sábado, 28 de junio de 2014

Gregorio Luri me ha liado




Gregorio Luri me ha liado, así como suena. Trataré de explicarme. Yo me estaba leyendo dos libros a la vez (bueno, a ratos un ensayo y a ratos una novela de intriga, no los dos simultáneamente); esto a todas luces es un exceso para mis capacidades mentales. El caso es que acudí a una librería para comprar un libro para regalar a una de mis hijas y “me dejé caer” por la sección de pedagogía para ojear algunos libros del filósofo y pedagogo Luri que había visto en otras ocasiones. Y allí estaba el volumen Mejor educados llamándome seductor: “¡léeme, léeme!”. Yo me negaba, todavía no era el momento, tengo un buen atasco de libros y en breve me voy de vacaciones con mis gorriones, lo que implica cambio absoluto de prioridades, pero aquellos cantos de sirena continuaban seductores. Y sucumbí, ¡y tanto que sucumbí! Lo he devorado en dos largas tardes aparcando todo lo demás. ¿Por qué? Trataré de explicarlo.

Para empezar he de aclarar que cuando leo ensayos acostumbro a subrayar. Sólo hay dos excepciones en que no lo hago, que no haya nada de interés que resaltar o que todo el escrito sea sustancioso. Esta última alternativa es altamente improbable ya que poquísimas personas pueden contar en cada párrafo algo particularmente relevante; pues bien, el libro de Luri pertenece a este exclusivo grupo. Es un puro concentrado vitamínico. Cada párrafo aporta algo de valor y lo hace con intensidad, sin un ápice de desperdicio ni concesión retórica alguna. ¿Cómo aparcar algo así?

Segundo punto: la temática. Básicamente gira en torno a la educación de los hijos, y lo hace con una lucidez y sentido práctico excepcionales. En ocasiones la lectura puede llegar a resultar incluso dolorosa, pues ciertas “taras” de nuestra época me afectan a mí mismo, natural de los siglos XX-XXI, y precisamente por haber padecido sus malas consecuencias puedo dar fe de lo certero de su diagnóstico. Hay un salmo que dice: “Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda, pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza…”, y así me siento en esas ocasiones, golpeado por un justo (justo en sus apreciaciones). Aquí no hay concesiones a lo políticamente correcto ni afán de ir contracorriente, sino lisa y llanamente deseo de mejorar, exposición de motivos, por eso le obliga a uno a claudicar ante la evidencia de los hechos.

No sólo me parece una lectura altamente recomendable para profesores y, sobre todo, para padres, sino además muy grata.


El problema viene ahora; leído un libro de estas características cómo no enganchar con otros del mismo autor. Dios mío, ¡estoy perdido! La pila de libros pendientes va a seguir elevándose.


8 comentarios:

  1. Lo siento, amigo.
    La cena pendiente deberá ir acompañada, para compensarlo, con un vino excelente.
    Un abrazo
    (y gracias, claro)

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    1. Gracias a ti por el libro. Te puedo asegurar que para que no pareciera un artículo laudatorio he estado buscándole algún pero, lo que fuera, y no he encontrado nada. Es una joya y un puñetazo a la conciencia muy benefactor.

      Por cierto, si hay vino sólo te pido que no me eches la bronca como acostumbran mis amigos cuando me eche gaseosa. ¡Me cae cada chorreo...!

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  2. Confiando en tu sentido critico,otro que me apunto seguro. :)

    Me encanta lo de los "gorriones" yo me marcho ya con mis "tragachuletones" una temporadita,a otras tierras :)

    Un cariñoso saludo y hasta la vuelta si Dios quiere. :)

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    1. A ver esa "embajadora" adónde va a parar...
      ¡Que lo paséis estupendamente!

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  3. Mil gracias por tu
    recomendación, Rafael. La educación es un tema sumamente complejo. En su libro "La educación sentimental" Julián Marías nos habla de deformaciones actuales en la educación de los niños que se engloban en la noción de beatería. Se trata de doctrinas que llevan a tolerar todo capricho de los niños y a no imponer ninguna disciplina. Esta "docilidad" de padres y educadores da como resultado el retroceso del niño al primitivismo. ¡Felices vacaciones!

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    1. Maite, en el fondo es una renuncia a la autoridad que a la larga va en perjuicio de los niños. El Emilio no era tan buen chaval... ;)

      Un abrazo y felices vacaciones para ti también.

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  4. El tema es bien interesante.

    Además, me parece estupendo para regalar.

    Un fuerte abrazo. Feliz verano. El mío sera complicado pues tengo malita a mi madre.

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