miércoles, 7 de julio de 2010

Rebelión en la granja... toledana


Rebelión en la Granja fue publicada por vez primera en agosto de 1945, recién acabada la segunda guerra mundial. En dicha obra George Orwell (1903-1950) hacía una crítica al régimen de terror instaurado por Stalin, pero al presentarla en forma de fábula, la misma quedaba revestida un carácter universal que la hace válida para cualquier forma de totalitarismo.

El libro narra la insurrección de los animales de una granja, que consiguen expulsar a los granjeros e instaurar un sistema igualitario. Sin embargo los cerdos, con Napoleón a la cabeza, se van haciendo con el control de la situación, hasta instaurar una férrea tiranía.

Orwell tuvo serias dificultades para que su obra fuera publicada. La Unión Soviética estaba aliada con Gran Bretaña y gozaba de buena prensa entre la intelectualidad británica.

En 1971 fue hallado un prólogo que finalmente no había sido incorporado al libro y se daba por perdido. En el mismo, Orwell denuncia la complicidad de los intelectuales británicos con la dictadura estalinista, los acusa de hacerse eco de las mentiras que se propalaban desde el poder soviético y de silenciar aquellos hechos que no se adecuaban a la política de Stalin. Y pone un ejemplo:


La BBC celebró el XXV aniversario del Ejército Rojo sin citar para nada a Trotsky, lo cual fue algo así como conmemorar la batalla de Trafalgar sin hablar de Nelson. Y, sin embargo, el hecho no provocó la más mínima protesta por parte de nuestros intelectuales.


Traigo a colación este episodio porque el próximo 19 de julio el Príncipe Felipe va a inaugurar el nuevo Museo del Ejército en el Alcázar de Toledo, que incorpora las exposiciones que hasta ahora se ubicaban en el museo madrileño. Y viene a resultar que en la nueva muestra se ha eliminado escrupulosamente cualquier referencia al sitio que el propio Alcázar sufrió durante la guerra civil española. Episodio que, por encima de cualquier componente ideológico o político, es estudiado en diversas universidades del mundo y forma parte de nuestro patrimonio histórico.

También ha sido suprimida de la muestra la parte referida a la División Azul, que hasta la fecha contaba con una sección en el museo madrileño. Cinco mil divisionarios dejaron la vida en el frente Ruso, y casi 9000 resultaron heridos. A ello hay que añadir aquellos que acabaron en campos de concentración rusos durante más de una década.

En el fondo, son mecanismos totalitarios que pueden perfectamente incardinarse en una democracia adulterándola. Allá donde alguien quiere imponer su criterio sin tener en cuenta a los demás, manipula la realidad para obligar a sus víctimas a ver el mundo según su criterio y a obrar según sus propósitos.



Aquí se ve claro que el principio evangélico según el cual la verdad nos hace libres, tiene su reverso siniestro: la mentira nos somete.

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