Su memoria ha ido desvaneciéndose. Ahora ya no reconoce ni
tan siquiera a sus hijos. Puede sentir la ternura y el afecto, pero es
incapaz de identificar a la persona que se lo prodiga.
Ese mal que devora el pasado desdibujando la personalidad
es designado en los manuales médicos con el nombre de alzheimer. El enfermo va perdiendo progresivamente todo residuo de su pasado hasta hacerle incapaz de proyectar, de ir más allá, de soñar un mañana.
Sin recuerdos no es posible mirar hacia el futuro.
España está aquejada de este mal. Hemos ido arrancando a nuestro pueblo su memoria y tradición y ahora vagamos inseguros y asustados. Desterramos las Humanidades, arrinconamos la historia y la literatura, expulsamos la Cruz de aulas, cuarteles e instituciones, y ya no sabemos quiénes somos. Hemos borrado nuestro pasado y ahora descubrimos que no tenemos futuro.
Privados de proyecto histórico, suena la hora del sálvese quien pueda. Los nacionalismos han encontrado su propia
fórmula de supervivencia: transformarse en replicantes. Enterrados los vínculos que nos configuraban, inventan su propia
historia a base de retazos, de imágenes aisladas interpretadas a
conveniencia, como sucedía a los personajes de la película de Ridley Scott.
Pero los replicantes tienen una deficiencia en su personalidad que los delata,
carecen de empatía. Son incapaces de salir de sí, de implicarse en los anhelos
de los demás. Su hipertrofiada sensibilidad para consigo mismos los lleva a una
susceptibilidad extrema y egoísta. En el fondo se saben sucedáneos, copia programada de otra realidad. Por eso hacen aspavientos y exageran el gesto, como el adolescente que pretende afirmarse frente al adulto que todavía no es.
Si queremos vivir con autenticidad necesitamos recordar, recuperar la cordura; volver a pasar por el corazón ese quién que somos como sociedad y que alberga en su seno la promesa de un mañana prometedor.
Si queremos vivir con autenticidad necesitamos recordar, recuperar la cordura; volver a pasar por el corazón ese quién que somos como sociedad y que alberga en su seno la promesa de un mañana prometedor.
Muy bueno, Polizón, y muy buena la comparación. Dios quiera que España despierte de este largo letargo y se encuentre consigo misma y con quien ha sido desde hace más de 2000 años...
ResponderEliminarDe esta película lo único que no me gustó fue el final...
Un abrazo
mj bo, al final ¡Harrison Ford se va con la chica!
EliminarUn abrazo para ti.
Muchos piensan, que borrando lo que pasó ya no pasó, y lo que estamos consiguiendo, es que cada generación que pasa, es más pobre y en algún momento no sabrán de dónde vienen y eso será la destrucción de un país. Un abrazo
ResponderEliminarelsillóndepapá, así es.
EliminarOtro abrazo.
Sería precioso pensar en positivo y que el futuro fuera prometedor.
ResponderEliminarNos rodea incertidumbre, desilusión y pocas esperanzas.
Lo siento de verdad, sobre todo por la juventud porque lo tiene difícil.
¡¡Una gran pena!!. Esperemos que vuelva algún día la cordura.
Un beso, Rafael.
Ilusión y esperanza, no sería un mal comienzo.
EliminarUn abrazo, Amalia.
Por fortuna aún contamos con que Dios sigue teniendo paciencia con nosotros.
ResponderEliminarFeliz domingo de la Divina Misericordia.
Un abrazo.
Mento, menos mal que Dios no tiene límites, porque agotamos la paciencia al más "pintao".
EliminarUn abrazo.
Buenos días Rafael. Magnífica entrada con principios. ¿Cómo recordar y recuperar la cordura del ser en verdad? Un abrazo.
ResponderEliminarXtobefree, ¿buscando la verdad?
EliminarUn abrazo para ti.