Dicen que "los mercados nos piden", que "las empresas de calificación demandan", que "la política exige", que "la eficacia energética requiere"... Y yo me pregunto, ¿quién está al servicio de quién, la economía, los modelos productivos, la política... al servicio de las personas o viceversa?
Ah los neoliberales, si los padecimos los argentinos... y ¡como!
ResponderEliminarUn abrazo
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ResponderEliminarCuánto dicho y sugerido en tan pocas palabras. Me recuerda este tiempo, con la afortunada salvedad de las bombas, las masacres consentidas en campos de concentración y demás, a fotogramas de la película El pianista. Entonces cientos de millones de hombres y mujeres vieron interrumpidos sus proyectos de vida. Y lo curioso es que si aplicamos la teoría de las generaciones de la razón vital, haciendo su secuencia histórica, nos encontramos que la mayoría de los políticos, financieros, gerifaltes empresariales y sindicales hoy con status quo nacieron en aquellas calendas o cuando aquel tiempo de locura global comenzaba a sentir los incios de la paz. ¡Tan poca memoria de la infancia tienen!
ResponderEliminarOjalá acabe prevaleciendo el fotograma final en el que el personaje de Adrian Brody está tocando el piano con su grupo en aquel agradable restaurante, y lo vivamos más pronto que tarde. Ya hemos mostrado que somos descendientes de Job.
Buenas tardes Rafael. Está claro que es viceversa pero lo podemos cambiar con la fuerza de un cordero.Un abrazo.
ResponderEliminarTodo es un contubernio...
ResponderEliminarRezo por ellos...
Abrazos comerciales y ascéticos.
Hay que volver con bríos nuevos al tañir antiguo.
ResponderEliminarUn abrazo
LJB
Me temo que viceversa, si.
ResponderEliminarMuchas, muchas cosas han de cambiar si queremos que esto marche.
Dese luego la cultura empresarial, basada tan sólo en los objetivos y no en las personas que consiguen esos objetivos.
Padezco una cultura empresarial medieval, una estructura jerárquica del tiempo de los visigodos y unos directivos de aurora boreal. Cuando el viento inflaba las velas y el barco navegaba a sus buenos nudos, nada importaba. Ahora, cuando merman los ingresos y crecen los problemas, nadie aporta soluciones y todos se miran entre ellos como las vacas miran pasar al tren. Resultado, el trabajador paga todos los platos rotos; despidos, movilidad funcional o geográfica y unas condiciones laborales cada vez más pésimas.
Por fortuna nos quedan nuestros autores de referencia de siempre y los que ya lo están siendo: dejo el enlace de una reseña de su libro.
http://libros.libertaddigital.com/julian-marias-una-vida-en-plenitud-1276239870.html
Gracias, Enrique, por avisar de la referencia. Ha sido una sorpresa.
Eliminarenhorabuena, lo acabo de leer: http://libros.libertaddigital.com/julian-marias-una-vida-en-plenitud-1276239870.html
ResponderEliminarParece claro que estamos dominados por una dictadura económica, por unos pocos avariciosos que no se contentan con tener un mansión y un BMW, sino que desean un yate, caballos y el mundo entero. Mientras tanto, los demás nos conformamos con tener un sueldo digno que nos permita llegar a fin de mes, disfrutar de unas vacaciones de vez en cuando y tratar de ser felices con no demasiadas cosas. El problema es que, si ya de por sí pedimos poco, ellos nos dan menos.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Esta claro que en la mente de quienes nos dirigen...ocupamos el puesto nº...¿ah, pero ocupamos algún puesto?. Me temo que no, que nos utilizan a su antojo, que somos un número, una estadística y poco más. Hoy leo en el periódico que en el primer trimestre entraremos en recesión, que la gasolina marca su máximo histórico, etc. etc. etc.... observo a la gente y pienso cuántos familiares en paro tendrán, cuántas hipotecas sin pagar -quizás desahucio "a la vista"-... y me pregunto ¿cómo pueden nuestros políticos estar tan ciegos? ¿cómo pueden seguir así, en sus escaños, con sus mega-sueldos, sus pensiones vitalicias (mire, usted, un ex-presidente tiene que mantener su dignidad toda su vida....¿y la de 5 millones de parados donde está?). Se fueron unos, vienen otros, pero todo sigue más o menos igual... el pobre, más pobre...y el rico, más rico. Un abrazo y feliz fin de semana.
ResponderEliminarParece que hay bastante acuerdo en que el discurso oficinal (político, mediático, etc.) anda con la brújula un tanto trastornada. Habrá que ayudar a repararla gritando más fuerte: ¡¡¡al Norte!!!
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