viernes, 8 de marzo de 2019
A distinguir me paro las voces de los ecos
"A distinguir me paro las voces de los ecos", estrofaba Antonio Machado.
Últimamente sólo me llegan coros, balidos que se repiten unos a otros, gregariamente, con ese entusiasmo de quien se muestra desdeñoso con la verdad porque paladea la impresión de poder que otorga sumergirse en el discurso dominante. Los lugares comunes invaden la prensa, la radio, las redes sociales, los eslóganes publicitarios. No hay ideas propias... ni se desean.
Día de esto, día de aquello, identidades que me ponen a salvo de la responsabilidad proclamando derechos sin contrapartidas, sin exigencia propia, sin respeto por la realidad que se presenta ante quien la quiera mirar con un mínimo interés.
¿Y nos sorprendemos del triunfo de los movimientos de masas, del nazismo, del comunismo, de los fanatismos islámicos, del doble rasero que por un mismo acto convierte en héroe o villano a alguien según sea o no de los míos? ¡Pero si vivimos en un continuo estado de masas, de poder disfrazado de rebeldía!
"¡Qué solos se quedan los muertos!", cantaba Bécquer. Y Ortega le respondía: "¡Como si fuera el muerto quien se queda solo de los vivientes, cuando el que se queda solo del muerto es precisamente el que se queda, el que sigue viviendo".
A veces me siento solo, rodeado de muertos, de oquedades que se limitan a reverberar los sonidos que reciben, actores que se aferran a un papel porque aborrecen la vaciedad de sus auténtica vidas.
"A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una..."
Estoy de acuerdo, Rafael.
ResponderEliminarEsto es "el gran teatro del mundo"...
Un abrazo grande.
Feliz fin de semana.
El gran teatro del mundo, ni más ni menos.
EliminarUn abrazo para ti, amiga Amalia.
Estamos instalado en el "Imperio de la Mentira"
ResponderEliminarUn saludo
Al menos los altavoces a eso se dedican.
EliminarUn saludo para ti, Capuchino
Esos vientos, esos ecos, llegan a Ámerica.
ResponderEliminarCada vez más algo en la humanidad se está pudriendo más y más.
Cuando exhalan ese ruah desde sus entrañas sale ese aire fétido, incapaz de armonizar, dar vida, dar sonido irrespirable.
Nos consuela saber que otros antes de nosotros ya lo han vivido, y por su inquebrantable pistis el mundo siguió en pie.
Los que puedan por medio de la palabra iluminar, tiene una gran empresa por hacer.
Vergonzantemente buena parte de los vientos que se lanzan de esta parte del mundo hacia América son tóxicos. (No todos, por supuesto).
EliminarEn todo caso el espíritu es que el apuntas, espíritu de empresa, de quehacer, no desalentar.
Un saludo, Tomy
Esa es nuestra vocación, querido Rafa: La de despertar del profundo letargo a quienes duermen, la de mostrar la luz del sol a quienes viven en las cavernas, en definitiva, la de provocar el espíritu crítico (que no criticista) en quienes aún no piensan. Unos, impartiendo clase a las nuevas generaciones, otros, publicando libros, escribiendo artículos e incluso haciendo vídeos...
ResponderEliminar¡Un abrazo muy fuerte!
A ver cuándo nos vemos...
Javi
Un abrazo enorme para ti, Javier.
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