viernes, 28 de mayo de 2021

Eppur si muove


 


Me he lanzado a un nuevo proyecto audiovisual en compañía de mi mujer con el que estoy disfrutando de lo lindo. Es completamente ajeno a la filosofía y a Polizón y Náufrago, de modo que no sé si será o no oportuno recogerlo en este blog cuando lo lancemos. Ya se verá.


Es modesto (en consonancia con nuestros recursos y con la paz del alma) y esperanzador, pues está dirigido a los más pequeños. Precisamente son ellos quienes tendrán que darnos su aprobación cuando llegue el momento.


Algo que agradezco es que a mí no se me ve. Nadie lo diría pero mostrarme es algo que nunca he apetecido. De hecho la primera vez que me decidí a aparecer en este blog (por aquel entonces no se me pasaba por la imaginación abrir un canal en Youtube) retoqué mi rostro con el programa paint para quedar irreconocible. Fue con ocasión de un cuento que narré en clase de la menor de mis hijas y que tiempo después acabó en formato de libro. ¡De eso hace más de diez años!





Me siento identificado con aquella frase de Cervantes que decía: "Con poco me contento, aunque deseo mucho". Ojalá vaya todo bien en esta nueva aventura. De momento haberla comenzado ya resulta estimulante.

lunes, 10 de mayo de 2021

El método morelliano



El detective Risco no es precisamente el tipo de persona a quien uno confiaría su gatito, sin embargo su tenacidad como sabueso raya en lo obsesivo, ahí reside su virtud. Este elemento que odia con igual virulencia las palabrotas y a sus semejantes es el protagonista de la última novela de Guillermo Sancho titulada El método morelliano.

 

No soy demasiado aficionado a la novela negra, sin embargo el inteligente uso de la prosa, la agilidad narrativa, el arte para crear personajes singulares, y ese plus que es la facilidad para extraer comicidad a las situaciones más comprometidas han hecho que la disfrute de principio a fin.

 

¿La recomendaría? Sin ninguna duda. Como recomendaría a su autor que siga escribiendo, novela negra o lo que le venga en gana, porque tiene don para las palabras y las situaciones, y los talentos, ya lo dice la parábola, se tonifican con su uso.





martes, 4 de mayo de 2021

La duda socrática, ¿enemiga de Atenas?




En uno de mis habituales despertares nocturnos me ha venido el siguiente pensamiento a la cabeza: ¿Sócrates supuso un beneficio o un perjuicio para Atenas? ¿Fortaleció o debilitó a su comunidad?

 

Me he dicho que esta pregunta se la tengo que formular a alguien que conoce a fondo al personaje, Gregorio Luri.

 

Expondré los términos de mi inquietud.

 

A la hora de actuar uno de nuestros mayores enemigos es la duda. Si uno va a salvar una sima, librar un combate o cortejar a una dama, dejarse invadir por la duda es sacar todos los boletos para fracasar. Quizá por eso los budistas dicen que la duda es el peor demonio.

 

Sócrates era el maestro de la duda. En los diálogos de Platón y Jenofonte lo encontramos preguntando a sus conciudadanos y sumiéndolos en la perplejidad. Bien es cierto que el fin no es dejarlos perdidos en la oscuridad, sino superar los prejuicios e iluminar la verdad. Pero no debemos olvidar que con su método los privaba de sus certezas sin asegurarles llegar a otras nuevas. Además, aquellas certezas a que se llega no acostumbran a tener la solidez de las anteriores. Ahí está la aguda distinción de Ortega entre creencias e ideas; en las primeras se está, mientras que las segundas las tenemos. Son, sin duda, las creencias, más firmes, pues nos son tan evidentes que no nos percatamos ni siquiera de su consistencia.

 

A Sócrates lo vemos protagonizando algunos momentos heroicos. Así cuando combate en Potidea, en Delio o en Anfípolis. O cuando se enfrenta a sus conciudadanos en el juicio a los estrategos de las Arginusas o en el que lo acaba condenando a muerte a él mismo. También muestra una admirable serenidad en el modo de encarar su propia muerte. Pero en todos esos sucesos se apoya en unas seguridades: la que le confiere pertenecer a su polis, o actuar en justicia, o poseer un alma perdurable. Ahí no hay cavilaciones en él.

 

Incluso cuando interroga a sus iguales lo hace en la confianza de que Apolo le ha encomendado esa misión. Sin embargo, al hacerlo, está moviendo la tierra bajo los pies de sus interlocutores. Les priva de la confianza que tenían en sus propias convicciones sin ofrecerles un credo nuevo (al menos en teoría), no les propone una receta distinta que les sirva de soporte, pues parte de reconocer que no la tiene, que su única habilidad es descubrir las contradicciones de los otros y ponerlas al descubierto. ¿Y qué no es contradictorio en esta vida? ¿Qué aguantará la prueba de lo indubitable?

 

Decía Julián Marías que la auténtica filosofía surge en situaciones de desorientación; cuando una persona o una sociedad necesitan saber a qué atenerse. Sin embargo, ¿hasta qué punto, en determinadas ocasiones, el propio filosofar no ahonda en esa desorientación?

 

Esas cosas me planteaba a eso de las tres de la madrugada. ¿Cómo va a descansar uno con estas ideas danzándole en la cabeza?

sábado, 1 de mayo de 2021

Asfixia



 

El presidente de la taifa de Aragón, de eso que se llama la DGA (Diputación General de Aragón), "llama a recuperar los derechos de los trabajadores perdidos durante la pandemia". Así reza un titular de Heraldo del 1 de mayo. En el artículo continúa desgranando los lamentos del susodicho a cuenta de los daños para la economía producidos por el coronavirus.


Emocionante. Como emocionante es leer otro titular del mismo medio: "La DGA recauda más de un millón de euros en un año con las sanciones por la covid-19". ¿Perdón? ¿La DGA? ¿El mismo organismo que preside quien llama a recuperar derechos perdidos por "los trabajadores"?


"La DGA ha recaudado ya más de un millón de euros por los incumplimientos de las restricciones impuestas para frenar la pandemia en Aragón".


Es ya un clásico, el mismo que causa un problema se ofrece para liderar su solución.


Y ahora gritad conmigo: ¡Vivan las cadenas!


Todos a dormir que hay toque de queda. Y en Galicia, si les dejan, a las seis de la tarde. Para la vocación de pastor no hay siglas que valgan.


Mi querida España... de tu santa siesta no te despiertan versos de poeta, que si no se acaban las subvenciones.


Por cierto, tras un estado de alarma de seis meses. ¡¡¡Seis meses!!! (según la Constitución serían de un máximo de 15 prorrogables parlamentariamente), ya hay comunidades dispuestas a legislar medidas soviéticas permanentes. Es decir, un estado de excepción sin caducidad. Y ahora, pssssss, guarden silencio obedientemente.