El libro engancha rápidamente porque es ágil, porque su autor se sincera con el lector desde el primer momento y explica sin alardes ni pretensiones su vida, una vida que buscando la autenticidad acabará por llevarlo al encuentro definitivo con Cristo y con su Iglesia.
Desde luego el camino no es fácil, para recorrerlo Jean-Marie, rabino ortodoxo, casado con una buena mujer tan rigorista o más que él, padre de una numerosa prole, se tiene que enfrentar a sus propios miedos, a las convicciones heredades y al riesgo de estigma en su comunidad, una comunidad poco abierta, entregada y legalista. Pero no sólo, también se topará con la falta de fe, de comprensión y con la torpeza de algunos cristianos.
Me parece un libro excelente, que se lee en un periquete (160 páginas con buena letra), que ayuda a entender lo que nos acerca y nos distancia del judaísmo y que hace bien al lector. Qué más se puede pedir. Yo, por mi parte, ya he quedado con una persona para dejárselo.
Gracias por la recomendación. Lo apunto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amalia, además se lee en un suspiro.
EliminarUn abrazo para ti.
Un placer tus sugerencias,gracias. :)
ResponderEliminarUn cariñoso saludo :)
Belén, el placer es mío por tenerte aquí.
EliminarUn abrazoak para ti.
Ya lo leí. Recomiendo especialmente el último capítulo que trata de las diferencias más notables entre judaísmo y cristianismo. Es muy claro. ¿Qué tal el verano?
ResponderEliminarPP REINA, cuando leí el capítulo al que aludes pensé que se complementaba muy bien con el libro de Benedicto XVI en el que habla de Jesús de Nazaret y expone los planteamientos de un rabino que argumenta cómo Jesús se presenta como Dios y no como un simple profeta.
EliminarEl verano bien, gracias a Dios, espero que el tuyo también.
Un cordial saludo.