el problema no está en el ocultamiento de la virtud, sino en mi ceguera. Las legañas de la miseria nublan nuestra mirada.