Mi padre me repetía a menudo una consigna a modo de lema o guía
de vida: «Método, método; sin
método no se puede hacer nada verdaderamente valioso». Método, método, volvía a
insistir. Y yo lo oía, pero no lo escuchaba. Para mí era como los mantras que
pronuncian los tibetanos mientras dan vueltas a unas ruecas, un sonido
monocorde y previsible que como un ruido de fondo acaba por pasar inadvertido.
Ahora que él ya no está sus palabras cobran una densidad
inusitada: método, método, y tras ellas escucho otras cosas
que él no pronunciaba pero que adivino implícitas: hijo mío, porque me importas te repito esto a pesar de tu indolencia,
de tu sonrisa desdeñosa, de la sucesión de síes que pronuncias buscando sólo que te deje en paz. Si no eres disciplinado, sistemático,
metódico, no harás nada que merezca la pena. ¡Aprovecha tu vida!
Jesús dijo a los suyos: “Os conviene que yo me vaya; porque
si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo
enviaré”. Por lo visto el precio que hay que pagar para aprender algunas
lecciones es la ausencia. Sólo cuando el sello no está aparece la huella.
Papá, lamentablemente no he sabido ser mejor de lo que era antes, pero
al menos ahora soy consciente de que tenías razón. Sin método no hay fecundidad.
Quizá aún no es tarde para empezar a aprender.
Precioso y cierto! Q pena q nos demos cuenta tan tarde de los sabios consejos de nuestros padres, pero afortunadamente nunca es tarde..... Hay gente q ni siquiera han sido capaces de valorarlo. Su mente se quedó en la època de los sonidos "mantras".
ResponderEliminarA veces no se descubre el valor de las enseñanzas de los padres hasta que se tienen hijos. A coscorrones aprendemos.
EliminarNunca es tarde...
ResponderEliminarTampoco olvido los buenos consejos de mi padre . Tristemente,se fue hace años pero sus palabras me ayudan a seguir aprendiendo.
Un abrazo, Rafael.
Nunca es tarde...
ResponderEliminarTampoco olvido los buenos consejos de mi padre . Tristemente,se fue hace años pero sus palabras me ayudan a seguir aprendiendo.
Un abrazo, Rafael.
Amalia, consejos más desinteresados que los de unos buenos padres ninguno, ¿verdad?
EliminarUn abrazo para ti.
"lamentablemente no he sabido ser mejor de lo que era antes", perdona Rafael, pero no me lo creo. Con estas palabras que dices entiendo que estás pasando un mal momento (ojo, que no soy psicólogo) que dura ya demasiado tiempo porque a veces te tratas a tí mismo de una manera muy dura. De lo que cuentas en tu blog, y de cómo lo cuentas, se deduce una gran inteligencia, ganas por hacer bien las cosas, por enseñar (el que no sabe no puede enseñar), por dar criterios sanos, etc. Ya ves, te mando estas flores por si no tienes abuela y para que te animes.
ResponderEliminarPP REINA, me hace gracia lo de la gran inteligencia, pero muchas gracias por los piropos.
EliminarEstoy de acuerdo con lo que comenta PP REINA, aunque creo que el estar insatisfecho con uno mismo no tiene por qué ser un momento bajo, es más, lo necesitamos para seguir mejorando y así ayudar a los demás a mejorar...que es lo más hermoso y lo que tanto se agradece!
ResponderEliminarMuchas gracias, Rafa, por querer ser mejor. ¡Que nos lo sigas enseñando!
MCarmen Iniesta
MCarmen, muchas veces pienso que si de verdad supiera hablaría bastante menos, pero muchas gracias.
EliminarY sobre lo de "el precio que hay que pagar para aprender algunas lecciones es la ausencia. Sólo cuando el sello no está aparece la huella"... ¡cierto! ¡Y de qué manera!
ResponderEliminarA veces el hueco es más visible.
EliminarHola. Desde luego que nunca es tarde para ser mejor. Y eso es lo que hacemos las personas normales. Es normal ir descubriendo el valor de muchas cosas conforme avanzamos en nuestro camino: experiencia.
ResponderEliminarRespecto de los hijos, estos nos enseñan muchas cosas y también a desdramatizar pues terminamos experimentando en nosotros mismos la sensación de "padre al que no se le hace ningún caso", pero no es así, como tú compruebas en ti mismo cuando llega el momento: es cuestión de tiempo, no de atención, que está ahí; siempre hemos prestado atención a nuestros padres y ellos han sabido siempre que en algún lugar estábamos depositando su sabiduría y que la sacaríamos cuando la necesitáramos.
Un abrazo y gracias por tu visita y tus palabras de afecto.
Gracias a ti, Índigo, y de nuevo enhorabuena por ese blog tan longevo y dinámico.
EliminarAsí somos los hombres: el joven desaprovecha lo que el maduro puede brindarle a éste gracias a un mayor recorrido vital.
ResponderEliminarSaludos!
Un saludo para ti, La voz.
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